Capítulo 10

2.9K 221 39
                                    

-¿Acaso crees que mi esposo es tu puto asistente? -rodé los ojos mientras terminaba de arreglar mis maletas.

-Es mío, no lo olvides -contraataqué para joderla y comenzó a lanzarme cada pieza de ropa a su alcance. Empecé a reír-. Si quieres ir solo dilo, April.

-¡Quiero ir! -su voz ahora era mucho más dócil y me sonreía de oreja a oreja.

-Pídele permiso a tu jefe y ya está, por mi no hay problema -dije con toda la seriedad que pude y su cara se desencajó.

-¡Abigail! -gruñó como niña pequeña-. ¡Tu eres mi jefe!

-Uy, pues no. No vas -empecé a reír de nuevo y me jaló a la cama trepándose luego sobre mi para comenzar a "asfixiarme" con una de mis almohadas.

-Si mueres mi vida será más fácil, zorra -ambas reíamos y de repente escuchamos como la puerta de mi habitación se abrió.

-Vaya, mi sueño más erótico cumplido -ambas miramos a Dylan con asco y él empezó a reír a carcajadas.

Después de un rato jodiendo la paciencia de April le contamos que desde el principio teníamos pensado llevarla con nosotros, estaba tan emocionada que obligó a Dylan a llevarla a su casa para empezar a hacer las maletas.

La noche cayó y la soledad y el aburrimiento me carcomía por dentro. Ya es muy tarde ahí, me repetía, pero como no suelo hacerme caso ni a mi misma, tomé el teléfono y sin pensarlo dos veces, marqué. Una voz adormilada me contestó solo después de dos timbrazos.

-¿Mon Amour?

-¿Esperabas la llamada de alguien? ¿Cómo es que contestaste tan rápido?

-Cuando tu mujer tiene otro horario siempre debes estar alerta -sonreí y mordí mi labio aprovechándome del hecho de que no podía verme-. ¿Celosa?

-Necesito que me devuelvas a mi jefe de seguridad -lancé ignorando eso último.

-¿Perdón?

-Julio, lo necesito. Es mio.

-¿Perdón? -repitió ahora más divertido.

-Eres una descarada, Abigail Taylor.

-Viajó a América en dos días y llevó a los niños conmigo. Lo necesito aquí.

-Vaya, ¿viaje familiar? -lanzó sarcástico.

-¿Celoso?

-Si, mucho -reí sin poder evitarlo.

-Solo iremos nosotros -alivié su pena después de un rato.

-¿Es una invitación? -mi corazón pegó un salto, el simple hecho de imaginarlo me estremecía. No me había dado cuenta que no había respondido y él tomó ventaja de eso-. Tomaré eso como un si.

-Enzo, no...

-Mañana te envío a Julio. Buenas noches, Mon Amour -colgó sin dejarme decir más.

Mierda.

***

Un montón de sentimientos llenaban mi pecho, pensar en todo lo que había logrado desde la última vez que estuve aquí, me parecía ahora aún más increíble.

Casi todo estaba en el mismo lugar y supongo que ese era uno de los principales problemas del club. Los asientos, la zona del bar... el escenario, todo se resguardaba para mi intacto y sentía como si mi último baile hubiera sido ayer y no después de todos estos años.

-¿Nostalgia? -una voz conocida me hizo voltearme.

-¡Karlo! -me acerqué a él y me abrazo con cariño paternal.

-Lia, mi niña -me miró unos segundos confirmando que estaba bien y volvió abrazarme.

-¿Cómo has estado? ¿Ese Italiano te trata bien? -asentí regalándole una sonrisa.

Fuimos hasta su oficina y ahí me contó con detalle todo lo que había llevado a la decadencia del lugar, era lamentable y ya que estaba aquí se me hacía imposible permitirlo.

-¿Recuerdas cuando nos vimos por primera vez? -asintió con una sonrisa.

-Nena, tienes un currículum excelente. No puedo permitir que lo dañes trabajando para mi.

-Por favor, por favor. Solo una temporada -junté mis manos rogándole.

-¿Estás en problemas? ¿Necesitas dinero? -negué sinceramente.

-Solo entré un día a este club como clienta y me enamoré, supe de inmediato que quería ser parte de él -me miró y sonrió.

-¿Tienes experiencia en este tipo de baile o espectáculos? -negué-. ¿La directora de la escuela en donde impartes clases estaría de acuerdo con esto? -repetí el gesto viéndolo desanimada-. ¿Puedes empezar hoy mismo? -estaba a punto de responder negativamente de nuevo cuando me di cuenta de que me había preguntado y sonreí.

-¡Si, si! -contesté emocionada y él se rió.

-Tranquila, aún no estás contratada -lanzó tratando de hacerse el duro-. Vamos a ver como te acepta el público y luego hablamos de eso.

-Te haré rico, ya veras -le guiñé un ojo coqueta y negó divertido.

-Tu quizá no lo sepas, pero gran parte de la mujer que soy ahora se lo debo a este club y a todas las personas maravillosas que me permitió conocer, por favor, déjame ayudarte -lo pensó un momento y suspiró sabiendo que no iba dejar de insistir.

-¿Qué tienes en mente? -sonreí.

------------------------------------------------------------------------------

Creo que volver a ese club hará que nuestra Abigail recuerde quien realmente es.

¡Buenas noches! :P

EscógemeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora