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Jungwon se encontraba acostado en cama en una habitación completamente blanca, no era el hospital. Pero allí estaba el. Llevaba más de un mes sin despertar, después de ese accidente había quedado en coma de un momento para otro y mientras el se encontraba recuperando; nadie, ni sus amigos ni su familia sabía nada de él.
En cambio había un Sunoo con el psicólogo de la escuela llorando a más no poder porque el se culpaba de la desaparición de su mejor amigo. Ya había ido a testificar a la estación de policía, pero esta aún no podia dar con el paradero de su amigo. La madre de Jungwon murió al instante en recibir la noticia de que su hijo había desaparecido de un infarto al corazón ya que ella llevaba sufriendo con problemas cardíacos desde hace ya varias años atrás. Su padre el cual estaba divorciado de su madre regresó a Seúl solo para poder hallar a su hijo, así estuvo por varios meses pero cuando los oficiales le dijeron que quizás nunca lo encontrarían porque aunque hicieran todo lo posible su paradero era indescifrable se decepcionó gravemente, así que tuvo que aceptarlo con pesadez y gran tristeza...
El regresó a Busan donde antes vivia con su nueva familia, esperando a que Dios le devolviera a su hijo, lo único que le quedaba de la mujer que alguna vez amo.
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Meses después ya sería la graduación de Sunoo y de su mejor amigo. Pero este aún no aparecía y eso hacía que Sunoo siguiera sintiéndose lo más culpable posible. Llegó a la ceremonia con una tristeza inmensa porque su sueño siempre había sido graduarse junto a Jungwon, comenzar y terminar todo juntos. Si ese dia no se hubiera ido con Sunghoon y hubiera buscado a su amigo tal vez las cosas habrían sido diferentes. Era lo que este siempre pensaba.
Cuando la ceremonia de graduación terminó se dirigió corriendo hacia el gimnasio para que nadie lo viera llorando por milésima vez en el día. Después de haber estado desahogándose por varios minutos ya se estaba por quedar dormido allí sentado.
— Felicidades por terminar este ciclo de tu vida — le dijo Sunghoon sentándose junto a él en las gradas de el gimnasio y entregándole un ramo enorme de flores. Llamando su atención al instante.
— Gracias, pero no puedo estar feliz si no se nada de Jungwon — admitió este dándole una sonrisa con suma tristeza.
Sunghoon lo jaló hacia el para envolverlo en un abrazo fuerte, cálido y reconfortante. Era lo que Sunoo necesitaba así que empezó a llorar, para terminar de desahogarse mientras el mayor le acariciaba la espalda con su mano.
