Capítulo 35

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-Buenos días.- Dijo Regina entrando directamente hacía su despacho.

-Buenos días.- Contestó la secretaria siguiéndola por los pasillos.- Tiene la reunión dentro de media hora, además de la junta con el señor Graham esta tarde.- Le recordó la mujer.

-Gracias, no te preocupes.- Contestó.

Regina se metió en su despacho y comenzó a preparar todos los papeles que necesitaba para la reunión que tenía esa mañana. Antes de poder terminar escuchó como la puerta de su despacho se abría, la única persona que entraba sin tocar era Anna por lo que simplemente no tuvo ni que levantar la cabeza para saber que era ella.

-Hola.- Dijo Anna sentándose en uno de los sillones.- ¿Cómo te ha ido la cita?- Preguntó antes de que Regina pudiese siquiera saludarla.

-Directa al grano.- Soltó Regina mirando a su amiga.

-No me gusta andarme con rodeos.- Aseguró ella con una sonrisa pícara.

-Ya, claro.- Dijo la morena buscando unos documentos.- Tenemos una reunión en unos minutos.

-No te preocupes, da tiempo a que me lo cuentes.- Concluyó Anna.

-Fue muy bien.- Aseguró la morena con una sonrisa tonta en su cara.

-Supongo que esta vez sí desayunasteis.- Espetó pícaramente.

-Así es.- Dijo Regina que dejó sorprendía a Anna que esperaba una negativa o que no le contestase.

-¿Qué? ¿En serio?- Preguntó Anna levantándose para acercarse a su amiga.- ¿Sigue siendo tan buena como antes?

-Es mejor.- Aseguró la morena recordando la magnífica noche que había pasado junto a la rubia.

-Vaya... me alegra oír eso...- Aseguró entonces Anna.- Quiero todos los detalles.- Soltó para después mirar su reloj.- Después de la reunión.- Añadió guiñándole un ojo.

-Ni lo sueñes, ya te he contado todo lo que tenías que saber.- Aseguró despidiéndola con la mirada.

-Luego vendrás buscando mi consejo y no te ayudaré.- Soltó entonces Anna fingiendo estar ofendida.

Regina sonrió y vio salir a su amiga que también sonreía. Sabía que al final acabaría contándoselo todo pero sabía que no era ni el momento ni el lugar para hacerlo. La morena preparó todo y se dirigió a la sala de conferencia donde tendría lugar la reunión.

El día se hizo muy largo para la morena que no se había encontrado muy bien. A pesar de que su ginecóloga la había dicho que las náuseas solían desaparecer a partir de los tres meses ella deseaba que eso sucediese antes. No soportaba los olores fuertes y tampoco podía comer demasiado porque acababa vomitándolo todo.

-¿Estas mejor?- Preguntó Anna que sabía que su amiga no estaba bien desde que habían almorzado juntas.

-No demasiado.- Contestó Regina reclinada en su silla con la mano en la frente.

-Vete a casa, aquí está todo solucionado.- Soló ella segura.- Déjame los papeles de la construcción de los Ford y yo habló con ellos.

-Tú tienes tu trabajo, además ya me encuentro mejor.- Dijo Regina al recordar esa reunión.

-No estás bien, estás pálida y mareada. Te conozco bien.- Sentención su amiga.- Dame esos documentos, yo me haré cargo.

-No te vas a quedar hasta tarde por mi culpa, Sophia te está esperando. De verdad me encuentro mejor.- Insistió Regina.

-Sophia se ha ido a ver un partido de béisbol con Graham así que no me espera en casa. No seas cabezota, dame esos documentos y vete a descansar.- Soltó ahora algo molesta.

-Está bien. Gracias.- Dijo La morena tendiéndole una carpeta para después coger su bolso y su móvil para marcharse a casa.

Estaba a punto de subir a su coche cuando un mareo hizo que tuviese que agarrarse fuertemente a la puerta del vehículo. Asustada ante la idea de caerse se metió en el coche intentado recuperarse. Antes de conseguir aliviar ese malestar completamente escuchó su móvil sonar.

Regina lo cogió y se dio cuenta de que era un mensaje de la rubia, una sonrisa nació en su cara aunque no se encontrase demasiado bien.

-Paso a recogerte en un rato, ya no aguanto más sin verte. Ese corto mensaje hizo que su corazón se acelerase, no había pensado en la cita con Emma pero no se encontraba bien para asistir aunque deseaba verla más que a nada en el mundo.

-Yo tampoco aguanto sin verte pero no me encuentro demasiado bien. Voy a coger un taxi e irme a la mansión, lo siento. Contestó Regina buscando en su móvil el número para pedir el taxi. Antes de poder marcar otro mensaje le llegó.

-No vas a coger ningún taxi, espérame ahí. Voy a buscarte. La morena sonrió ante el mensaje que demostraba lo entregada que estaba Emma para con su relación.

-No es necesario. Podemos salir mañana. Contestó Regina aunque esperaba que Emma se negase y quisiese ir a buscarla, ella también la estaba echando de menos.

-No es negociable. Regina leyó el mensaje y decidió no contestar, esperaría a que Emma fuese a buscarla.

Media hora después la rubia hacía su aparición en el aparcamiento donde vio el mercedes de la morena. Emma se bajó rápidamente del coche de Mary Margaret y se dirigió hacia el de Regina. Al llegar allí se encontró con la morena sentada en el asiento del copiloto totalmente reclinado, por un momento se asustó pero vio que Regina se movía para quitarse un mecho de pelo de la cara.

-¿Necesitas compañía?- Preguntó Emma asomándose por la ventana que estaba bajada.

-Supongo que nunca viene mal.- Contestó lanzándole una mirada lasciva a Emma que se tuvo que controlar para no saltarle encima.

-¿Cómo te encuentras?- Preguntó ahora en serio abriendo la puerta para quedar más cerca de la morena.

-Las náuseas y los mareos son una constante desde que quede embarazada, así que me estoy acostumbrando aunque son una faena.- Aseguró Regina acariciando dulcemente su barriga.- Siento tener que cancelar la cita.- Añadió saliendo del coche lentamente.

-¿Quién ha dicho que se haya cancelado?- Preguntó Emma ayudándola a salir con cuidado.

-No estoy con ánimos, ni con fuerzas para ir a ningún lado.- Contestó Regina que no entendía nada.

-No iremos a ningún lado, la segunda cita será en tu casa.- Aseguró Emma cerrando el coche de la morena.

-¿Hablas en serio? –Preguntó Regina sonriendo.

-Totalmente en serio.- Soltó la rubia acompañando a la morena hacía su coche.- Por cierto, hola.- Dijo cogiendo las mejillas de la morena con sus manos para unir sus labios en un casto beso.

Regina ante la iniciativa de Emma no se movió, pero una vez que los dulces labios de Emma habían tocado los suyos no pudo evitar deslizar sus manos por las caderas de la rubia y acercarla a ella para profundizar el beso.

-Hola.- Contesto Regina con la respiración acelerada.

-Venga, sube. Que llegamos tarde.- Dijo Emma guiñándole un ojo.

-Espero que me lleves a un buen lugar, la primera cita dejó el listón bastante alto.- Bromeó Regina siguiéndole el juego a la rubia.

-Te puedo asegurar que sí.- Contestó Emma subiendo al asiento del conductor para salir de los aparcamientos con Regina mirándola fijamente.- Te aseguró que no te decepcionara.- Dijo sabiendo que esa promesa iba mucho más allá de esa cena. 

Juego de SeducciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora