-Buenos días, Graham.- Dijo Regina entrando en la caravana.
-Hola.- Contestó él que estaba apurado con los papeles.
-¿Cómo va todo?-Preguntó la morena.
-Un poco lento, habernos quedado sin una empleada y sin el jefe de obras hace que tenga que buscar sustitutos.- Soltó Graham que seguía mirando los documentos.
-¿La señorita Swan no ha venido?- Preguntó Regina.
-Ha llamado hace un rato diciendo que había encontrado otro trabajo.- Soltó él molesto por la situación.
-Vale.- Contestó Regina que intentaba no mostrar su enfado por la situación.
Regina salió y dio un paseo por su gran propiedad antes de volver para hablar con Graham y poder poner en común algunas ideas y planteamientos que tenía para la construcción. Antes de lo pensado la morena había terminado y se había marchado hacia la casa de su amiga. Anna y ella se habían convertido en mucho más que amigas con el tiempo y aunque en el pasado tuvieron una relación ahora habían conseguido superar todo eso.
-Regina...- Dijo Anna con una sonrisa invitándola a entrar.
-Anna...- Contestó ella en el mismo tono.
Anna había intentado hablar con Regina durante todo el día anterior pero la morena no se había dignado ni siquiera a contestarle un mensaje lo que hizo que no solo se molestase sino que se preocupase por ella.
-¿Qué deseas?- Preguntó en tono de reproche.
-No te enfades, ayer tenía un mal día.- Dijo sabiendo lo que le pasaba a su amiga.
-Me da igual si tienes un mal día, cuanto te llamo es para que me contestes.- Espetó la mujer bastante molesta.
-Lo sé, lo siento.- Dijo Regina sentándose en el sillón.
-Sabes que no soporto que me das la razón como a los tontos.- Soltó Anna sentándose en el sillón que quedaba en frente.- ¿Qué te pasaba ayer?- Preguntó con el mismo tono enfadado.
-El sábado, en la gala, estaba Swan.- Comenzó a contarle, al fin y al cabo era ese el motivo principal de su visita.- Pasamos toda la noche en mi habitación del hotel y por la mañana, bueno... ella quería que desayunásemos y yo le he puesto una excusa. Así que se enfadó.- Contó a grandes rasgos la morena.
-¡Normal!- Gritó su amiga.- La trataste como una pros...- Antes de terminar Regina la corto.
-Ahora resulta que piensas como ella.- Espetó Regina bastante molesta.
-Pienso como es lógico y normal. Pasáis toda la noche juntas, en tu cama, cosa que no es normal ya que no sueles darle tu ubicación a nadie y mucho menos las dejas dormir a tu lado. Y cuando se levanta la echas como si no hubiese pasado nada. Regina es normal que esa mujer se sintiese ofendida.- Aseguró Anna sentándose al lado de la morena.
-¡Joder!- Espetó Regina.
-¿Qué pasa? Sabes que a mí me puedes contar cualquier cosa.- Dijo Anna que sabía que había mucho más de lo que le contaba.
-Me gusto, ¿Vale?- Soltó la morena levantándose para poder caminar nerviosa por todo el salón.
-¿Qué fue lo que te gustó exactamente?- Preguntó entonces Anna.
-Es obvio que acostarme con ella, pero además me gustó la compañía, tenerla al lado.- Dijo la morena que no sabía cómo explicarse.-¡No nos conocemos!- Espetó molesta.
-Regina, siéntate.- Pidió Anna.
Regina la miró y tras unos segundos se pasó su mano por el pelo nerviosa para después ir a sentarse al lado de su amiga que la miraba con ternura. Hacía mucho tiempo que no veía a esa Regina.
-Mira, cariño, tú problema es que te da miedo lo que estas sintiendo por ella pero creo que si no descubres a donde puede llegar la relación te vas a arrepentir durante mucho tiempo.- Aseguró Anna cogiendo las manos de su amiga.
-Me dijo que no volvería al trabajo.- Soltó Regina.
-Bueno... Regina Mills nunca ha tenido problema para conseguir lo que quiere.- Le dijo en tono más bajo.
Regina se quedó en silencio para después sacar su móvil y llamar a Graham. Sabía que en su expediente debería de constar la dirección de su casa aunque no sabía que iba a decirle cuando la encontrase.
Graham no quiso preguntar porque la morena quería esa información pero le resulto de lo más extraño, pues no sólo le extraño que se lo pidiese sino el tono y la impaciencia que demostraba en su voz.
-Regina, ten paciencia.- Le dijo Anna antes de verla salir.
La morena se dirigía a la dirección que Graham le había dado unos minutos antes. No tenía ni idea de lo que iba a decir o a hacer pero necesitaba solucionar la situación. Arreglar todos los malentendidos, su amiga tenía razón, no podía seguir con ese miedo a sentir.
No conocía a Emma, no sabía nada de su pasado, de su presente ni de sus previsiones de futuro pero quería hacerlo, quería conocerla más, ver a donde podía llegar con esa relación y esos sentimientos.
Al llegar a los apartamentos subió hacía la planta indicada y tras varios minutos se animó a tocar pero una mujer de cabello corto y morena salió del apartamento precipitadamente chocando con Regina.
-Lo siento mucho.- Espetó Mary Margaret cogiendo su bolso que se había caído.
-La culpa es mía.- Dijo Regina.
-¿Busca a alguien?- Preguntó tomando una bocanada de aire.
-Sí, buscaba a la Señorita Swan.- Dijo ella mirando el papel y el número de la puerta por si se había equivocado.
Al decir esas palabras la mujer que había delante comenzó a llorar desconsoladamente haciendo que Regina mirase hacía todos lados sin saber muy bien que hacer o decir.
-¿Ha sucedido algo?- Preguntó ahora nerviosa.
-Es... era mi compañera de piso.- Soltó Mary que había llamado ya al ascensor.
-¿Le ha pasado algo?- Preguntó al oírla hablar en pasado.
-Se ha ido de viaje.- Espetó y aunque el corazón de Regina se estrechó esas palabras eran mucho más tranquilizadoras de lo que ella había imaginado en su cabeza.
-¿Por mucho tiempo?- Preguntó la morena.
-¿Quién es usted?- Preguntó Mary Margaret dándose cuenta de que le estaba dando demasiada información.
-Regina Mills, era su jefa.- Soltó muy segura de sus palabras.
-¿Embajadora?- Preguntó la morena secándose las lagrimas
-Sí, venía para convencerla de volver a su trabajo.- Soltó para intentar justificarse.
Mary Margaret alzó una de sus cejas de manera suspicaz, tenía la sensación que había mucho más detrás de las palabras de la embajadora aunque no quiso entrar en eso pues no le correspondía hacerlo.
-Se ha ido de gira con Mérida, una de las poetas que había en la gala.- Dijo entonces la morena más pequeña.
-Vaya...- Contestó Regina que no pudo evitar sentirse molesta por esas palabras.
-Lo siento, si quiere le aviso que ha venido.- Dijo ella.
-No gracias, no importa.- Aseguró la morena marchándose precipitadamente de allí.
Regina vagó durante varias horas por toda la ciudad, parecía que todo se volvía en su contra. Justo cuando había decidido dar un paso hacia delante con esa mujer se encontraba con otro muro más.
Después de la muerte de su madre todo parecía ir cuesta abajo y ella no veía la manera de frenarlo.
¿Os ha gustado? Espero vuestros comentarios. He decidido darle un giro a la historia, espero que quede bien y que os guste el resultado.
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Juego de Seducción
FanficEmma Swan y Regina Mills son dos mujeres con una vida completamente diferente que comenzarán un juego de seducción donde no habrá una ganadora. A veces jugar con fuego es inevitable.