Capítulo 22

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Lo miré impaciente, había estado todo el camino moviendo sus piernas con nerviosismo.

-¿Puedes calmarte por favor? No es como si fuera la primera vez qué haces esto.

-Este mercado es completamente diferente, Abigail.

-Claro que es diferente, aquí todos son compradores compulsivos. Es seguro que esta noche cuando vayas a dormir seas más rico -rodó los ojos y sonreí.

-Mírame -me obedeció-. ¿No confías en mí? -asintió y acaricié su cara-. Todo saldrá bien, lo prometo.

-Gracias -se acercó a besarme y le respondí encantada.

Llegamos hasta el lugar donde se estaría llevando a cabo la feria y ambos quedamos impactados, la cantidad de personas ahí era casi él doble de la esperada.

-Cielo santo... -mi chico vio al público que nos acompañaba y sus hombros cayeron relajados.

-De nada -le susurré al oído divertida y me fui a saludar a los camarógrafos y reporteros que habían asistido.

Los participantes americanos no nos habían decepcionado y habían traído a la competencia anual muy buenas creaciones, justo él tipo de tecnología que la empresa andaba buscando, una que facilitará aún más la vida diaria de las personas.

-Mierda, no pudiera elegir solo tres ganadores -Enzo ahora no sabía qué hacer con todo lo que le ofrecían los participantes.

Y fue justo en ese momento cuando una idea loca vino a mi mente. Lo tomé de la mano y lo llevé hasta una de las habitaciones vacías del lugar.

-Abramos una sucursal de D'accardi Electronics aquí -solté todo junto y fue obvio que lo había tomado por sorpresa.

-Abigail, esa no es una decisión que se deba tomar a la ligera -lanzó luego de un rato y empezó a dar vueltas por la habitación dándome a entender que lo estaba considerando.

-Piénsalo, tenemos allá afuera un montón de proyectos nuevos que pueden ser exclusivos de esta sucursal, si alguno de nuestros clientes en Europa o Asia quiere uno de esos productos tendrá que comprarlos desde aquí. Me parece la ocasión perfecta para anunciarlo -se quedó mirándome perplejo.

-¿Anunciarlo hoy? -preguntó casi chillando y asentí con una sonrisa-. Mon amour, no estamos hablando de abrir un salón de belleza. Una nueva sucursal puede tardar años.

-Por ende, hay que anunciarlo ahora y no perder más tiempo -yo sabía que él, por más que lo intentara, ya no podría hacerme cambiar de opinión.

-¿Qué hay de la junta? No podemos tomar una decisión como esa sin que ellos lo aprueben.

-Tu y yo somos la junta directiva de la empresa -me miró-. Literalmente yo puedo tomar esa decisión sin que estés de acuerdo -le sonreí y él enarcó una de sus cejas.

-El dinero la ha vuelto muy perspicaz, Señora Taylor.

-Eres el culpable -le sonreí de nuevo y él suspiró.

-Tendríamos que establecernos aquí, al menos por un tiempo, ¿qué haremos con las otras sucursales?

-Que él par de accionistas asiáticos jueguen en Tokio, esa sede se maneja prácticamente sola y así los mantenemos ocupados y no estarán metiendo sus narices en la nueva sucursal, de igual manera no pueden tomar ninguna decisión importante sin nuestra firma. Que Dylan se encargue de la empresa en Italia.

-¿En que momento pensaste en cada puto detalle?

-Ahora -le lancé orgullosa y rodó los ojos.

Luego de debatir un montón de cosas más, salimos de la habitación que nos sirvió de sala de reuniones casi una hora después con una decisión tomada, D'accardi Electronics USA era un hecho.

***

Enzo

-Vas a hacer que su teléfono explote, Enzo. Deja de llamarla y concéntrate en la sorpresa que te tengo -rodeé los ojos.

-Le regalé casi todas las acciones de mi empresa a esa chica y aún así me llama cada puta hora para saber que estoy haciendo y con quien. Es obvio que debo estar preocupado si no he hablado con ella desde ayer. Seguro le pasó algo.

-¡Por Dios! Cálmate. Julio te acaba de decir que ella esta bien. Solo está ocupada preparando todo para mudarse aquí.

-Carla, ¿crees que deba volar a Italia? Me preocupa que los Palumbo no la dejen venir con los niños hasta acá -me tensé-. ¿Y si la tienen secuestrada? -me miró con una ceja enarcada.

-Solo tu secuestras a alguien por amor en pleno siglo XXI -la maté con la mirada y empezó a reír-. Anda, déjame cubrirte los ojos que casi llegamos.

-¿En serio no podemos hacer esto otro día? -me miró triste y suspiré-. Está bien, está bien. Dame esa mierda, yo mismo me la pondré -me regaló una sonrisa y me paso la pañoleta con la que debía cubrirme los ojos.

-¿Acaso me regalaras él Mustang de papá? -pregunté emocionado.

-Ni en tus mejores sueños húmedos -lanzó riendo y resoplé.

Luego de un par de cuadras que para mí fueron eternas, nos detuvimos y bajamos. Agradecí que tuviera la mitad de la cara cubierta, pues estaba seguro que me veía como un idiota tratando de caminar a ciegas con la poca ayuda que me brindaba mi hermana.

-Siéntate aquí -sin delicadeza me hizo acomodar en lo que parecía un asiento de metal, ¿donde diablos estaba? -Ya vengo, no te mueves de aquí.

-¡No te atrevas a dejarme aquí así! -la sentí irse-. ¿Carla?

Maldita sea.

Unas manos suaves acariciaron con delicadeza mis hombros y me tensé. Sentí como alguien se sentó justo al lado mío, conocía ese aroma. Me quedé unos segundos así, tratando de descifrar ese olor, tratando de recordar este lugar que aún no había visto, pero se escuchaba y se sentía tan familiar.

Ya había tenido suficiente, la curiosidad me mataba. Sin pensarlo dos veces, quité la tela que cubría mis ojos y frente a mi se encontraba mi único deseo culposo. Nos miramos unos segundos y yo sinceramente no sabía si estaba sorprendido o confundido, quizá un poco de ambas.

-¿Cómo es que? -jadeé-. Abigail, ¿mi chica de ojos azules...? -tomé un poco de aire-. ¿Mi chica de ojos azules eres tú? -asintió con una linda sonrisa y ahora que la veía vestida con detalle era una pregunta estupida.

Su pelo recogido elegantemente hacia atrás en una coleta situada en la parte baja de su cabeza, él mismo uniforme de ensayo, esos ojos. Me acerque a mi mujer y la abrace con fuerza. En ese momento no éramos la mujer y el hombre, solo el par de niños que esta vez sí coincidieron en el tren, que esta vez sí se encontraron.

-Todo él dolor que te hubiera evitado, mi cielo -la abracé con más fuerza y me separé un momento para mirarla-. Lamento tanto haberme ido -sus ojos azules se cristalizaron y negó repetidas veces.

-Todo es perfecto ahora, todo debió pasar de esta manera. No me arrepiento de nada, ya te encontré -buscó en su bolsillo lo que al parecer era una pequeña caja y poco después vi como se arrodillaba ante mi.

-Te encontré y no estoy dispuesta a perderte de nuevo, ¿te casarías conmigo?

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Espero que este lindo capítulo haga más llevadero su lunes.

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Buenas noches  ❤️

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