Capítulo 26

14.8K 1.6K 221
                                    


Nota de la autora

q pex q pedo q tranza q hongos mi clika mi barrio mi gente mi bandita cómo estamos?

Pues en últimas noticias, yo muy agripada. Pero por fin de vuelta al fic. Gracias por esperar, pero también les aviso que este lunes entro a la uni por lo que las actualizaciones van a tardar como una semana si bien me va. Pero esto ya casi está en las rectas finales 7u7 kemozion zyonó huehue

Gracias de todo corazón a Gabriela Calles por la nueva portada <3  

____

-- Sa-Sangwoo...-- Musitó Bum, mientras seguía todos los movimientos de aquella amplia figura que descendía por los peldaños del sótano. 

-- ¡SANGWOO MALDITO! ¿CREES QUE ESTO ES DIVERTIDO? ¡NO LO ES! ¡SI NO ME DESATAS AHORA MISMO TE JURO QUE JAMÁS VOLVERÁS A VER LA LUZ DEL SOL!. -- Exclamó Ji Eun, en un arranque de ira incontrolable

El susodicho se limitó a seguir bajando tranquilamente, hasta que por fin se posicionó a un lado de sus dos cautivos. Ataviado con un delantal plástico sobre un conjunto deportivo que YoonBum jamás había visto. Los miró a ambos. ¿En dónde estaba el bebé?

-- Aquí apesta... -- Susurró

-- ¿Sabes qué más apestará? ¡TU SUCIA CELDA CUANDO LOS MANDE A AMBOS A PRISIÓN! --Continuó la muchacha

Usando su par de pequeñas, inexpresivas pupilas, Sangwoo la miró sin dirigir la faz en su entereza hacia ella, lo cual fue suficiente para que enmudeciera. Bum observó que comenzaba a temblar. Tragó saliva. No estaba atado y no quería estarlo.

-- Y exactamente... -- Sangwoo se acercó a ella. Sus rostros a centímetros de distancia. Esos mismos ojos que la miraban, clavados como garras en su cabeza-- ¿Cómo pretendes hacer que eso ocurra?

Los párpados de la mujercilla se inflaron de lágrimas. Su ceño fruncido era la máxima expresión de un orgullo herido. Utilizando todas sus fuerzas para devolverle la mirada.

-- Escúchame Sangwoo --Dijo, en un evidente intento por mantener la compostura. Su voz quebradiza-- Si no me desatan y me dejan ir les juro que-

El estrepitoso sonido del contacto carne con carne retumbó en todos los espacios vacíos de la habitación. 

Los primeros segundos Bum no reaccionó. No se percató de lo que había ocurrido. El rostro de la chica orientado hacia un lado. Su cabello desordenado, cubierto de sudor, escondiendo una parte de la cara, y bajo los pelillos oscuros,  la piel enrojeciéndose poco a poco. La mano de Sangwoo en el aire, junto a su cara.

-- Hablas mucho

Tal vez por la mecánica de la bofetada, tal vez por la incapacidad de retenerlas por más tiempo. Las lágrimas en los ojos de Ji Eun brotaron por fin. La prepotencia de su expresión en un abrir y cerrar de ojos se transformó en terror absoluto. Pequeños, casi inaudibles sollozos se le escaparon de la garganta. 

Bum estaba atónito. Ver a Sangwoo golpear a alguien más le resultaba... desconocido. Extraño. Como si él no hubiese sentido lo mismo en su propia carne. Como si fuese ajeno a esas golpizas de las que había sido víctima meses atrás. No se movió un sólo centímetro. 

-- Siempre haz sido muy bocona, Ji Eun-Ah... --Continuó Sangwoo, incorporándose -- Gritando por todo, haciendo drama. ¿No piensas que la gente se harta de eso de vez en cuando?

La mentada no reaccionó. Lo miraba. Bum reconoció esa expresión. Un sentimiento tan familiar, que un escalofrío le escaló por los brazos. 

-- ... Nada que decir, ¿huh? Está bien. 

Tomó una pinza de la caja de herramientas que yacía en un rincón bajo las escaleras. 

-- Sa... Sangwoo -- Dijo Ji Eun, esta vez, en un diminuto hilo de voz -- No quieres hacer esto. ¿No? Te conozco. Vamos, deja de jugar, ¿Si? Por favor. 

Su expresión y sus palabras eran contradictorias, mientras que sus lágrimas recorrían los surcos de su temblorosa y quebrada sonrisa, enmarcados por unos ojos repletos de pánico.

-- ¿Jugar? --Le contestó, dirigiéndose a ella con la pinza en la mano. Ji Eun no quitaba la vista de aquella herramienta -- Pero si nunca estuvimos jugando.

-- M-Mi familia debe estar preocupada... Debería regresar. Sangwoo, déjame ir... yo, yo les dije que estaría contigo. Si tardo demasiado tal vez vendrán a buscarme aquí, ¿No crees? Haha --Su risa nerviosa chocó contra las paredes del sótano-- Si me dejas ir haré como que esto nunca pasó, ¿Si? ¿Qué dices?

-- Las chicas como tú siempre son iguales. Todas lo mismo. La misma historia... --Respondió él, tomando las manos amordazadas de Ji Eun. Ignorándola por completo-- ¡Oppa, tengo hambre! ¡Oppa, quiero ir allá! Oppa, oppa, oppa...

Jugando con las pinzas, recorrió sus dedos y ascendió por su brazo apenas haciendo contacto con el metal y su nívea piel helada. La mujercilla temblaba.

-- Jamás se preocupan por los demás. Solo por ustedes mismas... Frívolas... Déspotas... 

De un zarpazo que nadie vio venir, la cabeza de la pinza quedó clavada en una de sus palmas. Ji Eun dejó salir un desgarrador alarido.

-- Y pretenden que serán jóvenes por siempre --Haló de la base de la herramienta y ésta salió del orificio que había creado, acompañada de empujones palpitantes de cálida sangre. Bum podría haber jurado que salía vapor de la herida.

-- Que sus preciosas caras son boletos a la vida fácil... Y que les dan derecho a tratar a la gente como basura...

Guió la punta de la pinza ahora por el contorno de su mentón. Ella intentó, vacilante, alejarse del tacto del metal en vano. Miró a Bum.

-- ¡AYÚDAME, PEDAZO DE MIERDA! --Farfulló, en un último arranque de ira antes de que Sangwoo repitiera la hazaña pero ahora perforando un camino en su mejilla derecha. 

-- ¿Lo ves? --Dijo él. Levantándose. Limpiando el intrumento con un paño que había sacado de una de sus bolsas del pantalón -- Ustedes no saben valorar nada. 

Ji Eun se retorcía en el piso, limitando sus movimientos a los que las mordazas en sus articulaciones le permitían hacer. Con la mano intacta sosteniendo la herida, y ambas a su vez cubriendo el hueco de su rostro. Gritando con lo que parecía ser toda la potencia de sus pulmones. Bum notó que un par de pequeños objetos se deslizaron en el charco de sangre que se comenzaba a extender desde la zona del piso en la que reposaba su cabeza. Dientes. 

Sintió náuseas. 





KILLING STALKING OMEGAVERSE FICTIONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora