veinte

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El parpadeo de la luz en aquel lugar molestaba a Hajime, pero no era el momento para sacarle en cara ese problema a la persona que tenia delante de él.

ㅡ¿Para qué querías verme?ㅡ cuestionó el pelinegro hamacandose en la silla a la vez que miraba con fastidio a la menor de los Haitani.

ㅡ¿Yuzuha ya salio del hospital?ㅡ Kokonoi soltó una risa burlon.

ㅡSi, ya le dieron el alta ¿Por qué?ㅡno obtuvo respuestas, cosa que logró causarle otra sonora carcajada ㅡ¿Y yo preguntó el "Por qué"? ㅡ Se levantó de la silla dirigiéndose hasta la salidaㅡ ¿Crees que no se que te gusta la hermana de Taiju? como sea, se que quieres vengarte de Fuyumi por lo que le hizo a tu mellizo, gemelo o lo que sea, obviamente no vas a lastimar a tu amada, así que, lo único que te diré es esㅡvolteó viéndola con suma seriedadㅡLe tocas un solo mechón a Inupi y juro que te asesino.

ㅡNo lo haré...

ㅡOtra cosa, no la matesㅡMisaki arrugó las cejas desentendida ㅡ Inupi la aprecia y apenas logró arreglar las cosas con su hermano menor. Mándala al hospital si quieres, pero que siga vivaㅡSe retiro del lugar con su característica expresión

Verdaderamente, Koko si le había tomado cariño a la pelinegra, odiaba admitirlo, pero es así. Esa estúpida niña logró tener un lugar en el corazón de aquel chico.

Después de todo, Fuyumi y Seishu eran la única familia que él tenía, tal vez Yuzuha también.

Un suspiro escapo de su boca, siempre supo que Rindou iba a ser un problema para Fuyumi, pero decidió no decir nada, después de todo, tenía que fingir que la odiaba.

ㅡTe dije que sin morder, Kawata ㅡsoltó en un gruñido cuando se separaron. El mencionado sólo rio bajito, atrayéndola hacia él, haciendo que terminara sentada sobre su regazo.

Fuyumi suspiró, desde ese lugar podía apreciar las rosadas mejillas del mayor, junto a sus brillosos, tersos e hinchados labios que mantenían una linda sonrisa.

Era encantador. Tenerlo junto a ella, abrazándola y diciéndole cosas dignas de una pésima comedia romántica, recordándole que aún eran jóvenes y que tenían derecho a vivir su adolescencia como se espera. Escaparse para salir de fiesta, emborracharse hasta olvidar sus nombres, tontear con sus amigos y enamorarse.

Nahoya le hacía sentir como algo que hace mucho había dejado de ser y que añoraba.

ㅡSale humo de tu cabeza, ¿qué tanto piensas, niña? ㅡla voz del chico la devolvió de su mar de pensamientos, propininándole pequeños golpecitos en la frente para que lo viera ㅡ. ¿Todo bien?

ㅡ¿Eh? ¡Oh! Sí, no te preocupes. Solo pensaba en que tengo que hacer las compras del mes ㅡmintió, levantándose de su lugar ㅡ. Llamaré a Kazutora, ¿quieres ir?

A decir verdad, ella ni siquiera era la que iba a comprar, pero supuso que no estaría mal colaborar en algo. De esa manera Seishu no se quejaría tanto de ella por ser tan vaga y, de paso, pasaría más tiempo con su hermano y novio.

Novio. Sonaba tan extraño y al mismo tiempo tan bonito.

ㅡ¿Una cita con la reencarnación de Lilith y su hermano? ¡Estoy dentro!

Su emoción fue contagiosa y no pudo evitar soltar una carcajada mientras se dirigía a la habitación de su hermano.

¿Podría acostumbrarse a esto?

Leyó la lista nuevamente con su frente arrugada intentando descifrar la palabra que estaba escrita en el papel. Vaya, que él no se consideraba específicamente la persona con la mejor caligrafía del mundo, pero al menos sabía que otros entendían lo que escribía -tenía a Keisuke para confirmarlo- sin ningún aparente problema.

Chasqueó su lengua al no lograr su cometido y se dispuso a quejarse con la pelinegra, sin embargo cualquier acción quedó suspendida al levantar su mirada y encontrar a sus dos acompañantes juntos, de la mano, discutiendo por cuál cereal era el mejor, luciendo como cualquier pareja comprando los víveres; y por primera vez se preguntó cómo se sentiría estar enamorado y tener a alguien junto a él.

Que le tomara de la mano, lo besara y lo hiciera sentir seguro consigo mismo. Que lo hiciera sonreír como el mayor de los gemelos hacía con su hermana... No, tonterías.

Sacudió la cabeza en negación ante esos estúpidos pensamientos, acercándose lentamente hasta quedar en medio de los dos, haciendo que se separaran, recibiendo quejas de parte de Nahoya y risas de su hermana, quien no dudó en entrelazar su brazo con el suyo.

ㅡ¿Sucede algo, pequeño? ㅡsu voz sonaba tan suave, como la de una madre cariñosa que nunca lo regañaba porque sentía feo hacerlo.

ㅡEsta letra es una mierda, ¿quién escribió esto? ㅡpreguntó en un tono gruñón, arrugando la nariz cuando sintió sus mejillas ser jaladas por los dos chicos a su lado ㅡ. ¡No hagan eso!

ㅡSmiley, Angry tiene nuevo hermanito ㅡbromeó Fuyumi.

ㅡUno muy grosero e inrespetuoso, por cierto ㅡseñaló, tomando el papel de las manos del bicolor ㅡ. ¡Mi mamá me dijo que tenía la mejor letra de todos!

ㅡTu mamá te mintió para que no tuvieras baja autoestima ㅡel chico le sacó la lengua, y entonces iniciaron una pelea tan absurda que culminó con ambos recibiendo un golpe en la nuca, cortesía de la pelinegra.

Después de aquello siguieron con su recorrido entre conversaciones extrañas, discusiones estúpidas y un sinfín de momentos incómodos entre los tórtolos gracias a las preguntas y comentarios que Kazutora soltaba con respecto a su relación.

Los tres estaban tan concentrados en ese momento que no notaron a los dos chicos que los observaban desde una distancia prudente, vigilándolos como un halcón a su presa, detallando cada pequeño movimiento que hacían, como si quisieran recordar cada mínima e insignificante parte.

ㅡSamui es muy bonita como para estar con ese chicoㅡcomentó uno de los chicos observandola con atención dibujando una sonrisa burlona en su rostro.

Su acompañante no articulo palabra alguna, sin embargo, se limitó a desviar la vista conteniendo sus ganas de romperle la cara con el bate que llevaba en su mano a la chica a unos metros de ellos.

ㅡLa odio.

Angel | Nahoya Kawata |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora