❥0:00 - Prólogo.

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Hay días memorables que luego cada pequeño estímulo hace que esos recuerdos vuelvan a tu mente. Y no necesitas ganar la lotería o un gran concurso para que lo sean. El mío inició con un simple festival escolar hace un par de años.

Suelo destacar en los deportes, así que ganar el partido de basquetbol no fue lo que lo hizo especial. Tampoco ganar el de relevos o la carrera de cien metros. Fuiste tú, Jimin. Tú hiciste que ganar esa medalla de cartón se sintiera como un gran logro, y la verdad que sí lo fue; porque ver esa sonrisa victoriosa que pusiste me hizo sentir lo orgulloso que estabas de mí.

—Jiminie hyung —sonreí hacia ti arrugando la comisura de mis ojos.

Me respondiste con una sonrisa. Y es que me conoces tan bien, Jimin. Sabes que me gusta simplemente llamarte así para romper el silencio porque no tengo nada más que decir. Aunque también sabes que lo hago para llamar tu atención de una forma adorable... y eso te gusta.

—¿Deberíamos ir por un helado? Me prometiste un regalo.

—Uhm... —fingiste pensarlo, pero por la sonrisa que pusiste luego supe que solo estás bromeando—. Está bien, dejemos nuestras cosas en casa y salimos.

Asentí sonriente. Siempre me pareció interesante la forma en la que llamas a tu casa, 'nuestra casa'. Yo solo soy un intruso ahí, pero gracias a ti y a tus padres a veces olvido el hecho de que solo vivo ahí por ser el hijo del jardinero.

—Espera —te detengo en cuanto recuerdo un pequeño detalle-. Si mi papá me ve llegar tendré que ayudarle con las flores...

Hago un ruido con mi boca para demostrar mi disgusto. Y no es que no disfrute ayudar a mi papá, es más, me encanta trabajar en el jardín con él. Pero hoy quiero estar todo el día contigo si me es posible.

—Entonces yo llevo tus cosas adentro y le digo que te quedaste en la escuela, ¿está bien?

Por un momento pensé que me dirías que saliéramos otro día o que simplemente se cancelaba, pero ahora me tienes dando brincos internos de alegría. Tú también quieres tener una cita conmigo, ¿verdad?

—¡Está bien! Yo te esperaré afuera. Algo así como si pasara a tu casa a recogerte para una cita.

—No es una cita... —murmuras a lo bajo.

No te gusta que me ponga cursi, y esa es una de las cosas que me enoja de ti. Es que simplemente no lo entiendo. Sé que te gusto, sé que esto es mutuo... Pero aunque me digas una y otra vez que eres mayor que yo, no encuentro el problema en eso. Aún así debo callar cada vez que sin darte cuenta me rechazas... y me duele hacerlo.

—Sí lo es —susurré para mí mismo.

Y ahora, mientras seguimos caminando, sé que me estás mirando con cuidado. Pues así como yo te conozco muy bien, tú también lo sabes todo de mí y eres consciente del poder que tienen tus palabras, en especial cuando estas me rechazan.

—Koo no te enojes...

Ahí está esa mirada que siempre pones. Estás triste, a ti también te duele que no seamos algo más. Entonces si nos duele a ambos, ¿por qué no damos ese paso que nos falta?

—No me enojo —respondí aunque sé perfectamente que quizás sí me enojé un poco.

Pero al verte haciendo mohín no pude evitarlo y solté una risita. Eres mi debilidad.

—Además si estás enojado no te daré ningún premio eh.

—¡No es justo! Prometiste que si le ganaba al equipo de Choi me cumplirías un deseo —inflé mis mejillas y fruncí el ceño.

missed u [jikook au]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora