Capítulo 52

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El edificio parecía ser viejo ya, pues era delatado por las gruesas capas de óxido que cubrían la superficie desteñida de las puertas, los barandales de metal y los buzones sobre los cuales figuraban los números que identificaban a cada departamento dentro del complejo. Las jardineras y los espacios en el suelo junto al sendero que guiaba a la entrada, donde parecía haber existido pasto en algún momento, ahora se hallaban atiborrados de hierbas y flores silvestres que crecían sin medida, tiñendo la triste visión de aquella unidad de pálidos verdes amarillentos. "Deben haber dejado de pagar la cuota del mantenimiento..." Pensó, mientras esquivaba con las piernas las amplias espigas de una planta que se interponía entre él y la puerta principal. 

El número que buscaba era el 005, y pronto lo encontró apenas unos metros adelante. Le sorprendió ver que las cerraduras eran de llave, como recordaba que habían sido cuando era niño. Había pensado que casi todos en Seúl y en Busán --Las grandes ciudades en corea-- habían cambiado por las digitales, más novedosas cerraduras con contraseña que eran más seguras. Evidentemente ese no parecía ser el caso. 

Con el folder amarillo bajo el brazo, tocó tres veces a la puerta con los nudillos de su mano izquierda. Logró escuchar algo de ajetreo al otro lado, y voces que decían algo ininteligible para él desde afuera. Después, una voz ronca y masculina emergió. 

-- ¿Quién es? 

Seungbae, quien había esperado que abrieran la puerta, contestó aclarándose la garganta. 

-- Buenos días, señor Choi. Me llamo Yang Seungbae, detective de la fuerza judicial de Seúl.

Esperó una respuesta a cambio, pero ante un silencio prolongado, continuó hablando.

-- Es... Sobre su hijo, Choi Hanwon. Ésta es la vivienda de su familia, ¿Es correcto? -- Preguntó

-- ¡Largo de aquí, cobrador de mierda! ¡No caeremos de nuevo en sus tretas! ¡Ya les dijimos que no podemos pagar hasta la próxima semana cuando nos llegue el subsidio del gobierno! 

Aquellas palabras tomaron por sorpresa al policía, quien tardó un par de momentos en hacer razón de lo que estaba pasando.

-- No, de verdad soy oficial de policía. Si le parece puede abrir la puerta para que le muestre mi identificación y mi placa. El tema de su hijo es urgente.

De inmediato escuchó movimiento nuevamente tras la puerta, y a dos personas discutiendo. 

"¿Qué tal si le pasó algo a nuestro Hanwon?" Oyó decir a una mujer, seguida por más protestas del hombre que anteriormente había contestado. También le pareció que un par de cosas caían al suelo, y de pronto, el sonido en seco de un bulto pesado que hizo el piso bajo sus pies retumbar. 

Enseguida la puerta se abrió apenas un poco, y pudo ver por fin a la dueña de la voz femenina. Una mujer adulta, con profundas arrugas en la frente, denotando la preocupación en su rostro. Y tras ella, notó que el hombre había caído al suelo, pues seguía acostado de espaldas, moviéndose con dificultad para incorporarse. Tal vez aquél había sido el sonido que había escuchado poco antes. 

-- ¿De verdad es un policía? -- Inquirió ella

-- ¡Que muestre su placa! -- Exclamó el hombre aún en el piso, intentando levantarse.

Inmediatamente, Seungbae sacó su cartera de su bolsillo, y la abrió de par en par, mostrando a la mujer la legitimidad de sus palabras. En el lado izquierdo, su identificación. En el lado derecho, su brillante placa de áureo color. 

La mujer se cubrió la boca. 

-- ¿Le pasó algo a nuestro Hanwon, oficial? -- Dijo, alternando la mirada entre la cartera, aún abierta, y el rostro del policía. Como si lo comparase con la foto del documento. 

KILLING STALKING OMEGAVERSE FICTIONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora