C019 - Ante los ojos del amante aparece una belleza

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An Chang Qing no se apaciguó. El hombre era una calabaza con la boca tan serrada que se necesitaba una paliza sólo para sacarle una palabra. Si no hubiera tomado la iniciativa, el hombre se habría quedado callado todo lo que pudiera. Si hubiera sido un poco más elocuente, no habrían acabado como en sus vidas anteriores.

¿Por qué hay una persona tan tonta en este mundo que simplemente no se regodea de todas las cosas que ha hecho?

An Chang Qing suspiró en su corazón, pensando que no podía dejar que esto continuara. Miró a Xiao Zhige con una expresión llena de agravios y dijo en tono lastimero: ―Wangye, ¿puedes ser franco conmigo? Si Chang Qing no era lo suficientemente bueno, puedes decírmelo.

―Estaba siendo franco... ―Xiao Zhige nunca pensó que su reticencia pudiera molestar a la persona que estaba a su lado. Su Wangfei estaba de espaldas a él, la mitad de su cara estaba oculta a la vista mientras que la otra mitad mostraba las pestañas caídas como una mariposa desganada.

―Lo has hecho muy bien. La emperatriz y la emperatriz viuda se lo creyeron.

―¿Y tú? ―An Chang Qing se volvió de repente para mirarle, había un cierto brillo en sus negras pupilas, ―¿Te lo has creído? 

El corazón de Xiao Zhige se ablandó mirando sus ojos. Extendió la mano y colocó un mechón de pelo suelto sobre su oreja: ―Te creo.

No importaba si era sólo para adularlo, mientras fueran las palabras de An Chang Qing, él las crearía.

Los ojos de An Chang Qing brillaron más. Se frotó la mano contra la palma de la mano y dijo con entusiasmo: ―Entonces, lo que Wangye haya dicho... lo tomaré en serio.

―La parte de que no aceptas concubinas ni tienes hijos con otra mujer.

―En.

Xiao Zhige no era un hombre que hiciera promesas vacías. Cualquier cosa que dijera, se mantendría fiel a sus palabras.

An Chang Qing sintió una alegría como nunca antes. Su corazón latía con fuerza y su cuerpo se calentaba. Tuvo que morderse el interior de la mejilla para ocultar la alegría que surgía, pero aun así, sus ojos seguían brillando, más hermosos que cualquier estrella que Xiao Zhige hubiera visto.

―En esta vida, seremos sólo nosotros dos. ―An Chang Qing no pudo evitar abrazar a Xiao Zhige. Frotó su mejilla contra su cuello antes de enterrar su cara en él debido a la vergüenza. Luego susurró una promesa al oído de Xiao Zhige: ―Siempre estaré contigo.

No lo verá caminar solo por el frío camino hacia el trono. Esta vez, lo acompañará.

Ya fuera una vida gloriosa que dejara sus nombres grabados en la historia o una maldita con un final trágico, mientras Xiao Zhige no lo soltara, recorrería ese camino con él.

Xiao Zhige se quedó en trance. En su mente, resonó una joven voz, que había dicho: «Te haré compañía en el futuro.»

Dejando escapar una sonrisa suave, Xiao Zhige respondió como lo había hecho hace muchos años, ―Está bien.

Pero al mismo tiempo, los diversos informes que había recibido del espía que había quedado en la Mansión An también llegaron:

«El tercer joven maestro es muy cercano al Joven Maestro Li de la familia política...»

«El Joven Maestro Li envió un poema al tercer joven maestro...»

«El Joven Maestro Li envió una pintura al tercer joven maestro...»

Fritillaria - MajestadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora