- ¿Qué importa? Dejalos que crean que somos hermanos, además, no tienen porqué enterarse de lo nuestro -
- A veces puedes ser un pinche idiota Nargentina... -
- ¿Tú pinche idiota? -
- ... Mí pinche idiota~ -
Que imbéciles... si tan solo hubi...
Argentina se quedó mirando al Chileno, completamente mudo, su boca no parecía poder pronunciar ni una sola palabra.
-Emm... Weon ¿Estai' bien?- Preguntó con incomodidad
-E-Eh... - Sacudió su cabeza, saliendo de ese trance en el que el contrario lo había puesto - S-Sí, todo bien ¿y vos? - Sonrió
-Bien, supongo - Respondió el chico encogiéndose de hombros y volviendo su mirada al libro que estaba leyendo
El de tez celeste suspiró con algo de desilusión, parecía que el de la estrella siempre se mostraría así de frío con él, sabía que era su personalidad, solo que, a veces podía ser... frustrante... Caminó hasta su cama y dejó su mochila sobre esta.
-Che, ¿Te pinta ir a hacer algo?- Intentó sacar conversación
Chile volvió a encojerse de hombros
-No realmente...- Respondió día apartar la vista de su libro
Argentina asintió con algo de incomodidad. Buscó otro tema, otra cosa para charlar con su crush
-Y... ¿Hiciste algo interesante ulti- Intento decir, pero fue interrumpo por el de tez rojiza
-Mira weon... No tengo ganas de hablar ahora - El más bajo dejó su libro y miró directo al argento
El albiceleste asintió con una sonrisa incómoda. Chile se levantó de su cama, sacó una muda de ropa de su mochila y entró al baño. Argentina suspiró y se tiró a su cama, ni siquiera se dió cuenta cuando quedó dormido.
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(Jaj, primera vez que hago un señalador(?)
Sacudió con suavidad al argentino, en un intento de despertarlo.
-Psst... wey... despierta- Le susurraba México
El chico abrió levemente los ojos, sorprendiéndose al ver a su "Hermano" allí. Al principio creyó estar soñando, se talló los ojos con los puños, pero parecía que aquello era real.
-¿Méx? ¿Qué haces acá?- Susurró para luego bostezar
-Primero que nada, buenos días- Bromeó simulando una tonada más formal
Argentina agarró su celular para ver la hora, luego miró con algo de enojo al más alto
-¿Qué haces despertándome a las cuatro de la mañana, pelotudo? - Le reclamó "gritando" en susurros
- A ver cabron, ¿Yo te advertí o no que te despertaría a esta hora?- El de sangre azteca empezó a hablar en un tono más normal, pero fue callado nerviosamente por el contrario, poniendo una mano sobre su boca.
