^Capitulo 11^

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El viento pegaba fuerte esa noche, las nubes en el cielo nocturno avisaban que en cualquier momento empezaría a llover

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El viento pegaba fuerte esa noche, las nubes en el cielo nocturno avisaban que en cualquier momento empezaría a llover.
Las carcajadas de una misma persona inundaban el aire.

México reía mientras se tambaleaba, tratando de ser llevado por otros dos países.
Casi a empujones, los sudamericanos molestos lograron meterlo a la casa y cerrar la puerta, soltandolo.
El mexicano estuvo a punto de caer, más se detuvo y uso la pared para soportarse, soltando otra risita.

Argentina soltó un suspiro cansado, frunciendo el ceño hacia el tricolor.

- Miralo a este ridículo, se preocupaba por qué yo me pase de tragos pero fue él el que terminó borracho - Se quejó, cruzado de brazos

Perú puso los ojos en blanco por el mexicano.
El peruano había decidido ayudar con el "Hermano" del argentino, sabía que le sería difícil controlarlo en su estado de ebriedad y no quería que Argentina perdiera la paciencia y lo tirara por una ventana.

Probablemente sería él el que tendría que sacarlo de la cárcel después.

- ¿Ahora que? - Preguntó al dueño de la casa

- Necesito que me ayudes a llevarlo a la pieza, lo tiramos en la cama y nos vamos - Respondió simple Argentina

El más bajo asintió y tomó con fuerza al mexicano, siendo copiado por el bicolor celeste y blanco.

Caminaron, casi arrastrando al mayor por la casa, mientras esté soltaba una que otra risita. Hacerlo subir la escalera fue un infierno, el chico parecía estar a punto de caerse cada dos segundos, se la pasaban subiendo y bajando escalones hasta que por fin lograron llegar al final, suspirando aliviados y jadeando un poco cansados.

Un poco más y lograron llegar a la habitación de invitados, dejaron al mexicano caer sobre la cama y se alejaron, viendo como el mayor se dormía casi al instante.

Argentina agradeció mentalmente que Uruguay se hubiera ido a su casa, porque si no, no sabría dónde meter al tricolor.
Se acercó a la ventana, corriendo un poco la cortina para ver el cielo nublado y las gotas golpear contra el vidrio, las hojas se movían con violencia por el viento.

- Con la sudestada y esta lluvia... Se va a inundar todo... - Murmuró con algo de desesperación

- Entonces es mejor que ya me vaya - Avisó el albirrojo, alejándose un poco

Alarmado, el argentino lo tomó del brazo.

- ¿Estás loco? Te vas a morir - Le dijo - Vos te quedas acá - Mandó

Perú solo suspiró, conociendo a su amigo, debía quedarse o terminaría atandolo a una silla y dejandolo ahí hasta que el agua baje.
Así que mejor no discutir.

Así que mejor no discutir

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