Capítulo 9

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-Buen día, Nana -me estiré un poco y alcancé la taza de café que me pasaba.

-Buen día, mi niña. ¿Dormiste bien? -asentí con una media sonrisa. Ambas sabíamos que era mentira.

-¿Aún no despiertan los niños? -pregunté extrañada. Ya para esta hora habían desayunado unas dos veces.

-Si, están afuera ayudando a Paco -reí. Pobre hombre.

Pedí que llevaran nuestro desayuno al jardín y fui a su encuentro. Los vi desde lejos y no pude evitar sonreír, mis tres tesoros estaban enormes.

Las niñas eran idénticas a su padre y solo habían heredado de mi parte los ojos y él carácter y mi príncipe, era una fina combinación de Marie y Gustav, no conocía a nadie más dulce que él.

-¿Dónde están mis bebés? -grité y al percatarse de mi presencia fueron corriendo hacia mí, les facilité las cosas bajando a su altura. Un montón de besos por toda mi cara recargaron mi energía.

-Mamá, una flor -una de las niñas extendió una de sus manitas hacia mi y me enseñó un lindo girasol.

-¡Wao! -la miré fingiendo sorpresa-. ¿Y cómo se llama la flor de hoy?

-¡Lilasoles! -gritó eufórica y empecé a reír.

-¡Girasoles! -le corregí con una sonrisa-. Los girasoles son las flores favoritas de mamá, ¿lo sabías?

-Shi -dijo con seguridad viendo su flor y volví a reír.

-Es hora de desayunar, vamos -dije levantándome-. Vayan a lavarse las manos, por favor -tan obedientes como siempre, salieron disparados hasta la cocina llamando a Nana.

-Buen día, Paco. ¿Cómo se encuentra hoy?

-Bien, señora. Siempre que esté cerca de hermosas flores, buena tierra y espacio, me encontraré bien -sonreí. Paco era un señor mayor, dueño de unos de los viveros más importantes de la ciudad y se le podía ver como cualquier otro jardinero, plantando sus flores y decorando jardines.

-Están hermosas, estas son mis favoritas -me acerqué para verlas con mayor detalle.

-Eso me comentó el señor, por eso pondré más empeño para que sean las protagonistas -me limité a asentir y sonreí.

Gustav sabía que la había cagado y como era consciente de que enviarme flores ya no sería suficiente, contrató a Paco para que plantara en el jardín un tipo de flor diferente cada día.

Desde esa noche no nos habíamos visto o cruzado palabra, curiosamente surgió un viaje de negocios al día siguiente, era obvio que ahora no sabría como verme a la cara.

Enzo, por su parte, había cumplido su promesa y no me había llamado o texteado desde ese día que nos despedimos en su oficina, trataba de no pensar en él y sumergirme en trabajo, pero no siempre funcionaba, mucho menos después de la decepción que mi supuesto esposo me había causado.

Desayunamos y luego de la sesión de "besos a mamá" del día, fui a prepararme para ir trabajar.

-¿Sabes qué es lo más curioso? Que Juliette me advirtió que esto pasaría.

-Me dijo que debía cuidarte, que no podía olvidar tus raíces y de donde te había sacado. ¿Es que acaso mi fortuna no es suficiente para ti? Puedo trabajar más y hacerla crecer como la de D'accardi, ¿eso sería suficiente para ti?

Esa maldita conversación se repetía en mi cabeza una y otra vez y aunque lo había escuchado por mi misma y nadie me lo había contado, era algo que no podía creer que había salido de la boca de Gustav.

-¿Señora? -escuché a lo lejos-. ¿Señora Russo? -miré a mi asistente algo perdida.

-¿Si? Perdón. ¿Qué pasa? -sonrió al ver que había conseguido por fin mi atención.

-Hay un caballero buscándola, no tiene cita, pero dice que vino a verla desde muy lejos por un asunto urgente. ¿Lo agendo para otro día o dejo que pase unos minutos?

-Deja que pase -no tenía nada mejor que hacer y moría de la curiosidad. La chica se marchó y segundos después mi oficina se iluminó de repente, un hombre alto y guapo me sonrió algo nervioso.

-¿Te acuerdas de mi, perra? -dijo con una timidez que no reconocía en él.

-¡Daddy! -sonreí eufórica y sinceramente feliz, no era consciente hasta ahora de cuánto lo extrañaba. Me acerqué a él y lo abracé con cariño-. ¡Qué sorpresa! ¿Qué haces aquí? -le ofrecí sentarse en unos de los sofás y me obedeció.

-Solo mírate, Abi -me miró de arriba abajo orgulloso-. Eres todo una mujer de negocios -rodé los ojos divertida.

Sin perder el tiempo empezamos a hablar y a actualizarnos. Me dolió escuchar que La Xtravaganza estaba pasando por un muy mal momento, pues algunas decisiones que había tomado Karlo no habían sido las correctas administrativamente hablando.

-No puedo creerlo, pensé que estaban en su mayor apogeo, es un buen momento para los clubes como esos.

-Abigail -me miró con los ojos llenos de melancolía-. Karlo no tiene ni idea de qué estoy aquí, sabes lo orgulloso que es y nunca pediría ayuda, pero no podemos permitir que el club cierre así, sin al menos intentarlo.

-Estoy de acuerdo -pensé un momento y después de un rato sonreí viéndolo. El me miró confundido.

-¿Qué? -preguntó y me levanté yendo hasta el teléfono en mi escritorio, luego de marcar unas cuantas teclas escuche la voz de Dylan al otro lado de la línea.

-¿Qué haces el viernes? -lancé juguetona-. ¿Por qué no recordamos los viejos tiempos? ¿Nos vemos en La xtravaganza a las diez?

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¿Me recomiendan algunas canciones con las que se puede bailar en el tubo?

Es para una tarea 🙈

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