^Capitulo 10^

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Ya habían llegado, era un poco tarde, pero eso era a propósito, querían estar cuando todos ya hubieran llegado, así no tendrían que esperar para empezar la fiesta

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Ya habían llegado, era un poco tarde, pero eso era a propósito, querían estar cuando todos ya hubieran llegado, así no tendrían que esperar para empezar la fiesta.

También, México quería ahorrarse el hablar con USA, usaría un poco a los otros países para ocultarse.

Argentina se acomodaba un poco la ropa que llevaba puesta, como había volado hacia el país mexicano sin prepararse tanto lo único que tenía era la ropa con la que había ido, así que el norteamericano le tuvo que prestar algo.
Por eso ahora llevaba una remera blanca con algunos dibujos negros y grises que le quedaba bastante grande, además de un pantalón negro que a México le quedaba algo pequeño.

- ¿'tas nervioso? - Preguntó en una risa el bicolor

- ¿Por qué lo estaría? ¿Por USA? No te preocupes - Le preguntó sarcástico, sonriendole

El argentino volvió a reír, ganándose una mirada del más alto. El mexicano lo observó con atención, notando un pequeño detalle en el rostro del contrario.

- ... ¿Llevas maquillaje? - Le preguntó, tomando la cara del celestino para verlo más de cerca

- ¿Que? - Argentina lo miró confundido, tomado por sorpresa con esa pregunta

- ¡Sí! Llevas maquillaje - Repitió, acercándose aún más al sureño

Argentina se puso algo nervioso ante esa cercanía.

- Porque me queda bien ¿Y? - Se alejó, cruzandose de brazos y mirando hacia otro lado - Siempre lo uso para fiestas -

Era verdad, cada vez que había una fiesta informal, Argentina se ponía un poco de sombra color negro en los ojos, hacia que sus ojos verdosos resaltaran y le encantaba, él decía que era su mejor rasgo.

- No lo había notado - Dijo, para soltar una risa alta

No buscaba burlarse de su amigo, solo le parecía curioso.

- Pero sí te queda bien - Afirmó, apretando un poco las mejillas del más bajo - ¿De dónde sacaste maquillaje, wey? - Preguntó, algo confundido

El argentino se limitó a sacar una cajita con polvo negro del bolsillo de su pantalón y volver a guardarlo, sin decir ni una palabra.

- Dale, entremos de una vez - Pidió el argentino

Los dos países caminaron hacia la mansión del estadounidense, escuchando la ruidosa música de su interior cuando estaban un poco más cerca.
Tocaron el timbre, esperando que alguien logre oírlos a través de el alto volumen de la música.

Para su sorpresa, alguien abrió casi al instante con rapidez, mostrando una gran sonrisa de oreja a oreja al ver de quién se trataba.

- Mexico! - Gritó el americano, tirándose sobre el nombrado para abrazarlo - I was waiting for you! (¡Te estaba esperando!) -

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