^Capitulo 13^

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Sin importar cuántas veces le pidió que se quedara, Perú finalmente había dejado la casa del argentino

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Sin importar cuántas veces le pidió que se quedara, Perú finalmente había dejado la casa del argentino.
El agua seguía alta, pero el peruano insistió en irse, aparentemente Bolivia había tenido un problema y Perú corrió a ayudar a su hermano con toda la velocidad que pudo.

Argentina, por más que quisiera sonar como un amigo preocupado y decir que tan solo no quería que Perú terminara ahogado a mitad de la calle, pero realmente tenía otros motivos por los cuales quería al peruano a su lado todo el tiempo hasta que el agua bajara.

Algo acerca de estar a solas con México lo ponía algo nervioso... Extraño.

Nunca antes se había sentido así, amaba cada segundo junto al mexicano que tenía, pero en esos momentos siquiera la idea de estar cerca suyo lo hacía sentirse de una manera extraña e incómoda.

- Wey - Lo llamó el tricolor, tomándolo por sorpresa de los hombros

El argentino dió un pequeño salto mientras sentía sus latidos acelerar y ese extraño picor intranquilo en su piel.

- ¿Q-Que? - Balbuceó el bicolor, apenas volviendo al mundo real fuera de su cabeza

- ¿Te asusté? - Rió con leve ternura el mayor - Lo siento -

Argentina se zafó del agarre de su compañero.

- ¿Pasa algo? - Le preguntó, desviando la mirada, negandose a ver a los ojos al contrario

Esto confundió un poco al mexicano.

- Yo debería preguntarte eso a ti - Respondió el otro mientras crizaba sus brazos - ¿Estás de mal humor o algo? -

Argentina desvió la mirada, cuando lo pensaba bien, realmente no sabía cómo se sentía. Era un extraño híbrido entre felicidad y molestia que no sabía explicar.

- No - Murmuró, encogiéndose de hombros

- ¿Seguro? - Insistió el otro, levantando una ceja

El bicolor suspiró, poniendo los ojos en blanco.

- No rompas las bolas - Sentenció, empujándolo un poco cuando pasó por su lado

El mexicano lo tomó rápido del brazo, acercándolo a él nuevamente. Argentina miró hacia arriba con nerviosismo, sorprendido por aquella acción inesperada, así se encontró con la sonrisa estúpida de México.

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