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Era raro como pudo sobrellevarlo todos estos años, pero ahora que tenía a Jungkook tan cerca, sus sentimientos no podían contenerse y su lobo, a pesar de estar enlazado a alguien, le pedía que fuera cariñoso y cursi con aquel omega de ojos grandes. ¿Así funciona el sistema de predestinados? ¿Ignora lo que sea que tu razón dicte? Se dio cuenta que la respuesta era sí cuando una sonrisa fue suficiente para tenerlo corriendo en el jardín aunque estuviera vestido de traje.

-Eres demasiado hermoso -fue lo primero que dijo al llegar y ver que Jungkook aún sonrojado- Ten tu chocolate.

-Gracias, Park Jimin -mantuvo su papel de tratarlo frío.

Aunque eso al alfa no le molestaba, pues aunque sus palabras sonaban frías, sus labios inconscientemente formaban una leve sonrisa demostrando todo lo contrario. Así que con lentitud se sentó a su lado, logrando que al instante el omega se alejara un poco. El rubio se limitó a sonreír, de alguna forma le gustaba esto. Le hacía recordar el pasado solo que con los roles invertidos. Y es que sabía que no iba a ser sencillo, no mientras Jungkook ignorase sus razones para haberse ido y también las de su regreso.

-Bien, cuéntame lo que tengas que contarme antes de que acabe esto y me vaya.

-No te irías.

-¿Quieres probarme Park Jimin?

-No, no. No te vayas Koo.

-Entonces te escucho -respondió llevándose otra cucharada del postre a su boca, sin quitar sus ojos del mayor.

Y comenzó a cantar. Aunque no literalmente, sólo que una vez comenzó su historia las palabras fluyeron con facilidad. Se notaba que de verdad su lobo moría por recuperar la confianza del omega. Claro que igual lo hacía con recelo, intentando que en ningún momento se sintiera culpable o inferior por algo. Principalmente porque la razón por la que fue a Londres se debía a que su abuelo se enteró de sus sentimientos mutuos, aunque eso en realidad ya sabía. Lo que ignoraba es que al inicio Jimin se había negado, claro que lo había hecho; pero en cuanto la posibilidad de una denuncia y algo de enviar al padre de Jungkook a otra ciudad apareció, el niño de diecisiete años supo que aún no era alguien que podría proteger a su omega. Y así, después de muchas dudas y más amenazas, accedió a estudiar en otro continente.

En algún momento a mitad de la historia se tomaron de las manos e incluso la cabeza del castaño se encontraba recostada sobre el hombro del alfa escuchando con atención y de vez en cuando limpiándose las lágrimas que caían por causa de las dudas que el relato comenzó a sembrar. ¿Por qué el señor Park actuó tan horrible? ¿Su amor sería prohibido para su familia? ¿Nunca tendría la aprobación de los Park?

-Taehyung tiene problemas con su familia, y para evitar que tenga que casarse por conveniencia acordamos hacer la marca...

-Y a ti te conviene por la herencia, ¿verdad?

Asintió-. De verdad que solo lo hicimos por eso.

-¿Seguro que es temporal?

-Estoy seguro que sí no lo fuera ya estaría postrado en cama -rió levemente, aunque en realidad no fue gracioso.

-¿Por qué?

-Porque Taehyung y yo no somos predestinados. Hay lobos que rechazan las marcas cuando no aceptan al otro lobo.

Jungkook se quedó en silencio por un momento, intentando procesar lo último. Por un momento también se sintió mal por hablar tan mal del omega quién al igual que él, tenía sus propios problemas. También lo ayudó a entender la razón de la inestabilidad de su lobo, él siempre supo que su alfa ya no era solo suyo pero también que no era algo real. Su lobo solo intentaba llamar su atención de una forma muy poco convencional. Aunque no podía evitar sentirse un poco triste, envidioso por momentos porque él sí podía estar con Jimin y era digno de ser aceptado por su familia. Mientras Jungkook... él era solo el hijo del jardinero que por casualidad del destino le tocó ser el predestinado del heredero de una familia acomodada.

-Bebé... -susurró el rubio al ver que el menor había comenzado a llorar-. ¿En qué estás pensando?

-¿No soy un omega digno?

-¿Qué es lo que dices? Tú eres el omega más especial de todos.

-Nunca me contactaste después de que te fueras... Ni una carta, una llamada o aunque sea un saludo encargado con Namjoon. Nada.

-Quería que vivieras tu vida -habló mientras limpiaba las lágrimas de sus mejillas-. Que tengas muchas experiencias, que salgas con tus amigos o tal vez con alguna pareja. Que disfrutes tu juventud y no te estanques esperándome. No porque no seas un omega digno, dios Jungkook claro que no. Si supieras cuántas noches lloré por no poder decirte buenas noches o por recibir tus abrazos... Te extrañé en cada momento.

-¿Lo dices en serio?

-Sé que no te lo dije antes, así que entiendo que no me creas. Pero todo el tiempo sentí esto y ahora que te tengo aquí al lado me doy cuenta que a pesar de todos estos años mis sentimientos siguen intactos.

-Los míos también -respondió llevando la manga de su camisa a su cara para limpiarse-. Yo siempre te quise, Jimin.

-Y yo a ti también, Koo. Por favor ya no llores.

-Está bien -sorbió una última vez y luego comenzó a reír con la voz un poco ronca-. Pensé que venía decidido a robarle el novio a Taehyung, pero solo me puse a llorar.

-No puedes robar algo que siempre fue tuyo.

Su corazón dio un brinco al escuchar lo último, no solo uno, su corazón daba muchos. Sonrió levemente y llevó sus manos a las mejillas del mayor para conectar sus miradas. Quería convencerse de que todo era cierto, de que si se fue lo hizo por causa de su abuelo y aquella marca era solo por conveniencia. Necesitaba estar seguro antes de saltar al abismo con Jimin.

-¿Me prometes que tú y Taehyung solo son amigos?

-Sí, Koo -el contrario frunció su seño-. Bien, te lo prometo.

-¿Me prometes que de verdad me quieres de forma romántica?

-Te quiero de forma romántica, pequeño.

-¿Me prometes que no volverás a irte?

Y sin que el menor se lo esperase, en ese momento el rubio rompió la distancia y unió sus labios. Hay cosas que no puede prometer, pero que al menos podría olvidarlas con la sensación tan agradable de besarse por segunda vez. Aquella sensación de tener el aroma tan dulce de tu omega envolverte por primera vez mientras sientes sus dedos acariciar tus mejillas y sus labios moverse con lentitud sobre los tuyos. Era indescriptible lo bien que Jungkook lo hacía sentir, como si tres años de espera valieron totalmente la pena con tal de poder estar juntos de nuevo y que esta vez no tuvieran impedimentos de edad para sentirlo correcto. Porque a pesar de tener a su familia en contra y a su lobo enojado por tener a otro omega marcado, a pesar de todo ello, Jimin sentía tan correcto amar a Jungkook.

missed u [jikook au]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora