Regina entró a la caravana furiosa, no solo por la actitud de la rubia sino también por lo que era capaz de provocar en ella. Estaba excitada y eso era algo que no todo el mundo conseguía provocar en ella.
-¿Qué tienes?- Preguntó Graham que estaba sentado detrás de la mesa.
-¡Que susto!- Espeto Regina que no se había dado cuenta de la presencia del hombre allí.- No es nada, vengo distraída.- Contestó intentando mostrarse lo más relajada posible.
-¿Has revisado los documentos?- Preguntó ignorando la actitud de la morena.
-Claro que sí... me parece bien todo lo que tienes en mente pero me gustaría añadir una terraza que de hacía los jardines.- Explicó abriendo el plano inicial.
-Está bien, creo que sería viable.- Dijo él apuntándolo sobre el papel. -¿Algo más?- Preguntó él.
-Una vez terminada la fachada miraremos la división interior.- Contestó Regina.- Aunque mi padre tiene poco que opinar hablaré con él por si acaso tiene algo que decir.- Explicó Regina.
-Regina, tú y yo sabemos que Henry no tiene mucho que decir.- Dijo Graham acercándose a la morena.- Sabes que nunca me he metido en esto pero...- El hombre se cortó de seguir hablando.
-Continúa...- Pidió Regina que le interesaba lo que tenía que opinar.
-Tu madre quería que esta casa fuese tuya y que le dieses un buen uso.- Aseguró entonces él.- Yo pensaba consultar a tu padre porque no pensé que tú vinieses expresamente pero ya que estas aquí eres tú la que tiene que decidir.- Soltó sin pensarlo y sin respirar.
-Tienes toda la razón... es demasiado doloroso pensar en mi madre, nuestra relación era más de amistad que de madre a hija.- Contestó Regina.- Es por eso que quiero reconstruir esta casa, por ella. Para que pueda sentirse orgullosa de quién soy. Y sé que mi padre no tiene nada que decir pero aun así le comentaré las cosas.
-Ella está orgullosa, Regina.- Afirmó el hombre abrazándola con cariño aunque Regina era mucho más fuerte de lo que nadie podría imaginar.- Pero deberías de pensar en ti, hacer lo que te haga feliz.
-Estoy haciéndolo, creo que voy a dejar mi puesto en la embajada.- Le contó.- No se lo puedes decir a nadie, Graham, aún no lo tengo decidido.
-No se lo diré a nadie, pero sabes que yo me alegro de que seas feliz. Igual que sé que ese no era el trabajo que tú deseabas.- Dijo el hombre.- Sé que la arquitectura es tu verdadera vocación.
-Así es, me gustaría montar mi propio estudio.- Explicó Regina.- Y me gustaría hacerlo contigo.- Añadió ella.
-¿Estás hablando en serio?- Preguntó él contento por la idea.
-Sé que no estás muy contento con tu jefe actual...- Bromeó Regina.
-Cuenta conmigo, pero a partes iguales.- Advirtió él.
-Creó que seremos tres, tenía pensado proponérselo a Anna también. Ya la conocerás, es una buena amiga y aunque tiene el título de arquitectura creó que le interesaría más encargarse de los aspectos financieros.- Explicó la morena.
-Me parece bien, deberíamos quedar para conocernos.- Dijo él que se había emocionado con la idea.
Regina iba a contestar pero escuchó los golpes en la puerta interrumpiendo su conversación. Graham se giró y abrió para dejar entrar a Emma que venía bastante agitada y nerviosa.
-¿Qué pasa?- Preguntó él.
-La viga...- Decía intentando recuperar el aliento.- La viga se ha vencido.- Soltó una vez que había cogido un poco de aire.
-¿Qué?- Gritó él bastante nervioso.
-Se lo dije, les dije que no era la manera.- Gritaba Emma alterada.- Gus estaba dentro.
Regina no entendía nada pero se estaba contagiando del nerviosismo que trasmitían los dos. Graham salió corriendo sin previo aviso y Emma se quedó completamente bloqueada al igual que Regina.
-¿Qué ha sucedido?- Preguntó Regina que quería saber.
-Una de las vigas de apoyo de la segunda planta se ha vencido y ha dejado caer el techo.- Explicó Emma para después girarse y salir también corriendo.
Regina se quedó quieta unos segundos y al volver en sí se dirigió hacia donde la rubia corría, se quejaba por volver a usar sus altos tacones.
Al llegar al lugar todo estaba derruido y lleno de escombros. Los obreros se habían agolpado haciendo un semicírculo alrededor del lugar. Graham junto a otros hombres estaban intentando levantar una viga que les permitiría entrar para intentar sacar a las personas que había atrapado.
-¿Habéis llamado a los bomberos?- Preguntó Regina siendo la voz de la cordura.
-Claro que sí, están en camino.- Contestó Graham que estaba haciendo un esfuerzo sobre humano.
Emma aprovechó que habían conseguido levantar un poco y se coló por debajo sin que nadie pudiese detenerla. La rubia no se caracterizaba por su razonamiento sino más bien por su impulsividad.
-¡Swan!- Gritó Graham al verla pasar.- Te juro que acabaré por despedirte.- Dijo más para sí mismo que para el resto.
-Los tengo, están aquí.- Gritó Emma al otro lado.- Gus tiene un fuerte golpe en la cabeza pero está consciente, hay dos hombres más, uno de ellos sin conocimiento.- Explicó Emma.
-Vale, ve a ver al que está sin conocimiento.- Soltó entonces Graham.
Emma obedeció y al llegar a él se dio cuenta de que también tenía un fuerte golpe pero que aún respiraba y parecía estar vivo aunque muy débil. La rubia dio una ojeada rápida y se dio cuenta de que había un pequeño hueco por el que tal vez podrían salir con ayuda.
-Graham, he encontrado un hueco...- Gritó.
Graham se colocó donde la rubia le había dicho y quitaron los escombros que habían tapado el hueco. Gus fue el primero en salir, a pesar de estar dolorido y con un fuerte dolor en la cabeza consiguió moverse. Emma tuvo que ayudar al otro hombre, que no conocía y también salió sólo con un brazo roto. En cuanto al hombre inconsciente le estaba resultando mucho más difícil.
Un fuerte golpe seguido de un desprendimiento del techo hizo que todos los presentes aguantasen la respiración.
-¿Está bien, Swan?- Gritó Regina dejando ver su preocupación por el estado de la rubia.
-Muy bien, sólo algunos rasguños.- Contestó Emma instintivamente pero sonriendo después al darse cuenta de quién había preguntado.
Al final Emma consiguió arrastrar al hombre a la salida y con ayuda de Leroy y Graham lo sacaron de allí. Emma fue la siguiente en salir, nada más estar todos fuera aparecieron los bomberos y las ambulancias.
-Creo que vuestro sueldo me corresponde a mi.- Dijo Emma en tono de broma para después escuchar otro fuerte golpe y ver cómo salía más polvo de la zona.- Por los pelos...- Bromeó de nuevo.
-Eres una temeraria, Swan.- Soltó Graham que nunca se había alegrado tanto de verla.
-Siempre, jefe.- Aseguró Emma que ahora miraba a la morena que se encontraba de píe mirándola fijamente.- ¿Preocupada?- Preguntó cuando pasó por su lado en dirección a la ambulancia para que le curasen las heridas.
Regina soltó un bufido de frustración y se dirigió hacia donde estaba Graham muy furiosa por lo sucedido.
-Quiero al responsable de esto en la calle.- Gritó Regina para después caminar hacía su coche.
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Juego de Seducción
FanfictionEmma Swan y Regina Mills son dos mujeres con una vida completamente diferente que comenzarán un juego de seducción donde no habrá una ganadora. A veces jugar con fuego es inevitable.