Capítulo 5

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Cuando levantó la vista, sus ojos no daban crédito a lo que veía. Las dos líneas azules en paralelo no mentían. No podían mentir. No estaba embarazado. ¡No estaba embarazado! La felicidad era tanta que de inmediato y como reflejo, comenzó a sollozar.

--¿Terminaste? –Intervino Sangwoo, abriendo la puerta del baño.

Bum lo miró. No tuvo tiempo para hacer nada. Sangwoo le arrebató la muestra.

--Así que es esto, huh? –Dijo. Parecía no estar sorprendido. –Oh, no llores. Se puede arreglar.

--¿Qué? –Murmuró Bum. Confundido.

--Vamos

Tiró la prueba a un lado, y Bum la siguió con la mirada desahuciada. Sangwoo lo llevó a la habitación, dejando la silla atrás.

--¿Qué vas a hacer? –Preguntaba una y otra vez.

Visiblemente irritado por su insistencia, el otro se agachó a la altura de Bum, en el colchón, donde lo había dejado.

--Tendrás a mi hijo. –Y se acercó a su rostro—De ti, nacerá un saludable bebé.

Tocó levemente, con la yema de los dedos estirados, el abdomen bajo de Bum. El tacto frío de sus manos le resultó sumamente espeluznante, pues sus ojos vacíos casi se clavaban dentro de su carne. Le costaba trabajo creer que pertenecían a un ser humano.

--P-Pero... ¿Por qué? ¿No trajiste los inhibidores para que yo... no...

Sangwoo sonrió. Bum estaba aterrado. Temblando de pavor. Se negaba a creer lo más evidente. Lo que ya sabía que pasaría.

--Las cosas cambian.

Se levantó y cerró la puerta con ellos dentro. Se quitó la playera, el pantalón, se arrodilló, y le intentó dar un beso en los labios, pero Bum movió la cabeza.

--No... Sangwoo

Lo tomó del mentón y forzó aquel beso. Bum se intentaba alejar con los brazos estirados hacia atrás, sin embargo, por más que retrocediera, Sangwoo siempre tendría la ventaja, pues terminó acorralándolo contra la pared. Tomó la base de la sudadera de Bum y la levantó, en orden de desvestirlo, y aunque éste intentó detenerlo, a Sangwoo esto no le representó ningún impedimento.

--No quiero... No, por favor...

Así decía el atemorizado Bum, tomándolo por los hombros e intentando alejarlo con las vacilantes fuerzas que su voluntad le permitía utilizar.

Ya había retirado con éxito sus pantalones, pero Bum no dejaba de resistirse. Intentaba empujarlo con las rodillas, con los brazos y los pies. Se movía sin cesar, por lo que, fastidiado y casi al límite de su paciencia, le abrió las piernas con ambos brazos y Bum sintió un doloroso estirón en la parte interior de sus muslos, que habían resistido la mayor parte de esa fuerza bruta. Soltó un alarido de dolor

--¡AGHH!

--Esta vez—Dijo Sangwoo—Me aseguraré de que todo salga bien.

El celo de Bum aún no terminaba. Habían pasado apenas cuatro días, y el suyo duraba, por lo menos, cinco. Casi siempre seis. De manera natural, durante ese tiempo, su organismo lubricaba constantemente, incluso bajo el efecto de inhibidores, que solamente servían para controlar la cantidad de hormonas que manaban de su cuerpo y para limitar al mínimo el estado de líbido. Por esta razón, no necesitaba ningún tipo de preparación. Y aunque lo hubiera hecho, a Sangwoo probablemente no le habría importado.

--¡Te lo suplico! –Exclamaba Bum, al borde de la desesperación -- ¡Tengo miedo! ¡Por favor!

Sin parecer escuchar una sola palabra de lo que decía, Sangwoo se posicionó sobre él, utilizando su peso corporal para someterlo. Una vez así, procedió a penetrarlo, y aunque no le resultó difícil entrar, provocó que Bum soltara un grito desgarrador, seguido de un sollozo ahogado.

Sin más que hacer, apoyó sus manos sobre la poderosa espalda desnuda de Sangwoo, y clavó sus uñas en su piel con todas sus fuerzas. Al momento en el que se movió de nuevo, éstos se convirtieron en rasguños y gruesos hilillos de sangre cayeron sobre su torso hasta el pecho de bum. Sangwoo chasqueó los dientes, disgustado. Tomó a bum por las muñecas, sin dejar de impulsar sus caderas vigorosamente, y las dobló hacia atrás, sosteniéndolas sobre su cabeza. De esa manera, si intentaba moverlas, corrían el peligro de romperse o dislocarse, por lo que no podría utilizarlas para protestar. Bum lloraba y lloraba. Débil, impotente. La invasión le causaba placer involuntario, y aquello lo hacía sentir degradado, pisoteado por su propia naturaleza. Un cuerpo vulgar que no lo ayudaba en nada. Que ignoraba su voluntad.

--¿Lo ves? –Habló Sangwo, sobre la marcha de aquél vaivén interminable que lo llenaba y que lo hacía sentir terriblemente culpable—Para esto sirven los Omegas. Para esto nacen –Se acercó a su oreja—Para utilizarse...

--No... te equivocas—Respondió—Eso no es verdad

Sangwoo exhibía una mueca de satisfacción perversa en el rostro.

Bum agitó los codos, y un golpe cayó sobre el mentón del otro. Grave error. Éste lo tomó por el cuello, liberando sus muñecas, y aún abriéndose camino en el interior de Bum, aplicó la presión necesaria para que toda resistencia se viera sesgada por la falta de oxígeno. De pronto sus estocadas se tornaron más rápidas, más violentas, más frenéticas. Bum intentaba interponer sus rodillas entre los dos, pero a menos de que hubiese tenido una fuerza más cercana a la de Sangwoo, habría podido empujarlo hacia atrás y ponerse fuera de su alcance. Fue en esos momentos en los que se sentía cada vez más consciente de su situación. Era cautivo, indefenso. Mantenido con vida sólo por el capricho de un asesino que ahora lo forzaba a tener sexo. A embarazarse sólo dios sabe para qué.

Su familia estaba llena de Betas y siempre le habían vuelto la espalda a él, el único omega. Sabía que no lo buscarían. Tampoco tenía amigos o personas cercanas que se inquietasen sobre su desaparición. Parecía que su mundo ahora se desenvolvía dentro de esa casa, en ese preciso momento. Durante una fracción de segundo, al recordar toda esa soledad y sufrimiento que lo había acompañado durante años, se sintió agradecido por no tener que pasar todos los días dentro de su viejo apartamento, siguiendo la misma monótona e hiriente rutina. Con el crudo, sofocante pesar del fracaso persiguiéndolo día y noche. Pero de inmediato se retractó. "No, ¡Cualquier cosa es mejor que esto!" Su cuerpo se agitaba con el ritmo que la pelvis de Sangwoo marcaba con su movimiento. "Tengo que salir de aquí"

Una última embestida, la más profunda, fue la que terminó con todo. Bum sintió cómo su interior rebosaba con el líquido seminal de Sangwoo, que se mantuvo unido a su cuerpo hasta que hubo terminado de eyacular. No importaba cuántas veces lo hiciera, parecía que jamás se acostumbraría a esa sensación. Un renovado torrente de lágrimas se le escapó. ¿Cómo podría tener un bebé? ¿Cómo en esas condiciones? ¿Cómo podía exponerlo a todo lo que él había pasado con Sangwoo? A los asesinatos, a las golpizas, a la tortura. A sus ataques verbales...

Cuando al fin lo soltó, se dejó caer sobre un costado con las manos en el rostro. El exceso de semen encontró su camino hacia el exterior. Era ya de noche. Lo sabía. Sintió cómo se inclinaba sobre él, y después, una mano sobre su cabeza.

Parecía como si todo se repitiese. Esta vez, pasó una semana entera. Sangwoo llevó una prueba de embarazo nueva. Una de marca diferente. Más costosa. Bum lo sabía por todas las referencias médicas que tenía al reverso de la caja. Cuando La utilizó, Sangwoo había estado con él, en el baño. Recargado sobre la puerta. Vigilándolo.

De alguna manera, el sentimiento era diferente. Parecía resignación, pero en parte era el equivalente emocional a ver la pintura secar. Después de todo, lo único que le quedaba hacer era intentar sobrevivir. Adaptarse. Como la fuerza de aquello que es inevitable, sentado sobre la taza del baño y mordiendo su labio inferior hasta que casi sangraba, Bum fue testigo de lo que aquella marca roja en forma de cruz significaba. No había marcha atrás.

=:".

KILLING STALKING OMEGAVERSE FICTIONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora