^Capitulo 5^

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Perdón, temazo, tenía que dejarlo ah- ↑

Argentina tarareaba una canción que tenía pegada en la cabeza, ni siquiera se acordaba el nombre, pero mierda que era pegadiza

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Argentina tarareaba una canción que tenía pegada en la cabeza, ni siquiera se acordaba el nombre, pero mierda que era pegadiza.
Acababa de llegar a su hogar, ahora estaba abriendo la puerta, lo único que pasaba por su cabeza (Además de esa canción) era la idea de ir directito al baño y darse una ducha caliente, pero no pudo ni dar tres pasos dentro de su casa, ya que fue atacado por un feroz y temible carnívoro agresivo... Mejor conocido como "Uruguay"

- ... - El uruguayo, enojado, se tiró arriba de su hermano - No viniste a casa anoche... -

- Emm... Y... ¿Tenés miedo de que te esté siendo infiel? - Bromeó el más alto

- ¡Te fuiste y no me dejaste la cena hecha! - Se quejó el menor, haciendo un puchero

- ... ¿No podías cocinar vos? - Preguntó retóricamente

- Ño, 'toy chikito, ño che cochinar - Dijo en voz infantil Uruguay

- ... ¿Te dió paja cocinar? -

- Básicamente - Respondió mientras asentía

El argentino puso los ojos en blanco y suspiró. Después de librarse de los brazos de su hermano, empezó a caminar hacia el baño.

- ¿No vas a cocinar? - Preguntó el más joven fingiendo un tono tierno

Argentina lo ignoró y siguió caminando.
Finalmente llegó a la habitación a la que quería ir desde que llegó a su casa. Abrió la ducha y se sacó la ropa, una vez el agua estaba a buena temperatura, se metió a la bañadera. Estuvo un buen rato ahí dentro, sentía que había algo diferente, pero no llegaba a comprender que era... simplemente... Algo había cambiado, no sabía que, ni como, pero algo había cambiado.
Quizá eran sus sentimientos hacia Chile... No, no, para nada, no podía perder el amor que le tenía a su vecino, ni siquiera después de las palabras de México.

México... ¿Que podía decir de él? Se sentía enormemente agradecido de tener a México en su vida, aún recordaba lo que le había dicho el día anterior, probablemente lo recordaría por un largo tiempo, si no es que para siempre... Oh, aún no le había agradecido por eso, debería hacerlo más tarde...

Unos minutos después salió del baño con la toalla amarrada a la cintura, había olvidado llevar la ropa que se iba a poner, pero ya que, iría a su cuarto tapándose con la toalla, ¿Que podría pasar?

Pues nada, entró a su cuarto, se cambió y ya, fin de la historia. No sé fijó realmente en lo que se ponía, solo se puso lo primero que encontró en su armario.

Fue al living, en dónde estaba su hermanito tirado en el sillón, jugando con su celular. De repente, el timbre sonó, cosa que extrañó al más alto.

Hermanos de corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora