06. Puedes llamarme JS.

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Iba un poco tarde a la práctica de hoy por lo que caminaba apurada por los pasillos de la empresa.

Choqué con alguien que no tengo idea de quién era ya que no vi, me disculpé y arregle mi pelo que estaba desordenado por el apuro

Seguí mi camino hacia la sala de prácticas de nosotras y ahí estaban todas sentadas en el piso estirándose mientras la instructora las miraba atentas.

—Perdón —hice una reverencia a la instructora y ésta me miró mal.

—Diez minutos tarde, Griffin. —apuntó su reloj.

Y si hay algo que odie en esta vida es que me llamen por mi apellido. Me molesté un poco pero traté de ocultarlo.

—Lo siento, estaba en el baño —rápidamente me puse a calentar con las demás chicas.

—Terminen de calentar. Dentro de unos...—miro su reloj—...cinco minutos vendrán unos invitados.

Nos miramos extrañas y terminamos el calentamiento. Tomamos un poco de agua y la instructora nos dijo que nos paramos una al lado de la otra.

A los segundos una cabeza muy conocida se asomó por la puerta después de tocar.

—¿Podemos pasar?

La instructora asintió y luego la puerta fue abierta completamente dejando ver siete cabezas más.

—Hola —todas hicimos reverencia a la misma vez que ellos.

Los ocho miembros de Stray kids estaban frente a nosotras. Estaba nerviosa, debo admitirlo. Han sido mis ídolos y mi ejemplo a seguir desde hace mucho tiempo.

Ellos hicieron su saludo a habitual y luego nosotras el nuestro.

—Bien, los he traído a ellos hoy para que les den consejos. —la instructora los miró y luego a nosotras.

—Ok —Madison asintió con la cabezas.

Luego de un tiempo largo conversando con ellos sobre cosas y aspectos que debemos tomar en el escenario, consejos para poder escribir canciones y todo eso nos dieron tiempo libro hasta la tarde.

Entré a mi oficina personal y agarré mi celular. Tenía un mensaje del Desconocido. Me senté en mi silla giratoria tomando un poco de agua y abrí el mensaje.

De desconocido:

¿Que haces? ¿Estás bien? Hace unos días no hablamos.

Con una sonrisa le respondí.

Yo: Estoy bien, ahora mismo estoy tomando un descanso.

Él: ¿Un duro día?

Yo: A parte de un regaño esta mañana por la instructora de baile por llegar tarde y luego una serie de consejos de un grupo famoso, no ha sido un día duro.

Y era verdad. He ido al psicólogo en estos días y me ha ayudado bastante con todo esto de los malos comentarios. Incluso ya me están empezando a importar menos. Debo empezar a quererme a mí misma sin importar lo que diga la gente. Ellos solo quieren destruirme y no se los permitiré.

Él: Mi día ha sido bueno en lo que va de él.

La curiosidad volvió a invadir mi cuerpo.

Yo: ¿Como te llamas?

Pregunté sin esperanza alguna.

Él: ¿Hasta cuando me preguntarás lo mismo? Los nombres no importan en esta vida.

Yo: ¿Te crees que es cómodo para mí hablar con alguien que no se quién es? No se nada de tí y tú pareces saberlo todo de mí.

Él: No te puedo decir mi nombre.

Yo: ¿A caso eres mafioso?

Él: Note tu sarcasmo :) Pero si llamarme por algún nombre te hace sentir mejor, puedes llamarme JS.

Yo: No me convence pero me confirmaré con eso por ahora. ¿Que edad tienes?

Él: Haces muchas preguntas pero si lo que quieres es saber si soy mayor que tú; sí, lo soy.

Yo: Lo que me faltaba. Un pedófilo.

Él: Solo son tres años :)

Yo: Oye JS lo siento pero debo irme. Necesito comer algo.

Él: Ok, hablamos mañana.

Salí de mi oficina para dirigirme a los ascensores.

Llegué a la planta baja y salí de la empresa y me volví a chocar con alguien por segunda vez en el día.

—Oh, lo siento —dije sin ver a la persona. Hoy iba de distraída.

—¿Es tu pasión arruinar mis sudaderas? —su voz fue fría y al instante levanté la cabeza.

—¿Jay? —lo miré entrecerrando los ojos— ¿Que haces por aquí?

—La calle es pública —me respondió con indiferencia— Pero ese no es el caso, acabas de arruinar otra de mis sudaderas.

—Lo siento, no fue mi intención —dije con la misma actitud de él.

—No valen solo unas disculpas, ha este paso terminarás arruinando mi clóset completo. —hecho su vaso de café americano a un bote de basura cercano y luego vio si sudadera manchada de café con frustración.

—Si me disculpas, iba a la cafetería. —intenté irme pero él se atravesó en mi camino.

—¿Traes efectivo? —me miró serio.

—Si Jay, traigo efectivo. —no había terminado de decir la palabra y el ya me jalo por la acera.

—Que bueno.

FEVER メEnhypen - JayメDonde viven las historias. Descúbrelo ahora