cuatro

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Acostada en las piernas de su amigo, Samui pensaba en palabras que podía decirle a su hermano el día que lo encuentre, aunque, claro está, primeramente intentaría disimular los nervios que se traía ¿qué se supone que hace una persona cuando conoce por primera vez a su hermano?

La chica sabía que lo más probable, es que el menor la deteste, y no lo culparia.

Koto le había advertido sobre la Tokio Manji, pero, vamos, un grupo de adolescentes no era nada para ella.

ㅡKori ㅡmusitó cerrando sus ojos a causa de las caricias que el chico daba en su oscura cabellera ㅡ, estuve pensando...

ㅡ¿Lo haces?ㅡ pellizcó su pierna.

ㅡComo decía, estuve pensando en que, si yo muero, el Inagawa no tendría un Jefe digno...ㅡse sentó tomando las manos de su amigoㅡ. Si eso llegara a pasar, quiero que seas tu quien se encargue.

Kori beso dulcemente su frente acurrucandola en sus brazos, de tan solo pensar en la muerte de ella, sentía su corazón doler, el amor y cariño que él sentía hacia ella era enorme.

ㅡSe hace tarde, volvamos a casa ㅡ tomó sus manos ayudándola a levantarse.

ㅡNo quiero ir todavía...ㅡ murmuró desviando su vista, Kori tomo sus mejillas obligandola a verlo.

ㅡNo comiste en todo el día...

Samui se alejó de él sentándose nuevamente en el césped observando como el sol se ocultaba, el chico metió sus manos en los bolsillos de su pantalón negando a la vez que dejaba salir un suspiro de su boca. Sin embargo, él no se retiró; se mantuvo de pie tras ella mirandola, apreciando como su oscura cabellera se movía a causa del viento.

No la dejaría sola, Samui era su prioridad.

ㅡ¿Crees que mi madre esta orgullosa de mi?ㅡ le cuestionó con la voz quebrada ㅡ. Me siento mal por mi hermano ㅡ pauso abrazando sus piernas ㅡ... pero, al menos, quiero imaginar, que mamá lo dejó con una familia buena.

ㅡYo estoy orgulloso de ti ㅡ habló Kori sonriendo de lado.

ㅡLo sé...

La velocidad en la que Kori iba en aquella moto hacia que el corazón de Samui quisiera salir de su pecho. Pero aun así, la adrenalina que corría por ambos era una de las mejores sensaciones del mundo.

ㅡConduces muy rápido como para ser de día ㅡdijo Samui cerca del oído de su amigo, causándole una gruesa risa.

ㅡLlegamosㅡ dijo minutos después de detenerse delante de la entrada de un viejo depósito de autos ㅡ. Si necesitas ayuda llámame, ire a ver como esta Koto.

Samui solo asintió dándole el casco luego de besar calidamente su mejilla.

Se paró tras el muro asomando la cabeza observando como una gran pelea se desataba adentro del lugar, mientras que en su cabeza batallaba por si entrar ahora, o esperar un poco más y entrar de forma dramática.

Por supuesto que eligió la segunda opción, por lo que optó por acomodar su falda y sentarse en el suelo recogiendo su cabello en una coleta dejando caer mechones por su frente.

Sabia que después de esto su amiga la regañaria diciendo cosas como "caer de las escaleras afecto las pocas neuronas que te quedaron" o "te tomaste muy en serio el, quien tenga miedo a morir que no nazca".

Conocía a Koto como la palma de su mano.

Luego de un rato de esperar decidió entrar acomodándose la chaqueta que traía. Caminó por el lugar a paso firme ganándose la mirada de cada uno de los chicos en ese lugar.

Algunos la miraban con confusión otros de forma asquerosa, pero aun así, la sonrisa no se borró de su rostro y su cabeza se mantuvo en alto.

ㅡ¡Las mujeres no pueden estar aquí!ㅡ gritó un muchacho con chaqueta blanca.

ㅡ¿Qué? Lo siento, no te escuché. ¿Podrías acercarte y decírmelo de vuelta?ㅡ el chico se acercó a ella apretando los puños con intención de golpearla.

Pero, antes de intentar su cometido, la pelinegra pateó su pierna causando que el chico caiga al suelo soltando un grito de dolor. Aún con su inocente sonrisa, Samui se sentó sobre él para comenzar a repartir incontables puñetazos en el rostro del chico, dejándolo casi muerto en el suelo.

Con la sangre del varón escurriendo por su puño, la pelinegra se levantó, parándose sobre él para luego sacar el sobre que Koto le había dado.

Aclaró su garganta y tomó la foto en su mano limpia leyendo el nombre que estaba abajo de este.

ㅡ¡Estoy buscando a Kazutora! ¡¿Quien mierda es Kazutora?!ㅡsu inocente mirada cambió completamente causando que algunos retrocedanㅡ. ¡Volveré a preguntar! ¡¿Quien?! ¡carajo! ¡¿es Kazutora?!.ㅡUn chico con el cabello medio recogido señaló al, que se suponía, era Kazutora ㅡ ¡¿Ya lo mataron?! ¡Mierda llegué tarde!

ㅡ¿Por qué lo buscas?ㅡcuestionó una de las personas que se encontraban sentadas sobre los autos.

ㅡ¿Qué te importa? ㅡ dejó de pisar al chico para dirigirse donde Kazutoraㅡ. ¿Me ayudas?ㅡle tendió su mano al chico rubio que había perdido la parte superior de su vestimenta.

ㅡ¿Quién eres?ㅡcuestionó secamente.

ㅡNo importa quién sea yo, lo que importa es que... vine a buscar a mi hermanito... ¡Esperaba un bonito encuentro familiar! ¡No esto!

El lugar se mantuvo en completo silencio, más de uno estaba sorprendido por aquella noticia, pero, cierto rubiecito no lo estaba. Hanagaki pestañeó un par de veces dandose cuenta de que, la chica que estaba a un lado de su Comandante, era nada más y nada menos que Fuyumi, pero, ¿donde estaba la misteriosa Koto?

ㅡEs ellaㅡ susurro Hanagaki en dirección del chico a su lado, quien se mantuvo en silencio con las cejas arrugadas para luego poner su cara de sorpresa.

ㅡEs ella, es ellla, es ella.ㅡ comenzaron a decir ambos en voz baja.

Sin embargo, el rubio delante de Fuyumi la examinaba detalladamente, buscando algún parecido con el chico que asesinó a su hermano.

ㅡSe parece a tiㅡ dijo con simpleza pasando su brazo por su frente quitando la sangre que descendía por este.

Fuyumi se arrodillo al lado de Kazutora levantando la cabeza de éste para proceder a sacar su celular marcando el número de su amigo.

¿Lo encontraste? ㅡ dijeron dos voces.

ㅡSí, pero le dieron un buen golpe... Oigan, ya me quedé sin hermano, a parte, creo que interrumpi una pelea ㅡSamui contó hasta tres antes de oír los gritos de su amiga, los cuales después fueron directo a Kori, quien solo se reía. ㅡ. Este... los llamo luego ㅡmiró nuevamente al rubio dándole una ligera sonrisa cerrando los ojosㅡ. ¿Saben? Pueden seguir golpeándose como animales, chica. Yo no juzgo.

ㅡEs peligroso que estés aquí ㅡdijo metiendo sus manos en sus bolsillos.

ㅡ¡Oh, vamos! Literalmente acabo de casi asesinar a un chico ahí abajo, ¿qué tan débil crees que soy? ㅡ se quejóㅡ. No vine a buscar problemas, solo quiero llevarme a mi polluelo.

ㅡ Está bien, te llevaras a tu hermano ㅡFuyumi comenzó a festejar, hasta que el contrario volvió a hablarㅡ. Solo si peleas conmigo.

ㅡ¡¿Qué parte de que no vine a buscar problemas no te queda claro?! ㅡel rubio la sujeto de las mejillas viéndola con suma seriedad.

¿Y la confianza desde cuando?

ㅡYo no golpeo a las mujeres... pero tu serás la excepción.

ㅡEn ese caso acepto, ricitos de oro.

Mientras tanto, Hanagaki Takemichi sentía que en cualquier momento colapsaría.

Angel | Nahoya Kawata |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora