Los dolores comenzaron a aumentar exponencialmente. Jamás había imaginado que una contracción fuese tan horripilante. Cada vez que una nueva descarga de dolor lo acorralaba, sentía como si cada músculo de su cuerpo se retorciese en inminentes calambres que duraban poco, pero que eran constantes y dejaban una estela de pungentes pulsaciones en sus entrañas.
Como pudo, se movilizó en dirección a la puerta del baño apoyando su mano derecha sobre el muro del pasillo, mientras que con la otra sujetaba su vientre por debajo de su voluminosa superficie. Y tal vez era su imaginación, pero incluso creyó sentir cómo la criatura se movía dentro de él. Como si fuese consciente del suplicio y quisiera huir de él. No obstante, apenas había avanzado un par de metros cuando de manera repentina, sintió una húmeda y tibia corriente de fluído recorrer la piel de sus mulsos y depositarse en el suelo rodeando las plantas de sus pies descalzos. De haber tenido aún los tobillos lastimados y las vendas en su lugar, éstas se habrían empapado. Y esa sensación que había pasado desapercibida delante del dolor de las contracciones, de que algo había chasqueado en las profundidades de su vientre, fue la suficiente para hacerlo caer en cuenta de las dimensiones de su realidad.
Había roto fuente.
Tenía, en esos momentos, el mismo sentimiento que había tenido la vez que la segunda prueba de embarazo había resultado positiva. Un desolador desasosiego que se anudaba en su garganta, pero esta vez por triplicado. Sus rodillas entonces fallaron y con la débil voluntad que le quedaba, se dejó caer al suelo intentando deslizarse lo más gentilmente posible con la ayuda de su brazo apoyado en el muro. ¿Cómo era posible que dar a luz fuera una cosa normal? ¿Cómo era posible que algunas personas tuvieran aún el deseo de tener dos, tres o cuatro hijos después del horror de un parto como él lo estaba por vivir? Se preguntó si estaría exagerando con su propio dolor. Después de todo, recordaba haber escuchado en alguna ocasión, en una de las clases de educación sexual de la secundaria, que los partos para omegas podían complicarse dependiendo de su sensibilidad hormonal. Esto no lo reconfortó.
Su cuerpo entero sudando frío le exigía que se estremeciera de manera involuntaria. Y justo después de una de las contracciones, tomó una porción de sus fuerzas para acomodarse de espaldas a la pared. Aquella posición lo forzaba a mantener las piernas abiertas. Y debido al sus propios espasmos, poco a poco su cuerpo resbaló hasta dejarlo acostado sobre sus antebrazos sin la oportunidad de ver más allá de su empapado pantalón de maternidad.
Sin pensarlo dos veces retiró torpemente la dichosa prenda y la dejó a un lado. Una oleada de fresco alivio momentáneamente lo saludó tras haberse deshecho de la presión del resorte del pantalón y de su ropa interior. Y llevado por el hábito, se encontró a sí mismo pensando en la suciedad y el desastre que dejaría regado en el pasillo.
Rememorando un par de programas familiares que había visto en la televisión, intentó mimetizar las respiraciones que estaban recomendadas al momento de un parto.
-- Hii Hiii... Fuuuu... Hii hiii... Fuuuuuu... --Respiraba con dificultad
A esas alturas de la situación, sabía perfectamente que tendría que dar a luz por su cuenta. Y aunque aterrado por la idea, una apresurada resignación se reflejaba en el brillo de sus lagrimeantes ojos. No pasaron ni cinco minutos cuando una renovada ola de contracciones aún peores lo sobrecogieron. Fue presa de la incómoda y extraña sensación de cómo su entrada se dilataba un poco mas por cada calambre que tenía, y de cómo algún tipo de fluido, ignorando si se trataba de sangre o de algo más, acompañaba dicha actividad. El sonido de sus propios alaridos de dolor lo podía escuchar como si se hallara en la lejanía, y su cabello se habría erizado de no ser porque se hallaba adherido a su frente por el sudor.
Instintivamente su respuesta física resultó en pujar. Pujar como jamás lo había hecho en su vida. Como si su entera existencia hubiese sido creada para ese preciso momento. Ya no le importó si el suelo se ensuciaba, si su ser se desgarraba en el proceso. Nada. Todo lo que cabía en su cabeza durante ese tormentoso suplicio era hacer que terminara. ¿Así se sentía morir? Probablemente. Pero tampoco le importó. Si iba a morir ese día, abrazaba la idea con la alegría de un reo que ve la luz del sol por primera vez en un largo tiempo. Y ese sol era el más allá.
Por supuesto todo el esfuerzo dio frutos en un instante que pasó tan rápido como un relámpago en una noche de tempestad, sintió cómo de su interior salió aquel cúmulo de materia que había cargado durante tanto tiempo. Como si todo el proceso no le hubiese llevado al menos tres horas de agonía, se había deslizado tan fácilmente hacia el exterior que a Bum le había parecido extraño que hubiese dolido tanto por todo ese tiempo. Las contracciones se habían detenido y su barriga, en un abrir y cerrar de ojos, había dejado de ser el curveado bulto que antes se había acostumbrado a ver. Aquello le permitió al fin, contemplar el resultado de su martirio. Entre sus piernas, sobre un charco de fluidos sanguinolentos y junto a lo que parecía ser la placenta, se hallaba un bebé recién nacido. Su bebé recién nacido...
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Universidad de Seúl. La más prestigiosa y demandada de todas las instituciones sur coreanas. Un campo abierto con grandes edificios de aulas, auditorios y salones multimedia que se extendía lo suficiente para perderse en el horizonte. Jóvenes estudiantes con todas las pintas de ser el futuro de corea caminaban apresurados en todas direcciones. El futuro de corea no tenía tiempo para descansar. Y Yang Seungbae se hallaba de pie en medio de un pabellón al aire libre que conectaba dos edificios en la planta baja. Estorbando el paso de los transeúntes que después de esquivarlo, lo observaban con miradas de fastidio.
Hacía años que él había abandonado la universidad. Específicamente, la carrera de criminología. Todo para hacer el examen de las fuerzas policiales. Sus lineas de expresión y su atuendo pasado de moda lo delataban.
El hombre miró un pedazo de hoja que sostenía en la mano. Sobre él, algo escrito: "Kim Daesung. Oficina 14 en el ala sur del edificio Q" Y virando los ojos hacia arriba, podía ver en el edificio que tenía de cara, la enorme letra Q pintada por encima del minúsculo techo del pabellón.
Ni corto ni perezoso, se adentró en el lugar, que debido a la hora, se encontraba casi completamente vacío. No se imaginaba cómo era la hora pico en la cafetería en esos momentos. Las aulas eran especiales. Mientras caminaba sobre los pasillos en la búsqueda de la dichosa oficina, observaba con admiración la pulcritud de cada una de ellas. Los pizarrones electrónicos cuidadosamente cubiertos por relucientes protectores plásticos, las mesas y sillas pulcramente acomodadas en hileras perfectamente simétricas, el material cuidadosamente depositado en los anaqueles de las paredes con un orden casi obsesivo. Todo le parecía diferente a como él lo recordaba. Sus años de universidad habían sido lo que él consideraba los más caóticos de su vida. No le parecía que hubiese sido todo tan inmaculado y organizado como parecía ahora. Pensó en cómo el gobierno había hecho un buen trabajo invirtiendo en la educación y acercando todos los recursos a sus estudiantes. En su época, él había tenido que vivir prácticamente dentro de las bibliotecas públicas para poder realizar sus tareas. Era una bendición para los estudiantes actuales que tuviesen la vida tan sencilla. Y por eso mismo, se sentía fuera de lugar en la universidad. Era un hecho que él ya no pertenecía ahí.
Fue casi al final del pasillo cuando se encontró con la puerta que buscaba. La placa metálica centrada a la altura de sus ojos sobre la puerta lo podía confirmar:
"Dr. Kim Daesung. International business and economic sociology. Career affairs"
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NOTA DE LA AUTORA: Qhuiobooooooo
Casi un año sin actualizar alv jajaja Una enorme disculpa. Depués de las vacaciones en las que subí el último capítulo, entré a la universidad y pues quienes estén en la universidad me podrán comprender que es una joda jajaja Espero que les haya gustado. Voy a intentar al menos actualizar un capítulo por semana. O adelantaré estas vacaciones muchos para irlos subiendo poco a poco y no abandonar este fic. Mientras tanto, les comento que me encantan sus comentarios jaja luego se sacan unas mmdas bien chidoris que me matan jajajajajaja sigan así. Muchas gracias por leer!!!
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KILLING STALKING OMEGAVERSE FICTION
FanfictionBasado en el trabajo de la Artista Surcoreana Koogi, éste fanfic aborda la historia desde el universo Omegaverse. Y por supuesto, bum es omega... y sangwoo es alfa. (Créditos de la portada: Gracias a Gabriela calles por el diseño, se le aprecia mu...