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Cómo todas las mañanas en la casa Bakugou, la Señora Bakugou, Mitsuki, hacia un poco de café o tinto negro para ella y su esposo, llenando la casa de ese amargo pero dulce olor. Que buena manera de empezar la mañana, tan agradable, tan silenciosa que solo los pájaros cantaban afuera, tan tranquila y...

—¡¿VIEJA BRUJA, DONDE CARAJOS DEJASTE MIS ZAPATOS!? —Era tranquila, nadie dijo que alguien podía quitar esa tranquilidad.

Mitsuki aspiro el vapor de su tinto, dió un sorbo y luego suspiró inhalando fuertemente para responderle a su hijo —¡¿Y YO QUE VOY A SABER!? ¡YO NO ME PONGO ESOS ZAPATOS! —Masaru negó con una sonrisa mientras tomaba su taza de tinto mirando las noticias en su televisor, su esposa estaba a su lado hasta que su hijo comenzó a gritar tan temprano en la mañana. Ella dejó la taza aún lado y se fue arriba dando fuerte pisotones.

—Ah, que linda mañana —Comentó sintiendo el aroma del café.

Después de unos minutos su esposa bajo enojada y atrás de ella su hijo con su uniforme escolar ya puesto pero acomodándose la corbata, o más bien, intentando quitársela de su cuello como un perro rabioso. Mitsuki se la había puesto a la fuerza.
—Buenos días, hijo —Saludo amablemente Masaru cuando vio a Katsuki maldiciendo entre dientes como siempre.

—Buenos días, papá —Murmuró el cenizo de vuelta antes de irse hacia el espejo que tenía su casa en la sala, Masaru solo sonrió satisfecho e incluso se levantó del sillón para ayudar a su hijo con la corbata —Puedo hacerlo solo, no necesito ayuda.

Masaru se rió con cariño, le quitó la corbata a su hijo y se la entregó en las manos —Gracias, papá —Respondió Katsuki sin hacer contacto visual.

—De nada, Katsuki. Ven ayudarme a poner la mesa para desayunar —Indicó el hombre castaño, el cenizo bufó pero obedeció.
Los dos pusieron la mesa rápidamente puesto que Mitsuki ya estaba llevando el desayuno, ella acomodó un par de panes, huevos, tocino y jugo de naranja para comer a gusto. Le preguntó a su esposo cuanto quería y le hizo el favor de servirle, su hijo pues, él se sirvió solo.

La familia comenzó a comer en silencio, Mitsuki dijo que iba disfrutar esa tranquilidad al máximo, levantó su mirada mientras tomaba su jugo, observo a su esposo que estaba leyendo un ensayo de un periodista en su tableta digital, Masaru se encontró con su mirada y sonrió cariñosamente que hizo sonrojar a la ceniza, como cuando era más joven, que recuerdos..., se dijo así misma Mitsuki. Han pasado años y aun sigue enamorada de su esposo, ella soltó una risita que accidentalmente fue imitada al mismo tiempo por su malcriado hijo.

Mitsuki apenas escucho volteo casi a la velocidad de la luz, por suerte Katsuki estaba mas concentrado en su celular que lo tenia debajo de la mesa que en su comida, ni había dado un mordisco a su tocino, ni al pan ni al huevo frito, solo tenia su brazo izquierdo con el cubierto sobre la mesa sin moverlo. Y su cabeza mirando hacia abajo, le dieron ganas de regañarlo pero cuando dio un sorbo a su jugo, ella capto como los ojos de su hijo brillaban, sus labios daban una pequeña curva como una sonrisa y como sus mejillas se tornaban en un tono rojo carmesí.

Ella casi se ahoga con el jugo.

Si no fuera por su esposo que llego al rescate levantándose de su silla de golpe apenas escucho a Mitsuki toser para darle unas palmadas suaves a su esposa en la espalda, el hombre muy preocupado le trajo un vaso de agua, pensó que tal vez se estaba ahogando con la acidez y amargura del jugo que causo irritación en la  garganta, supuso Masaru. Pero la realidad era otra, Mitsuki casi se ahoga por que ella reconoce ese brillo en los ojos, esa sonrisita y con un sonrojo claro, peor. Lo reconoce por que hubo un tiempo en el que sus ojos, sus mejillas y labios hacían ese tipo de cosas, cuando estaba enamorada de Masaru.

—¿Estas bien, cariño? —Pregunto Masaru preocupado cuando la ceniza dejo toser —¿Quieres que te traiga algo mas?

—Ten mas cuidado, vieja —Comentó Katsuki tranquilamente masticando su pan, Mitsuki ya tenia una vena salida en su frente —Mierda, voy a llegar tarde —Indico el joven cenizo levantadose de la silla y tomándose de un trago el jugo que le sirvo su madre.

—Cuidado, Katsuki —Pidió Masaru asustado de que su hijo se tomo muy rápido el mismo jugo con que casi se ahoga su esposa. El cenizo lo ignoro y corrió a su habitación para lavarse los dientes, buscar su mochila y bajar con el celular en la mano hacia la entrada de su casa para ponerse los zapatos que todo este tiempo estaban colocados ahí.

—Ya me voy, vuelvo un poco tarde hoy —Confeso Katsuki antes de salir de su casa de un portazo que hizo sacudir la casa.

—¡Que tengas un lindo día! —Grito Masaru pero sabia que su hijo ya no lo estaba escuchando.

Mitsuki ya se encontraba mucho mejor, eso alivio a Masaru que ayudó a su esposa llevar los platos a la cocina y ayudarla a acomodarlos en su sitio después de que ella los lavó. En eso, Mitsuki le comentó algo a Masaru —¿No crees que Katsuki esta un poco extraño, querido?

—¿Extraño?¿A que te refieres, cariño? —Pregunto el castaño mirando a su esposa que estaba enjabonando unos vasos, ella no lo miro solo se quedo pensativa y respondió después de un suspiro.

—Hablo de que, no parece el Katsuki que conocemos. Es mas tranquilo, silencioso en algunos casos y hasta se ríe —Contesto la ceniza horrorizada al recordar todo eso, parecía que a su hijo le habían hecho un exorcismo —No parece mi Katsuki...

—Jajajaja Debe ser normal ¿No crees? Es un adolescente que apenas se esta formado como adulto, obviamente va tener que crecer —Respondió Masaru acariciando el hombro de su esposa para calmarla —Y si oculta algo, es algún punto tendrá que decirnos. Además, me gusta ver a Katsuki mas feliz y tranquilo, me preocuparía si lo viera de manera contraria ¿sabes? 

—Tienes razón, Masaru —Sonrió la ceniza mirándolo de reojo —Tal vez solo estoy exagerando por que nunca vi a Katsuki de esa manera jajaja Gracias, amor —Masaru asintió y se fue a terminar lo que estaba haciendo para ir a trabajar luego.

Mitsuki se convenció que solo estaba exagerando y que estaba ilusionando, pero algo en su interior, su instinto de madre le desgarraba por dentro que algo mas había ahí adentro de ese punto insignificante e inocente, algo que Katsuki oculta. Pero otra vez, simplemente pateo esos pensamientos y se concentro en su día. Sin saber la sorpresa que se llevaría en la tarde cuando llegara su malcriado hijo.

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¡Vieja bruja! - [Dekubaku][FINALIZADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora