seis

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Kazutora observó con detenimiento a la pelinegra frente a él. Era cierto que no recordaba tener una hermana, pero a medida que los segundos pasaban, encontraba cada vez más parecidos entre los dos. Si fuera otra persona, incluso pensaría que eran gemelos; y es que hasta compartían el mismo lunar bajo el ojo, solo que, mientras él lo tenía bajo el derecho, su supuesta hermana lo tenía bajo el izquierdo.

Aún así, no cedió ante la mirada de la muchacha y, con sus cejas arrugadas, se levantó del suelo, alejándose de ella.

ㅡKazut... ㅡel chico se giró, mirandola con un deje de algo que no logró reconocer pero que la hizo callarse, sintiendo su pecho apretarse.

Conocía esa mirada, porque era la misma que le dio a su padre la última vez que lo vio con vida; completo rechazo y asco.

ㅡSi somos hermanos ㅡcomenzó, sin importarle que todos en el lugar lo escucharanㅡ... si eres mi hermana mayor, ¿dónde estabas cuando te necesité?

Fuyumi no supo si solo era su imaginación o si de verdad todo había quedado en un silencio sepulcral luego de las palabras del bicolor. No fue consciente de cuánto tiempo estuvo sin decir nada, sino hasta que escuchó las sirenas de los policías a la distancia, cuando los representantes de las pandillas anunciaron la retirada.

Quería decirle, contarle todo lo que ocurrió, explicarle el por qué tardó en buscarlo, pero nada salía. Todo lo que podía hacer era observarlo siendo arrastrado por el pelinegro de larga cabellera, alejándose de ella y haciendo que el dolor en el pecho aumentara; la sensación de estar perdiendolo para siempre sin siquiera haber podido entrar a su mundo.

No, no lo permitiría; no cuando hizo tantas cosas solo por volverlo a ver.

Y entonces, decidió correr tras de él, pero antes de poder alcanzarlo, sintió cómo era levantada del suelo a una velocidad abismal, haciéndola soltar un grito por el susto.

ㅡ¿Qué mier...?

ㅡNosotros dos vamos a hablar, tienes muchas cosas que explicar.

Y Fuyumi solo pudo soltar un grito de frustración mientras sentía la mirada de advertencia que el chico tras ella le estaba dando.

Por supuesto, como si no hubiera sido suficiente humillación el ser rechazada por su hermano, ahora debería lidiar con lo más cercano que tenía a una figura paterna.

La vida era una perrita cruel.

Cuando estuvieron alejados del peligro Fuyumi se permitió suspirar, acomodando sus manos en medio del manubrio de la motocicleta para evitar morir en un accidente. El viento en su cara no evitaba que se sintiera incómoda, y es que incluso viendo al frente podía notar, por los espejos, al chico observándola con tal seriedad que llegó a sentirse pequeña.

¡Fuyumi, eres jefa del tercer clan de la yakuza! se regañaba.

Una vez estacionaron, se giró en su lugar, aún sin bajar de la motocicleta, posando sus ojos en su mayor -por meses-, quien se encontraba parado a un lado del vehículo, con sus brazos cruzados, esperando que hablara.

ㅡTanto tiem... ㅡcomenzó, mas el de la ceja cortada la interrumpió.

ㅡ¡¿Qué mierdas, Samui Inagawa?!

Joder, dijo su apellido. Estaba muerta.

ㅡ¡No lo digas tan fuerte! ㅡsusurróㅡ. Escucha, sé que tienes muchas preguntas, pero...

En ese momento lo recordó, y abrió los ojos en grande alarmando a su acompañante.

ㅡ¿Qué sucede?

ㅡ¡Mi teléfono! ㅡgritó, toqueteandose con desespero todo el cuerpo en busca del móvilㅡ. ¡Mis novios van a matarme! ¡Mitsuya!

El mencionado rodó los ojos ante el pánico de su menor, dándole un suave golpecito en la frente que la hizo calmarse, recuperando su atención.

ㅡTakemichi y Smiley lo tenían, luego les hablo para que me lo entreguen ㅡhabló, y la chica solo suspiróㅡ. Pero ahora, respondeme. ¿Qué sucedió allá y por qué tú y Kazutora se montaron una telenovela?

ㅡEs una larga historia...

ㅡTengo tiempo, ponme al día ㅡse recargó en la moto, junto a ellaㅡ. Pueden suceder muchas cosas en cuatro meses, ¿no es así?

Y Fuyumi solo suspiró, sabiendo que no se podría escapar de aquel interrogatorio.

Luego de la larga charla, la seriedad acompañado por asombro que acompañaba el rostro de Mitsuya, intimidaba un poco a Fuyumi.

ㅡ ¿Estuviste buscándolo por meses? ㅡ asintió mordiendo su pulgar ㅡ¿por eso montaste ese showcito allá?

ㅡMira, no es mi culpa que ustedes sean unos infantiles que quieran arreglar las cosas con violencia ㅡ Mitsuya la miro con incredulidad a lo que ella solo pudo reir con nerviosㅡ claro que yo también arreglo las cosas con violencia.

ㅡ¿te recuerdo lo que hiciste para tomar el mando en el Inagawa?

ㅡNo debí contártelo ㅡ chasqueó la lengua cruzándose de brazos ㅡ de todas formas, esos once sujetos jamás podrían haber sido buenos jefes, ni siquiera portan el apellido Inagawa.

Mitsuya solo se limitó a suspirar. Sin borrar la mueca de su cara, dio un pequeño golpecito en la cabeza de la menor.

ㅡ¿Qué haré contigo?ㅡSamui sonrió con inocencia, rodeándolo con sus brazos apoyando su mejilla en el hombro de élㅡ Me preocupa esto... conozco a Kazutora, se que podría llegar a hacerte daño. No me perdonaría nunca si te pasa algo.

ㅡMorir es parte del ciclo de la vida Mitsu... ㅡ Aún con sus brazos rodeando la cintura del mayor, cerro los ojos con una sonrisa levantando la cabeza.ㅡÉl creció solo, yo debí estar ahí, debí cuidarlo. Él es mi hermanito, ¿por qué lo tuvieron que alejar de mi?, tú lo oíste, ¡No estuve cuando me necesitaba! yo debí salvarlo...ㅡ sin borrar la sonrisa de su cara limpio las lágrimas que se deslizaban por sus mejillasㅡsigue siendo un niño... dime... ¿Tengo tiempo para salvarlo?

Mitsuya beso su frente tratando tranquilizarla, pero fue en vano.

Samui quería salvar a su hermano, quería tenerlo con ella. Pero él la odiaba, y eso le dolía demasiado.

Recargo su cabeza en el hombro de Mitsuya, sintiendo como, pequeñas lagrimas se acumulaban en sus ojos. Aunque no quisiera llorar, aún así lo hizo.

El chico la abrazo con fuerza cerrando los ojos ㅡDetesto verte así Samui...

ㅡLo sé.

Angel | Nahoya Kawata |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora