Tres años podrían sonar mucho tiempo, pero en cuanto Jimin bajó del auto sintió como si solo hubieran pasado unos pocos meses desde que se fue. Su calle no había cambiado mucho, aún estaban los mismos árboles y las mismas casas como si el tiempo se hubiera congelado aquí. Aunque claro que esa era solo su percepción porque aunque se niegue a aceptarlo, las cosas habían cambiado y aquellos años felices de cuando era solo un adolescente no iban a volver.
—Que linda casa tiene, señora Park —halagó el omega—. Me gusta mucho todo.
—Gracias querido —dio unas palmaditas sobre su hombro—, espero puedas sentirte cómodo estos días.
—De seguro lo haré.
Terminaron de bajar el equipaje entre risas debido a la torpeza del mayor que al principio había dejado caer la maleta más grande. Y era entendible ya que Namjoon intentó bajar las maletas con solo una de sus manos mientras que con la otra intentaba mandar un mensaje que estaba seguro era mejor enviarlo tarde que nunca.
"Acabo de llegar a casa, traje a Jimin conmigo". Aún tenía otro mensaje escrito, solo que no sé había atrevido a enviarlo aun, y es que es difícil encontrar las palabras adecuadas para decirle algo que sabía mataría todas sus ilusiones. Pero no era justo tampoco para Jungkook no saberlo de antemano, así que tecleó rápidamente y esta vez sin dudarlo mandó el mensaje: "No sé cómo decirte esto para que suene bien, creo que no podría. Así que simplemente lo diré. Vino con su novio".
—Entremos ya, estoy segura que tu papá debe estar ansioso por verte también.
—Sí claro, por eso vino por nosotros al aeropuerto —puso los ojos en blanco.
Su madre solo chistó en respuesta y colocó la llave en la cerradura para finalmente abrir la puerta dejando a la vista un hermoso camino de piedra y césped. Los ojitos de Tae brillaron de emoción revelando lo fascinado que estaba especialmente con la escultura de ángel rodeado de flores que vio.
—A Taehyung le gusta mucho el arte y las esculturas son sus favoritas —exclamó el rubio.
—Me conoces muy bien bebé —sonrió hacia su "novio"—. Si quieren pueden ir adelantándose, yo me quedaré tomando algunas fotos.
—¿Estás seguro? Puedo acompañarte si quieres.
—No demoraré.
La mamá de Jimin tampoco estaba segura de dejar a su invitado solo tan rápido; sin embargo recordó que en una hora es la cena de bienvenida por el que fue ella quien entró primero, siendo seguida por su hijo mayor y finalmente por el menor.
—Es un lindo chico —murmuró Jieun en cuanto entró a la sala—. Por favor los quiero listos en treinta minutos.
—Está bien, llamaré a Dahy —fue lo último que dijo Namjoon antes de dejarlo solo, no sin antes dar un último vistazo a su hermano. "Suerte", es lo que quiso decirle.
El alfa una vez solo, comenzó a mirar nervioso por todas partes. Era obvio que buscaba algo, o mejor dicho, a alguien. Lo habían dejado estático sobre su lugar, sin saber qué hacer o a dónde ir. Estaba perdido hasta que un olor nuevo invadió sus fosas nasales, sabía que era nuevo porque es imposible que un olor tan dulce pudiera ser olvidado. Su lobo al instante lo supo y comenzó a mover su cola emocionado.
—¡Te odio tanto Park Jimin! —fue lo único que escuchó antes de sentir un peso sobre sus hombros.
No reaccionó sino hasta que se vio a sí mismo abrazando con fuerza el cuerpo ajeno, incapaz de soltarlo como si tuviera miedo de que se desvaneciera.
—Estás aquí, estás aquí —sintió al más joven llorar sobre su cuello—. Estás aquí, Jimin.
—Estoy aquí —el mayor también se echó a llorar sin alejarse aún.
Sus cuerpos encajaban perfectamente igual que antes y sus lobos incluso parecían abrazarse en alma. Es impresionante la forma en la que sus lobos no tardaron en tomar el control a pesar de todo ese tiempo que estuvieron alejados e incluso por los acontecimientos recientes con la marca. Y es que hay ciertas cosas que los humanos olvidan, pero que los lobos no podrían… y sus lobos ya se amaban incluso mucho antes de que ellos lo supieran.
—Te extrañé tanto —susurró el omega sin abrir sus ojos ni separar sus brazos aún.
Pero en tres años muchas cosas cambiaron y a veces el humano decide seguir su lógica antes que su instinto. Tal como ahora, que en medio del abrazo que Jimin y Jungkook compartían, una tercera persona entraría por la puerta para recordarle las decisiones que su lado lógico tomó.
—¡Tomé unas fotos increíbles! Deberías verlas amor… —sus palabras quedaron en el aire al ver la escena frente a él.
Sabía que pasaría y aún así le dolió. Aunque tuviera su marca sobre su cuello, ese alfa ya le pertenecía a otra persona, ¿cierto?
Al verse interrumpidos, Jimin fue el primero en alejarse. Se había dejado llevar y no recordó la situación en la que estaban. Carraspeó nervioso e iba a presentarlos, pero ellos parecían tan en su mundo que no sabía cómo hacerlo. Taehyung por su parte miraba a Jungkook intentando analizar a detalle las cosas que tenía que él no, y Jungkook lo miraba con duda pues al parecer no había recibido el segundo mensaje de Namjoon a tiempo.
Pero Jeon es un omega perspicaz y le bastó sólo unos segundos más para que su mundo se derrumbara por segunda vez. Su aroma era diferente y luego entró otro omega llamándolo amor… Para que finalmente un simple movimiento inocente de Tae que dejó al descubierto su cuello terminara por unir todas las piezas.
—Jimin, ¿por qué ese omega tiene tu marca?
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missed u [jikook au]
RomanceJungkook ya no era el omega chiquito que no podía ni robarle un beso y, después de tres años desde su dolorosa separación, al fin se lo probaría. Pero nada salió como planeó, y la indiferencia del alfa no sería lo peor de su regreso. -Jimin, ¿por qu...