quince

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Kazutora quería deformar esa estúpida sonrisita que el rubio le brindaba.

Era insoportable, como si se sintiera superior a él por el tan simple hecho de conservar la calma en medio de una crisis.

Lo mataría, y ganas no le faltaban, pero aquel mocoso insolente era amigo de Baji, y él habrá hecho tantas cosas, pero el pelinegro era la única persona que le importaba, por lo que nunca haría algo que lo hiciera sentir miserable.

Y, desgraciadamente, Matsuno era alguien importante para Keisuke.

Así que simplemente cerró los ojos y, apretando los puños, intentó relajarse, contando los segundos de las goteras, recordando la cantidad de baldosas que había en el lugar o cualquier otra cosa que lograra distraerlo.

Baji y Chifuyu se miraron mutuamente y luego dirigieron sus ojos hacia el bicolor, notando la fuerza que estaba implementado en las palmas de sus manos, dando la impresión de que en algún momento empezaría a chorrear sangre de entre sus dedos.

El primero en acercarse fue el pelinegro, quien posó una mano en su hombro, diciéndole que se tranquilizara y que ninguno buscaba iniciar una guerra. Por su parte, Chifuyu se mantuvo quieto en su lugar, observando la forma en que el chico de ojos color arena disminuía su fuerza de a poco.

Realmente le sorprendía la influencia que su mayor tenía en Kazutora.

Baji le lanzó una mirada que el menor no tardó en entender y luego salió del lugar, dejando a ambos chicos solos en un incómodo silencio que fue roto por Matsuno.

ㅡNo era mi intención incomodarte ㅡmencionó, llamando su atenciónㅡ. Solo pensé que merecías saber... bueno, eso.

ㅡQuería escucharlo de ella ㅡ Musitó bajando su vista, para luego levantarla nuevamente ㅡ¿Por qué me lo dices? Tú y yo ni siquiera nos conocemos ㅡbufó, cruzándose de brazos.

El suspiró y miró hacia arriba, como si estuviera eligiendo las palabras correctas.

ㅡEres el tesoro de Baji ㅡvolvió su mirada hacia el medio rubioㅡ. Y cualquier cosa que sea importante para él, también lo es para mí.

Kazutora ladeó su cabeza en señal de confusión, haciendo su arete sonar. Ese delicado cascabel que contrastaba su fuerte apariencia pero que se cernía completamente a su aura.

ㅡ¿A qué te refieres? ㅡpreguntó, a lo que Chifuyu imitó su acción, regalándole una sonrisita calida; aquella que hacía cuando alguien le caía bien.

ㅡEstoy de tu lado, Kazutora.

Había perdido la cuenta de las veces que escuchó el tintineo en su oído izquierdo seguido de un suave maullido. ¿Trece? ¿Dieciséis? No sabría decirlo, pero ya se estaba empezando a aburrir de aquel molesto sonido.

La paciencia lo perseguía pero él era más rápido.

Suspiró y tomó al minino en sus sus manos, alzándolo a la altura de su rostro. Lo miró fijamente y entrecerró sus ojos, como si estuviera a punto de regañar a un bebé.

ㅡSi dejas de hacer eso, te regalo uno igual ㅡle propuso con voz seriaㅡ. Hasta te dejaré elegir el color, si quieres.

ㅡ¿Realmente está intentando chantajear a un gato? ㅡla burlona voz de Baji se hizo presente, asustandolo, a lo que el animal aprovechó para escaparse del chico y salir por la puerta por donde ahora su dueño se encontraba entrando detrás del pelinegro.

Kazutora quiso disimular la vergüenza tosiendo, pero era inútil cuando ambos chicos lo habían visto todo.

Bien, su reputación había sido arruinada por culpa de un felino.

ㅡDe todas formas, negociar con Peke J es difícil ㅡcomentó Chifuyu, dejando unos vasos sobre la mesa para luego girar para verlo y tenderle un paquete de fideos recién hechos con una pequeña sonrisa ㅡ. Mamá lo malcrió, después de todo.

Kazutora solo asintió, recibiendo lo que el rubio le entregaba, evitando su mirada.

ㅡGracias ㅡmusitó.

El chico le restó importancia y luego los tres empezaron a cenar en silencio, cada uno perdidos en sus pensamientos. No obstante, y como era costumbre para Baji y comenzaba a serlo para Kazutora, el primero en romperlo fue el rubio.

ㅡSamui y tú realmente necesitan hablar ㅡBaji quiso reír ante el poco tacto que su antiguo sub-capitán tenía, sin embargo tuvo que contenerse y evitar que el tigre junto a él saltara sobre el pequeño rubio con intensiones asesinas. Aún así, Chifuyu no flaqueó ante la mirada de advertencia que el semi-rubio le dirgía ㅡ. Sé que no soy nadie para decírtelo...

ㅡExacto, no eres nadie para decirme qué hacer con mi absurda vida, así que no te metas ㅡgruñó.

ㅡ... pero incluso yo puedo notar lo mucho que esto les afecta a ambos ㅡcontinuó, ignorando completamente sus palabras, cosa que hizo que el tatuado se enfadara aún másㅡ. Además, la vengo escuchando hace días preguntando por tí.

ㅡDile que morí.

Chifuyu y Baji intercambiaron miradas y luego tomaron aire profundamente a la par.

ㅡKazutora, no te está diciendo que se vuelvan mejores amigos. Solo deben hablar y aclarar las cosas ㅡel mayor de los tres se dirigió a su amigo de la infancia, siendo secundado por el rubio.

ㅡEs que no lo entienden ㅡse quejó, apartando su cena de su regazo para poder abrazar sus rodillas, mirando un punto muy interesante en la paredㅡ. No tienen ni la más mínima idea de lo que es enterarte que tienes una hermana mayor, que tus estúpidos padres no son realmente tus padres y que aparentemente tu verdadero progenitor quiso matarte ㅡcomentó con voz suave, como si realmente la situación no fuera ridículamente jodidaㅡ. ¿Dónde estuvo cuando deseé morirme? Apuesto que ni siquiera lo sabe; a ella solo le importa su estúpido clan. Lo más probable es que tanta preocupación se deba a que no puede manejarlo ella sola.

Chifuyu se sentó a su lado, observando el mismo punto en el que Kazutora había fijado sus ojos, adentrándose en un nuevo silencio. Por su parte, Baji solo suspiró y se levantó de su lugar, llamando la atención de sus dos menores.

ㅡSon aburridos ㅡse quejó, recibiendo malas miradasㅡ. Mañana veremos qué hacer con tu drama de bajo presupuesto.

ㅡNo pienso quedarme a dormir aquí ㅡgruñó el de tatuaje, iniciando un berrinche digno de niño de cuatro años.

ㅡTarde, perdí la llave y ya le dije a mamá que adopté un nuevo gato ㅡhabló tranquilamente el rubio, mirándose las uñas en símbolo de desinterés.

ㅡ¡¿Cómo que gato?! ¡¿Quieres morir?! ㅡdijo, acercándose para amenazarlo con golpearlo, no obstante, antes de siquiera poder formar un puño, Baji se interpuso entre los dos.

ㅡ¡Dejen de pelear, espantan a los gatos!

Angel | Nahoya Kawata |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora