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Al fin había llegado el día que tanto había esperado. Ese día que cualquier estudiante anhela desde el primer día y que para el omega antes significaba algo más que solo salir de la escuela, su graduación. En aquellos años donde aún tenía incertidumbre del regreso de Jimin, solía pensar que si se graduaba al fin tendría la edad para que su alfa lo dejara de ver como un niño y por ello decidiera volver por él. Su mentalidad desde ese entonces cambió bastante, no solo creció en estatura al punto de llegar a ser más alto que Jimin, sino también en cuanto a su forma de ver la vida. Con el regreso del alfa comprendió que un cartón que decía graduado no sería la solución de sus problemas y que, aunque sus edades ya no eran un impedimento, aún había algo que los frene. Algo que les repetía constantemente que de nada servía sentir una conexión o saber que son predestinados para estar juntos. Lo confirmó una vez más al no encontrar a la familia Park entre el público. Ese algo que los separaba era mucho más complejo que una simple diferencia de edad.

-Daremos inicio a la ceremonia de entrega de diplomas, por favor tomen sus respectivos asientos -retumbó la voz por todo el auditorio.

Namjoon le había escrito hace más o menos diez minutos para decirle que llegarían tarde a su graduación ya que la ceremonia coincidió justamente con la lectura del testamento de su abuelo. Ahora no estaba nervioso solo por su graduación, sino también por el futuro de Jimin. Y es que, aunque ya no estuvieran juntos, aún lo quería y se preocupaba por él, en especial porque sabía lo mucho que se había esforzado para lograrlo que hasta una marca a su mejor amigo le hizo.

Suspiró de solo pensarlo. Tantas cosas que tuvieron que pasar por esa herencia que lo mínimo que esperaba ahora era que la consiguiera. No solo esperaba, de verdad deseaba que al menos a uno de los dos le fuera bien con lo que se habían propuesto.

Porque ambos tenían ilusiones, Jimin con aquella herencia y Jungkook con la universidad. De alguna forma sus sueños también involucraron al otro y ahora que no estaban juntos se sentía como si no tuviera tanto sentido fantasear con cosas fuera de su alcance. Al menos para el omega quien al principio sintió que debía depender del rubio para cumplir el suyo.

"La solicitud para la beca fue rechazada."

Su única excusa para sentir que también podía valerse por sí mismo se acababa de ir en cuanto su padre pronunció aquellas palabras. Y era renunciar a sus sueños o a su orgullo. Pero en ese momento, después de oír aquel cruel correo, decidió que ninguna universidad era tan buena como para renunciar a la ligera oportunidad que tenía para ser totalmente independiente de los Park.

En ese momento solo elevó sus hombros y fingió estar bien. Fingió que no había pasado dos años de su vida leyendo blogs de alumnos de aquella universidad o buscando fotos del campus de arquitectura. Fingió no odiar su situación y la forma en la que se había malacostumbrado a su suerte. Odió cada cosa suya incluso la de haberse enamorado de Jimin y que gracias a ello tuviera ambiciones fuera de Corea.

¿No fue absurdo siquiera que el hijo de un jardinero se permitiera soñar con estudiar en el extranjero? Debía sólo aceptar su realidad y continuar con su vida. Y por eso aquí estaba, en su ceremonia de graduación observando al primer puesto de su generación dar su discurso.

-...Fue muy grato compartir estos años con tan grandiosas personas, a quienes les deseo solo éxitos a partir de ahora. Muchas gracias.

Volteó a su derecha y a unos asientos de distancia encontró a su amigo Hoseok, él ya tenía esos éxitos asegurados. Lo conocía muy bien y sabía lo aplicado y de buenos valores que es, la universidad que lo aceptó en la carrera de medicina es definitivamente muy afortunada. Y si esforzaba su mirada y buscaba un par de filas hacia atrás encontraría a su buen amigo Yoongi, de quien no dudaba ni un poco que después de su año sabático volvería hasta con un álbum producido completamente por él. Incluso Eunwoo, con quien hizo las paces hace poco, iría a Estados Unidos a estudiar. Todo su círculo cercano de amigos parecía tener las cosas claras. Y luego estaba él... Un recién graduado que no estaba inscrito en ninguna universidad aún. Y era gracioso porque si le preguntaban al Jungkook de ocho años qué quería ser de grande, probablemente respondería ser novio de su Jiminie. Incluso el de doce o quince hubiera respondido lo mismo. Y aunque el Jungkook de dieciocho años se encontraba mirando fijamente hacia la entrada del auditorio por si su alfa entraba, este ahora tenía otros sueños muy ajenos a depender de alguien más que no sea él.

-Jeon Jungkook.

Escuchó su nombre en los altavoces y se puso de pie. Tal como había practicado, siguió su camino hasta el escenario y recibió su diploma. Hizo una reverencia al director y siguió de frente para regresar a su asiento mientras escuchaba la sonora ronda de aplausos que le dedicaron.

Era un muy bonito marco que tenía grabado su nombre al lado del logo de una escuela muy prestigiosa en la ciudad. Estaba profundamente agradecido con la familia Park. Gracias a ellos toda esta educación y buena vida fue posible. Pudo ser un niño sano y gozar de algunos lujos, incluso pudo enamorarse y vivir en un cuento de hadas por unos meses. Tenía el corazón roto, pero no podía quejarse ya que, aunque así pareciera, sus sueños no habían sido del todo pisoteados y esa era otra cosa por la que estaba agradecido.

"Esta no es una puerta cerrada."

Fue lo que dijo su padre justo después de leer la carta de rechazo. ¿No lo era? Con la mirada bañada en lágrimas el joven intentaba refutar la semejante frase motivadora que acababan de decirle. Porque una universidad carísima había rechazado su solicitud de la beca, por supuesto se sentía como un portazo en la cara.

"No quise decírtelo antes, porque parecías muy ilusionado con postular a aquella beca... Pero llevo varios años pagando un seguro universitario, cubre universidades en el extranjero."

Cómo lloró ese día. Aquel día en el que le rompieron el corazón, en el que fue rechazado a la universidad y en el que se enteró de que aún podía aplicar a su universidad soñada. Todo en un mismo día, y de tantas emociones y llanto, hasta se enfermó un par de días.

Al tercer día, una vez recuperado de su fiebre, se levantó y decidió que no iba a seguir deprimido. Se decidió tan fuertemente no volver a sufrir por Jimin que ahora que acababa de verlo entrar por aquel portón, su corazón no se echó a llorar en el recuerdo de aquello que no fue. Incluso cuando, sin querer, sus miradas se conectaron por unos segundos tan efímeros que se sintieron como si nada malo hubiera pasado no se sintió triste ni abrumado.

Y sonrió al verlo.

Sonrió porque sabía que sería el último día que se verían.

missed u [jikook au]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora