CAPÍTULO 16

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Nunca podemos volver,

   pero podemos continuar...


- Ronald Tinoco.


- ¡Felicidades, mamá!

- Aidan, ya me has felicitado tres veces en una sola mañana - contestó con obviedad pero con el brillo de diversión en sus ojos.

- ¡Vamos, mamá, hoy es 19 de noviembre! - exclamé emocionado.

- ¿Y por qué es tan especial?

- ¡Pues... porque es tu cumple! - literalmente no sabía disimular.

El tío Charlie, el tío Connor y el resto de la familia habían organizado absolutamente toda la celebración del cumpleaños de mamá.

¿Qué me habían mandado a mí para hacer? Literalmente, distraer a mamá para que no se enterara de nada. El resto lo habían hecho todo ellos.

Aunque parezca fácil, era imposible conseguir distraerla para que no sospechara nada. Más teniendo en cuenta de que yo no sabía disimular.

- ¿Cuándo va a llegar Charlie con la tarta? - preguntó sospechosamente, yo me encogí de hombros haciéndome el tonto.

- ¿Qué tarta?

- La que está justo encima de la mesa de la cocina.

Genial, adiós sorpresa.

¿No se suponía que el tío Marco era el encargado de meter la tarta en la nevera?

- Creo que te has confundido, esa es la comida del perro.

- No tenemos ningún perro.

- ¿El tío Steve cuenta como un perro? - mi madre soltó una carcajada, la abuela Amelia me acababa de mandar un mensaje diciendo que ya estaban todos justo en la entrada de casa.

Mi siguiente paso ahora era que mamá bajara las escaleras y se encontrara toda la sala de estar decorada. O, bueno, algo así me habían dicho.

- Mamá, ¿quieres que vayamos abajo para ver... la tele? - de verdad, era horrible mintiendo.

Mi madre me analizó con la mirada y sonrió, obviamente ella lo intuía todo. Ni yo mismo sabía lo que habían preparado, así que la sorpresa también me la llevaría yo.

Bajamos juntos abajo, podía verse claramente cómo todos estaban escondidos en sitios diferentes menos el tío Charlie, no podía esconderse bien por llevar unos patines puestos. Él llevaba 

unas gafas neón super raras.

- ¡FELICIDADES, PEQUEÑA KY! - gritó el tío Charlie al ser descubierto por su "escondite". Este se cayó de boca al suelo al intentar levantarse.

En ese debido instante, el tío Steve entró silbando tranquilamente por la puerta con otra tarta en las manos. Accidentalmente, cómo el tío Charlie estaba en el suelo, este se cayó encima dejando caer la tarta a cámara lenta.

- ¿Pero... que acaba de pasar? - preguntó el tío Marco en su mundo ancestral.

- ¡LA TARTA, NOO! - se lamentó el tío Connor.

La abuela Amelia, de tanto reír, se le cayó la dentadura justo en la tarta del suelo. En cambio, la abuela Rose, estaba grabándolo todo con la boca abierta.

Yo estaba tirado en el suelo aún decojonándome y mi madre también.

- ¡Gracias a todos! - agradeció mamá intentando parar de reír.

Solo aquellas noches (Bilogía)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora