Capítulo 21

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Sus ojos se detuvieron un par de segundos en dirección a la calle en la que se suponía que deberían haber dado la vuelta. Pero se alejaban sin que Sangwoo siquiera hiciese gesto alguno por detener el auto. 

-- Acabamos de perder la calle -- Pronunció ella, mirando al otro, sin recibir respuesta alguna 

-- Hey, ¿Me escuchaste? Tienes que regresar, por aquí no es el camino 

Nada.

-- ¡Sangwoo! -- Exclamó, profundamente molesta y definitivamente extrañada. Buscó mirarlo a los ojos y tomó con fuerza su antebrazo, que se seguía moviendo ligeramente al compás del volante.

Por primera vez lo vio. Una inocuidad en esos ojos que ella creía conocer perfectamente. Fijos en el camino que tenían delante. Suprimió un escalofrío que se escurrió sobre su espina.

-- ¡Sangwoo, es suficiente! ¡Sé que me estás escuchado, llévame a casa! 

Silencio.

-- ¡No es divertido! -- La mujer frunció el ceño -- ¿Qué te sucede? ¡Sangwoo yah! Me estás asustando

Las pupilas del otro se movieron rápidamente hacia ella. Sin un atisbo de brillo en su mirada, Ji Eun podía ver su reflejo como si de un espejo se tratase. Carecía de profundidad. Su rostro inerte y duro, parecía esculpido en piedra y las sombras que la luz del exterior creaba sobre sus facciones lo envolvían en una vibración sepulcral. Moviéndose de abajo hacia arriba conforme las iban dejando atrás. Pero de pronto, las líneas de expresión regresaron a su cara, y dieron paso a una sonrisa amigable. 

-- Déjame compensarte esta noche -- Dijo él, tomando momentáneamente la mano que aún yacía sobre su propio antebrazo -- Por favor

Cruzaron miradas. El contraste del repentino cambio la tenía perpleja. Sin habla. Poco a poco relajó su agarre. Sin saber qué pensar. Ni qué responder. Su experiencia le decía que ese era el Sangwoo de siempre, pero por esta ocasión, sólo en ese momento, en sus entrañas algo se revolvía. Una sensación incómoda y desagradable. Las feromonas de su interlocutor, usualmente  potentes, apenas eran perceptibles en ese momento. 

"Qué tonta" Pensó para sí misma "Vamos a ir a su casa. Como tenía que haber sido en un principio" Dejó su peso caer sobre el respaldo de asiento. El cinturón de seguridad se tensó. "Sí, así tenía que ser hoy. Hoy tenemos que formalizarlo. ¿Qué pasaba conmigo? Pensé en regresar a casa sin haber terminado nada. Esto está bien. Está bien... De esta manera, mañana seremos una pareja oficial. Sí..."

Esa serie de afirmaciones se repitieron en su cabeza durante el trayecto entero. Tanto, que ni ella misma se enteró de cuán agitado su corazón palpitaba. Sobre la leve sudoración que comenzaba a humedecer las palmas de sus manos. 

Una vez estacionado el auto, ella permaneció un momento sentada, mirando al tablero, hasta que Sangwoo le abrió la puerta.

-- ¿No vienes? -- Preguntó, juguetón y sonriente. Ella respondió con una sonrisa a medias.

-- Ah, sí -- Musitó, aceptando su caballeroso gesto para salir del vehículo. 

-- Te dije que quería enseñarte algo. No te imaginas cuánto lo deseo -- Mencionó, mientras tecleaba la clave para ingresar a la casa. 

Ji Eun cedió a un impulso. Su desconcierto había retirado del camino a la furia, y ahora caía rendida ante el atisbo romántico de las palabras de Sangwoo. O al menos de lo que ella interpretaba como romance. Lo abrazó por atrás, escondiendo su rostro entre los fuertes músculos de su espalda y enredando sus dedos sobre su pecho. 

-- En el club... y en el auto... Lo siento. Siento haber gritado así. -- Dijo, en un  hilo de voz aguda y temblorosa -- Estaba asustada. No te encontraba por ningún lado. Y esos... esos desagradables betas... 

Sangwoo ya tenía la puerta abierta y ahora posaba su mano sobre la de ella.

-- Está bien. Todo está bien. 

Ji Eun abrió los ojos poco a poco. Esperando a que éste se virara hacia ella. Ésto jamás pasó.

-- Entremos

Y la guió hacia el interior del inmueble, cerrando la puerta tras de sí. Ella lo liberó de su abrazo, mirando hacia el suelo. Caminaron hacia la cocina, y depositó su pequeño bolso sobre la mesa. Observó cómo Sangwoo se dirigía hacia la habitación contigua.

-- Sabes Ji Eun, hace tiempo que quería hacer esto. Pero había que esperar. Todo tenía que ser tal y como lo imaginé.

La muchacha sonrió, complacida.

-- Yo.. Yo también -- Confesó. Sus ojos brillaban y sus mejillas se tiñeron rojizas -- Si es contigo... todo sería perfecto.

-- Fantástico -- Su sonrisa de oreja a oreja. Encantadora. Los ojos disminuidos a un par de líneas bajo sus pobladas cejas.  

Abrió la puerta de la habitación. Ji Eun observó cómo su expresión se enternecía. 

-- Ji Eun ah... Ven aquí. Observa.

La chica avanzó tranquilamente. Parecía como si las escenas que había armado en el club, y luego en el auto fuesen diminutas ahora. No importaban. ¿Acaso Sangwoo había pagado a alguien para decorar la habitación? Se imaginó velas, rosas. Jamás había pensado que llevarla al club había sido una distracción para que quien sea que Sangwoo hubiese contratado, terminara de preparar todo. Su corazón vibraba. Pero un sonido extraño la extrajo de esos pensamientos. Por fin llegó al pie de la puerta, abierta ampliamente. Sangwoo mirando desde un costado. 

Sus ojos casi salen de sus cuencas, enmarcadas por el ceño que se juntaba fruncido en una expresión de horror, disgusto y sorpresa. Todo a la vez. Sus pupilas, reducidas a un par de puntos nadando en el globo ocular, se clavaron en la visión de una persona sentada sobre el colchón. Un muchacho. Y un bulto envuelto en mantas que se movía y hacía ruidos. Un bebé. 

-- ¿No es conmovedor? 

La voz de Sangwoo parecía dulce, pero tenía algo retorcido. Algo que apenas comenzaba a notar. 

-- ¿Sangwoo?... Sangwoo, ¿Qué es esto?...  ¡¿Qué es esto?! 

Volteó, lanzando una bofetada al rostro de éste, que apenas reaccionó.

--  ¡No puede ser! ¡¿ES ESTO UNA BROMA?! 

Apartándolo del paso con un empujón, Ji Eun caminó encolerizada hacia la puerta principal.

-- Soporté lo del club porque te amo. ¡Pero esto es demasiado Oh Sang Woo! ¡Me voy a casa!

Tomó su bolso y torpemente se calzó los tacones que había dejado en la entrada. El otro la seguía con la mirada. El gesto que antes había mostrado había desaparecido de su rostro, ahora ensombrecido. La muchacha intentó mover el picaporte, con las manos temblando de ira. Éste apenas giró unos pocos milímetros. La puerta no se movía.

-- ¡ÁBRE LA PUERTA EN ESTE INSTANTE! -- exclamó, volviéndose hacia él. 

-- Ji Eun, no puedes gritar así -- Pronunció Sangwoo, caminando pausadamente hacia ella, que al percatarse de su semblante, retrocedió de manera inconsciente -- Hay un bebé en esta casa. ¿Lo entiendes?

Su piel se erizó. El estómago se le hizo un nudo.

-- ¡No me jodas! ¡¿Me trajiste aquí para mostrarme a un jodido omega y a su cría?! ¡TE PUEDES IR AL INFIERNO, OH SANGWOO!

-- ¿Al infierno? -- Sangwoo levantó  un bate de béisbol sobre su cabeza. 

¿De dónde lo había sacado? ¿Cuándo? ¿Cómo? De reojo vio al individuo de la habitación que los observaba sacando una porción de su cabeza del cuarto.

-- Aún no puedes mandarme al infierno... Tengo un hijo.

La descarga de un golpe. Oscuridad. 

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Nota de la autora: No duden en dejar un comentario y un voto si les gustó el capítulo :')

KILLING STALKING OMEGAVERSE FICTIONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora