Capítulo extra

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Los dos lo veíamos como si nuestra vida dependiera de ello, definitivamente a pesar del dolor y la terrible noche que habíamos pasado, ahora todo había válido la pena. Nuestro bebé había llegado sano y para mi felicidad, era una copia exacta e increíblemente mejorada de su padre.

¿Cómo es que había estado tan completa antes sin él en mi vida?

-Es hermoso, Mon amour -suspiró viéndolo-. Es perfecto, mucho mejor de como lo imagine, muchas gracias. Es el mejor regalo que me han dado.

-Te amo -soltó y aunque me lo decía a diario desde hace ya mucho tiempo se sintió como si fuera la primera vez. Besó la pequeña frente del niño, mi chico estaba enamorado y eso me derretía.

-¿Y yo? ¿No merezco un beso por pasar casi 24 horas en trabajo de parto y sobrevivir a una cesárea de emergencia? -negó divertido viéndome.

-¿Estas celosa de tu hijo recién nacido? -me encogí de hombros y empezó a reír a carcajadas. Se acercó y me regaló el más amoroso de los besos.

-También te amo -le respondí y volví a besarlo.

Salimos de nuestra pequeña burbuja cuando escuchamos que alguien tocó la puerta.

-Buenos días -una amable enfermera entró a la habitación-. Lamento molestarlos, pero la Señora D'Accardi debe descansar, fue una noche muy larga -ambos hicimos un puchero al saber que se llevarían al bebé.

Lo apapaché un poco más en mi pecho y besé su pequeña frente una vez más. A regañadientes lo dejé ir.

-No se preocupe, señora. Estará en buenas manos, descanse -vi como se lo llevaban con tristeza.

-Debes estar agotada, Mon Amour. Intenta dormir un rato -asentí. Ahora que el bebé no estaba cerca, todo el cansancio había caído de golpe-. Yo mientras saldré a contarle a tus ex's novios como salió todo o harán un agujero en mi pantalón con todo lo que ha vibrado mi celular -sonreí.

-Agradéceles de mi parte por preocuparse tanto por mí -intenté acomodarme en la cama, pero la reciente herida en abdomen hizo que me quejara de dolor.

-Abigail, cuidado -resoplé frustrada al saber que tendría que depender de la ayuda de otras personas para hacer cosas básicas debido a eso. Enzo me ayudo acostarme.

-Tendré una cicatriz horrible -suspiré hundiéndome en la cama-. Ya no podré usar bikinis -toda la ansiedad llego de golpe y lo miré-. Seguro ya ni me encuentras sexy como antes. Ya ni siquiera...

-Hey, hey, Nena, para todo eso, ¿qué dices? -acarició mi cara y me vio a los ojos-. ¿Acaso no ves lo enamorado que estoy de ti y de nuestro hijo? Con o sin cicatriz para mí eres y siempre serás la mujer más sexy del planeta. Deja de pensar esas cosas tontas.

Lo había dicho con tanta seguridad que todos mis pensamientos estúpidos se esfumaron y sonreí.

-Solo espera que te recuperes, puedo mostrarte a diario que esa cicatriz no será problema -espetó juguetón.

-No tendré sexo nunca más, lo siento -me miro asustado y yo reí.

Poco después, al ver que empecé a bostezar, beso mi frente y se levantó de la cama.

-Te dejaré descansar, estaré afuera. Avísame si necesitas algo -asentí viendo como salía de la habitación.

-Buenos días, vine a buscar al bebé. ¿Puedo pasar?

-Oh, muchas gracias, pero ya otra enfermera vino por él -silencio.

-¿Otra enfermera?

-Sí, vino hace unos minutos.

-Discúlpeme, Señor, pero no se supone que nadie más que yo tenga contacto con el bebé. Su servicio de seguridad me contrató desde hace meses exclusivamente para su cuidado.

Abrí los ojos de golpe y miré por la pequeña ventana que tenía la puerta a las dos personas que conversaban al otro lado.

-¿Perdón? ¿Entonces quien vino por el niño?

Silencio.

Como pude me acomodé en la cama.

-Julio...

-Señor -vi como el hombre se acercó.

-Puedes confirmar con tus hombres que el bebé esté en el cuarto que prepararon para él.

Julio tomo su teléfono de inmediato y desapareció de mi campo de visión.

-¿Cómo que no está? -la voz de mi esposo hizo que todo mi cuerpo se congelara y me levanté de la cama ignorando por completo lo débil y adolorida que me sentía-. ¿Dónde demonios está mi hijo? -gruñó.

Yo ya me estaba desesperando y el camino hacia la puerta se hacía eterno. Justo cuando logré pasar el umbral lo escuché.

-No sabemos exactamente donde está, señor. Ya mi equipo lo está...

-¿Perdón? -Enzo vino enseguida a mi encuentro.

-Abigail, ¿qué haces de pie? -intentó sostenerme, pero sus manos temblaban-. Vuelve a descansar, está todo bien -me zafé molesta cuando quiso mentirme.

-Julio, ¿dónde está mi bebé? -di unos cortos pasos hacia él, pero no se atrevió a decir nada-. ¡¿Dónde esta maldita sea?! -chillé eufórica y me tambaleé de dolor. Me había lastimado.

Justo cuando estaba por contestarme, uno de los hombres de seguridad vino evidentemente agitado con una nota en las manos.

-Encontramos esto en la cuna del bebe, señor -le arranqué el papel si ninguna educación.

"No te preocupes demasiado, solo los tomaré prestados hasta que te recuperes y puedas venir personalmente por ellos, ¿recuerdas que tenemos una conversación pendiente?

Abigail, ¿juegas a las escondidas conmigo?

4/4"

Mi mundo empezó a dar vueltas y todo mi cuerpo se estremeció. Poco a poco las voces a mi alrededor se fueron volviendo cada vez más lejanas.

"¡Vayan a la guardería por los niños ya!"
-escuché a Enzo a lo lejos. Yo quise reaccionar, pero estaba yéndome y al mirar hacia abajo vi como un montón de sangre recorría por mis piernas. Todo lo demás fue oscuridad.


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¿Para qué piden extras si saben como es la escritora? 😈

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