La espuma del jabón se deslizaba perezosamente entre los dedos de los guantes de hule que cubrían sus manos. La pila de platos limpios se había formado poco a poco, y una vez hubo terminado de colocarlos en el escurridor de madera que yacía a un lado, se dejó caer en una de las sillas a la mesa.
Habían pasado al menos un par de horas desde que So Hee se había ido, y ahora Jungwoo descansaba en su cuarto, mientras Bum terminaba de recoger todo.
"Pero qué guapo es el nieto de la señora Choi" Había comentado el profesor, sonriente e ignorante de su inquietud "Fue muy educado de su parte haber venido personalmente a disculparse por su abuela. Fue muy grosera contigo."
Naturalmente, no podía desahogarse con él, contándole sus preocupaciones. Gracias al programa de protección a víctimas y testigos, nadie conocía su pasado, y él no podía echar a perder todos los años escondiéndose en el pueblo por una imprudencia.
El omega suspiró, y sus ojos se perdieron en la nada. Podía reconocer a Oh Sangwoo en el rostro de ese hombre, pero no era él. No podía ser él. Recordó lo que le había dicho sobre retirar los cargos, y querer dejar una buena impresión en el pueblo. No pudo evitar sentir una punzada en el pecho. De pronto, su imaginación lo había llevado a lugares inexplorados pero que sabía aún habitaban dentro de él. ¿Qué habría pasado si Sangwoo no hubiese sido un criminal? ¿Qué clase de vida podría haber llevado junto a él? ¿Jungwoo existiría si quiera en ese mundo? Parte de su conciencia lo atormentaba recordándole que, tal vez de no haber sido por todo lo que sucedió, él y el padre de su hijo jamás habrían cruzado caminos.. Vivían en mundos diferentes incluso antes de verse preso y descubrir su verdadera naturaleza. Él habría sido llevado a prisión por invasión de la propiedad, y todo eso habría acabado con una orden de restricción y una sentencia de servicio comunitario.
¿Y si en lugar de haber conocido a Oh Sangwoo, hubiese conocido primero a Choi Hanwon? ¿Acaso Oh Sangwoo sería como lo era en esos momentos Choi Hanwon? Sacudió la cabeza de inmediato, inquietado por aquella idea.
Sin embargo, ahora podía respirar con tranquilidad. No había persecución, simplemente un desafortunado hombre que, por azares del destino, tenía la misma cara de quien alguna vez había sido todo, lo bueno y lo malo para él. Con la mente agobiada por todos esos pensamientos que lo aturdían, apagó las luces y subió las escaleras, en dirección a su habitación.
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Sus opciones eran limitadas. Meditando aún, no había podido conciliar el sueño por completo las últimas noches, y simplemente se revolvía entre las sábanas intentando encontrar una manera eficaz para saltarse la burocracia necesaria e ir directamente al grano. Finalmente había decidido intentar primero apelar con las fotografías tal y como lo había hablado con Ji Hyun. Si eso aparentaba que tomaría demasiado tiempo, entonces su último recurso era ofrecerle dinero al sujeto, como se lo había sugerido. Después de todo, el razonamiento detrás de esta estrategia tenía sentido. Sólo esperaba no terminar en banca rota, pero no podía darse el lujo de perder tiempo deliberando la suma adecuada con el tipo y la anciana. Sin esperar a que saliera el sol, se dirigió a las oficinas de la policía a primera hora en la mañana, cargando el escrito y las fotos que planeaba entregar para levantar la apelación.
Aunque para el resto del mundo esa hora apenas comenzaba a dar señales de vida en la ciudad, para un ciudadano promedio en Seúl, una de las capitales más ajetreadas del mundo, parecía tan solo una hora pico más. Tuvo que tragarse media hora de un embotellamiento que, irónicamente, podría haberse evitado si se hubiera decidido ir por transporte público. Para el momento en el que estacionó su auto en el aparcamiento del edificio, una marca roja en forma de media luna se había pintado en su pálida frente, por encima de sus lentes. El sello que el volante había dejado cuando, en el tráfico, había recargado su cabeza sobre éste intentando procesar su frustración.
No obstante, si no hubiese tenido la mandíbula pegada a la cabeza, ésta habría caído al suelo una vez escuchó lo que la becaria que lo había atendido le dijo.
-- Señor Yang, su sanción ha sido revocada -- Expresó, con toda la calma del mundo, mientras tecleaba velozmente sobre una computadora -- La notificación fue enviada a su correo el día de ayer.
-- ¿Ah? ¿Qué?... ¿Revocada? ¿Por quién? -- Inquirió el detective, con el ceño tan fruncido que sus cejas casi se tocaban.
-- Por el juez, oficial Yang. El denunciante retiró los cargos.
-- ¡¿CHOI HANWON?! -- Exclamó, estupefacto
La mujer dio un respingo, tomada por sorpresa por el repentino cambio en el volumen de su voz.
-- Ese es el nombre del denunciante, sí... -- Dijo ella, alternando sus ojos entre la pantalla y el detective al otro lado del escritorio.
Puso una mano en su cabeza, aún sin salir de su asombro. Sus ojos, abiertos por completo y sus lentes deslizándose sobre el puente de su nariz. ¿Era eso una trampa? ¿Era acaso un idiota? ¡Por supuesto que no! Pero, ¿Valía la pena hacerse esas preguntas ahora y perder valioso tiempo ahí parado luciendo como un lunático, frente a una mujer que claramente sólo hacía su trabajo? Pronunció un precipitado "gracias" y se dio la vuelta, sintiendo las miradas de los demás empleados en la oficina seguirlo hasta que cruzó la puerta principal.
Ahora tenía el camino libre para pedir la orden del examen de ADN. Aún así ¿Cuánto podría tardar? Una semana, como mínimo. Tenía que permanecer en Seúl hasta entonces. Pero lo tuvo que pensar dos veces, pues cuando la orden hubiese sido emitida, todavía tendría que dirigirse al pueblo, tomar la muestra, y enviarla o llevarla de regreso personalmente al laboratorio. ¿Tendría todo ese tiempo a su disponibilidad para entonces? Si el tal Choi Hanwon, o bien, el presunto Oh Sangwoo, se resistía, tendría que pedir refuerzos. Lo más fácil era seguirlo y extraer una muestra de algún lugar donde hubiese estado. Pero también era lo más tardado. El tiempo era un recurso escaso en esas circunstancias.
Entonces, pensó en algo. Pero dudó. No sabía si era prudente. No sabía si sería demasiado desvergonzado hacer tal petición. No había dicho nada a nadie de aquello, y ya sentía un poco de culpa. Pero era necesario. No confiaba en nadie más. Y no podía mandar a otro policía, pues delataría sus intenciones ante Choi. Además, para eso habría que pedir otra autorización. Más tiempo y papeleo. Un desperdicio.
Dentro de su auto, sin haberse movido aún del estacionamiento, tomó su teléfono y marcó el primer número en su lista de contactos frecuentes.
-- ¿Hola? ¿Seungbae?
Aquella gentil voz lo saludó. Antes de pronunciar sus palabras, tuvo que tomar aire.
-- Bum -- Respondió, asiendo el dispositivo contra su oreja -- ¿Estás en casa? ¿Puedes hablar ahora?
-- Sí, estoy preparando el desayuno. ¿Qué sucedió? ¿Es algo grave? -- Escuchó cómo una olla rompía hervor a través de la bocina del teléfono.
-- Todo bien, es sólo que...
-- ¿Si? ¿Seguro que estás bien?
-- Necesito que tomes una muestra de ADN de Choi Hanwon, Bum -- Pronunció al fin.
El chillar de una tetera sobre el fogón reemplazó el silencio que le siguió a esas palabras.
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NOTA DE LA AUTORA: Un capítulo chiquito, pero seguro jaja pronto actualizaré el fic de pintor nocturno! denme chance porque este mes va a estar de la vrga en mi universidad, tengo muchas entregas! Pero de que actualizo actualizo :)
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KILLING STALKING OMEGAVERSE FICTION
FanfictionBasado en el trabajo de la Artista Surcoreana Koogi, éste fanfic aborda la historia desde el universo Omegaverse. Y por supuesto, bum es omega... y sangwoo es alfa. (Créditos de la portada: Gracias a Gabriela calles por el diseño, se le aprecia mu...