Introducción

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Su Alteza, te he estado observando.

He visto tu alegría, tu dolor, tu desesperación, tu necedad. Te he visto ascender a la luz y caer al fango, he visto tu bondad y tu maldad.

Y aún así te admiro.

Te he admirado desde joven, me aferré a ti desde la primera vez que me hablaste y es tu gracia la que me ha permitido seguir viviendo hasta ahora. He anhelado ser tu igual, ser tan fuerte como tú lo fuiste para protegerte y cumplir mi promesa de adorarte como mi único dios verdadero. 

Sin embargo, tú no me recuerdas. 

No te culpo, yo tampoco recordaría a la cosa insignificante que fui una vez. Aquella cosa inútil e impotente con una corta vida llena de desgracias dejó de existir mucho tiempo atrás.

Después de años de búsqueda te he encontrado por fin, y no estoy dispuesto a soltarte.

Si tu sueño es salvar a la gente común, entonces mi sueño siempre serás tú. No importa lo que pase, soy para siempre tu creyente más leal.

La lluvia que alcanzó a la florDonde viven las historias. Descúbrelo ahora