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Mitsuki llegó a su casa junto con su hijo en la tarde, Masaru los estaba esperando en la sala, recibió a su esposa e hijo cálidamente. Bueno, Katsuki esquivó su abrazo para irse directo a su habitación con la excusa de que se sentía mal. Su padre simplemente sonrió suspirando, que podía hacer, así era su hijo y así lo quería.

—¿Cómo te fue, cariño?¿Descansaste? —Preguntó Masaru a su esposa que subía las escaleras con las compras.

—¡Si!¡Nunca me sentí tan aliviada y tan emocionada a la vez!¡Sobretodo en ir con Inko-chan, hace tanto tiempo que... —Masaru solo escuchaba con una sonrisa, casi nunca veía a Mitsuki sonriendo y hablando tan emocionada de esa manera, no desde que Katsuki se había puesto un poco problemático en su temperamento.

Para el castaño era un alivio ver a su esposa tan alegre, ver cómo habla sin parar con una sonrisa de la cual se enamoro, nunca fue bueno con las personas de fuerte temperamento como Mitsuki. Pero la llegó amar como nunca, con todo y sus defectos. Se sintió el hombre más afortunado cuando nació Katsuki, la vaina, nació con el temperamento y genes de su madre.

Y ahora que lo pensaba, Katsuki últimamente está muy calmado. El pensó que solo era temporal ese estado, pero llegó a casa, tranquilo, y cogeando.
—¡LA PUTA MADRE, IZUKU! —Escuchó un el grito de su hijo que sacudió fuertemente la casa. Grito por qué noto que el pecoso le dejó mordeduras y chupetones por todo el cuello, otra vez no se pudo controlar.

La idea de que Katsuki actuaba raro se le quito con ese grito.

—¡KATSUKI, NO GRITES TAN TARDE! —Y escuchó la respuesta de su esposa, como amaba su familia. Aún que a Masaru le parecía raro que su hijo insultar a Izuku, tal vez solo están hablando por teléfono.

Mientras que Mitsuki estaba poniendo a la lavar la ropa de ayer, sacaba ropa, acomodaba, miraba y metía ropa en la lavadora. Repetía lo mismo con cada prenda suya, la de su esposo y hasta que llego a la de su hijo. Del cual una prenda le llamo mucho la atención, era una camisa blanca que decía "camisa" estaba segurísima, que esa camisa no era de su hijo, el siempre se ponía ropa negra. A veces, no todo el tiempo, pero en su mayoría era ropa negra. Acerco su nariz a  la prenda para olerla, era un aroma agradable, parecido al de Izuku cuando llego de visita. Esto le extraño demasiado, que una camisa de Izuku este entre la ropa de su hijo, se encogió de hombros, le preguntaría la mocoso ahorita. Pero le haría el favor a Izuku de lavársela, así que la metió a lavar con la ropa de Katsuki.

Mientras configuraba la lavadora escucho un par de golpes arriba, de cosas cayendo, venían de la habitación de Katsuki y un grito seguido de estos: —¡VIEJA BRUJA...! —Grito el cenizo bajando rápidamente las escaleras hasta llegar  a la habitación de lavado con la respiración regular, Mitsuki ya había puesto andar la lavadora.

—Te dije que dejaras de gritar, mocoso —Regaño Mitsuki —¿Qué se te ofrece? —El joven se quedo unos momento en silencio buscando algo con la mirada entre la ropa sucia.

—¿Y mi ropa? —Pregunto nervioso.

—Ya acabo de echar a lavar —Contesto señalando la lavadora andando —¿Por que? —Dijo de brazos cruzados.

—Por nada.

—Por que pareces como si no quisieras que viera algo... —Katsuki gruño y le dio la espalda para iré — Oh, te iba preguntar... ¿Qué hacia una camisa de Izuku-kun en tu ropa sucia? —Esa pregunta congelo al cenizo de golpe.

En ese momento, Katsuki no sabia que hacer exactamente, el tamboreo de las manos de su madre sobre la tapa de la lavadora no lo dejaban pensar una respuesta adecuada, o mentira mas bien. Podía decirle que una vez que él fue a la casa de su novio sin querer se la robo, sin querer con mucho querer. Otra excusa podía ser que un día lo invito a su casa y dejo la camisa, pero podría regañarlo, o que en la escuela, pero seria contradictorio por que en la escuela solo usan uniforme.

Y lo único que dijo fue:

—No sé...

Un "No sé" no es suficiente para Mitsuki, claramente tenia que haber una razón por la cual la camisa del peliverde estaba en su ropa sucia, la camisa no tiene patas para venir caminando hasta su casa, luego a su cuarto y por ultimo a su cesta por que quiso.

—No sé de que camisa me hablas, ¿por que mierdas tendría una camisa del nerd? —Mitsuki se quedo en blanco, ¿no era la camisa de Izuku? Pero si olía igual que él.

—¿Ah? La camisa es blanca y decía "camisa"

—Me la regalaron —Respondió encogiéndose de hombros antes de salir de la habitación como si nada.

Mitsuki estaba bien confundida, sin mencionar que seguía impactada por lo que presencio en la casa de Inko durante la cena, quería pensar que su hijo solamente estaba molestando al pecoso de manera malvada, sabia que él era de esa manera. Pero aun así... Aun así había un instinto inexplicable que le gritaba que había algo mas que solo bromas o juegos maliciosos, que su Katsuki estaba actuando raro por alguna razón. Todo tiene un por que, y ella sabia perfectamente eso.

Así que al día siguiente cuando su hijo asistió a la escuela, fue a la recamara de su hijo a violar su privacidad por primera vez, lo primero que reviso fueron sus cajones de ropa y mesita de noche, no encontró nada entraño y mucho menos en su guarda ropa. Hasta que se agacho para revisar debajo de su cama sus ojos alcanzaron a captar una cajita extraña, frunció el ceño por que esta se encontraba muy lejos por lo tanto le toco meterse un poco para intentar alcanzarla.

Pero mientras maldecía por que no cabía debajo de la cama, pudo leer e identificar que decía la caja y su color, era de un color azul metálico. Los ojos de Mitsuki se abrieron enseguida al identificar esa caja (por que la había visto varias veces), era una caja de... Preservativos.

Mitsuki pego un grito que se escucho en toda la manzana de su barrio, incluso se golpeo la cabeza con la madera de la cama cuando quiso levantarla. Al final pudo sacar su cabeza y sentarse en el suelo mirando cada parte de la cajita mientras se sobaba la zona que se maltrato con una mueca. Leyó que la caja decía que traía 10 preservativos, la ceniza trago saliva al momento de abrir la cajita para contar cuantos había adentro, solo habían cinco.

Un nudo en la garganta se le formo a la ceniza al ver aquello, no estaba molesta ni mucho menos enfadada, estaba ofendida. Ofendida por que su hijo no fue ni capaz de decirle que ya había comenzado su vida sexual ni siquiera decirle con quien carajos se revuelca. NI SIQUIERA para que ella le diera consejos o algo por el estilo, se levanto del suelo para entrar al baño que tenia su hijo en el cuarto, sabia que no había nada extraño o un preservativo usado en la basura por que la cabo de sacra esta mañana. Igualmente no fue a revisar eso, sino que mas bien era entrar a la bañera y buscar entre los shampoo algún embace que no sea de shampoo.

¡Y bingo! Lo consiguió, Mitsuki estaba mas ofendida aun mas, bueno, ahora paso de ofendida a enojada al tener un puto lubricante en sus manos que encontró en el baño de su malcriado hijo.
Además, ¿¡con que dinero compro todo eso!? Estaba enojada y en shock, sobre todo, el pote ESTABA  A LA MITAD. Mitsuki juraba que iba volver loca, y mas al ver una caja de pañuelos que no eran el papel higiénico.

Su hijo no se iba imaginar que cuando llegara a su casa, encontraría la mismísima muerte.

•••

¡Vieja bruja! - [Dekubaku][FINALIZADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora