CAPÍTULO 8

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La claridad del sol me despierta dándome en todo el ojo. Me encuentro en una habitación que no es la mía. ¿A dónde se supone que estoy?

La casa de la playa.

A pesar de todo lo que pasó anoche, decidimos quedarnos a dormir en la casa del tío de Marco como acordamos. Todo iba bien, hasta que nos dimos cuenta de que no había habitaciones para todos.

Y creo que todos sabemos con quién me tocó dormir.

- Buenos días, pitufa - escucho detrás de mi espalda muy cerca de mí. Puedo sentir como su aliento choca contra mi pelo, además de que aún puedo oler en la almohada su olor.

Olor a colonia de macho, umm...

Trago saliva audiblemente mientras un escalofrío me recorre por todo el cuerpo. El hecho de que él esté detrás de mí a solo unos centímetros de distancia no calma mis nervios. Él se ríe en voz baja, su risa suena más ronca de lo normal por acabar de despertarse. Seguramente se haya dado cuenta de que me he puesto nerviosa.

Pero, aún así, me doy la vuelta quedando cara a cara con él. Ahora estamos mucho más cerca que antes.

Pero él no se aparta, ni yo tampoco.

- Buenos días, Gargamel.

Él me regala una pequeña sonrisa mientras recorre cada centímetro de mi cara con sus ojos verdosos. Está guapísimo hasta cuando se acaba de levantar, ¿es que acaso este hombre no se veía mal nunca?

Seguro que yo tengo ahora mismo la cara de haber salido de una película de terror y él me está mirando.

- ¿Tengo algo en la cara o estás pensando en cómo secuestrarme para hacer un hechizo de esos conmigo? - le pregunto al ver que se queda mirando mis labios por un largo segundo.

- Probablemente las dos cosas.... - contesta tranquilo mientras coge un mechón de mi pelo y lo pasa detrás de mi oreja.

No puedo evitar ponerme roja como un tomate al instante en cuanto sus manos realizan la acción. Él me sonríe malévolamente.

Y hace lo que peor podría hacer para matar a mi pobre corazoncito de un infarto.

Acercarse más.

- ¿Estás nerviosa, pitufa? - susurra divertido mientras nuestras narices se acarician una a la otra.

Yo solo puedo volver a tragar saliva y cerrar los ojos lentamente. El corazón se me va a salir por la boca en cualquier momento y siento como mi cuerpo empieza a temblar.

- ¿Así que esto es lo que sientes cuando estoy cerca o.... solo ahora? - me pregunta aún susurrando mientras siento como la punta de su nariz va bajando desde mi nariz hasta mi mejilla, aún acariciándome - ¿Te gusta sentirte así, no Kylie?

No soy capaz de hablar, por favor, ¿es que alguien en su sano juicio sería capaz de hablar?

Lo único que puedo hacer es cerrar los ojos con más fuerza cuando siento como va bajando desde la mejilla hasta mi cuello en cuestión de segundos.

Unos largos segundos....

- Responde, Kylie.... - me susurra subiendo, acariciando nuevamente su nariz con la mía lentamente.

Mi respiración se vuelve entrecortada y hago el intento de suspirar para calmarme. Aunque es inútil. Ya no siento mariposas en el estómago, sino tigres que amenazan con salir.

- Yo... - intento hablar pero me detengo en el momento en que él vuelve a bajar acariciándome con su nariz por mi cuello. Cada vez más cerca.

- ¿Tú qué? - me pregunta él acercándose peligrosamente a mi oreja.

Solo aquellas noches (Bilogía)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora