^Capitulo 23^

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Era una linda plaza, aquella a la que habían ido.
Era grande y con gran espacio verde, estaba dividida en dos, una parte más concreta con pisos de piedra, fuentes y juegos para niños, y luego otra que parecía más "Salvaje": La mayoría de los caminos eran senderos marcados en la tierra y estaba lleno de vegetación, un lugar más calmo que solía estar más vacío, apenas explorado por personas que venían con sus perros.

Esa era la zona favorita de Argentina, siempre le traía recuerdos de cuando era más jóven y exploraba el bosque junto a México, jamás imaginándose que su compañero terminaría siendo su alma gemela.
¿Era demasiado pronto para decirlo? No estaba seguro...
Pero parecía que universo los había unido desde pequeños, siempre estando juntos, pareciendo el "Dúo dinámico" ideal, explorando sin miedo al peligro siempre y cuando estuvieran juntos.
A veces México tropezaría y él lo ayudaría a levantarse otra vez, a veces él no podía subir una pendiente por ser muy alta y México lo ayudaría a subir.

Y ahora, estando mayores, Argentina no podía evitar verlo y ver todo lo que pasaron juntos... solo para preguntarse cómo era que no habían llegado a ese punto amoroso mucho antes.

Era bonito caminar por allí a su lado otra vez, le daban ganas de volver a ese dichoso bosque y ver cómo las cosas habían cambiado, volver a ese mismo río en donde tantas veces se reflejó su cariño, o esos montes bajos que tantas veces treparon...
Quién sabe... quizá para alguna cita, algún día.

Se encontraron en una banca a Brasil y Uruguay sentados, Colombia estaba parado cerca del uruguayo mientras este le hablaba animadamente, el brasileño, por otro lado, miraba interesado su celular hasta que notó a Argentina y México acercándose a ellos.

- Oi! - Los saludó, parándose de golpe

Uruguay los saludó con una sonrisa torcida bien abierta y la mano extendida, Colombia a su lado tan solo los miró e hizo un apenas-notable gesto con la cabeza.

Argentina no pudo ni completar su saludo antes de que el brasileño lo abrazara por la cintura y lo alzara, haciéndolo jadear por la sorpresa.

- ¡Puta madre, Brasil, no hagas eso tan de la nada! - Le reclamó una vez su amigo lo dejó en el suelo

Como respuesta, el brasileño rió, era divertido sorprender así al argentino.

- ¿Cómo están? - Saludó México, también riendo

- Todo bien ¿Ustedes? - Preguntó el uruguayo, aunque, antes de que pudieran responder, siguió hablando emocionado mientras abrazaba al colombiano - ¡Miren, miren! ¡Vino Colo! ¿No es genial? -

Argentina miró al colombiano de arriba a abajo... él era un país frío e inexpresivo, incluso en esos momentos, mientras Uruguay lo abrazaba con una emoción que parecía estar a punto de estallar, Colombia estaba tan quieto e indiferente como siempre... Era aún peor comparado con el uruguayo, quien era exageradamente expresivo, elocuente e intenso de manera casi constante.
Le generaba algo de desconfianza...

Hermanos de corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora