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El viento soplaba en su cara, estaba en el tejado de su casa, era casi de día pero aún se podían ver algunas estrellas adornando el cielo. Izuku observó las mismas por un rato antes de mirar al suelo, ya casi nada le interesaba ni tenía sentido para él.

La imagen de Kacchan junto al amanecer, su cabello siendo iluminado por el sol, sus ojos rubí mirándolo solo a él después de presenciar el mar de estrellas brillantes, la luna también brillaba pero nada ni siquiera el sol, se comparaba al brillo de los ojos de Kacchan. Ese recuerdo se quedará para siempre. Su madre lo llamó, quería hacer caso omiso al llamado pero, no pudo. Bajó del techo hasta llegar a su cuarto, Inko que no veía a su hijo por ninguna parte comenzó a llamarlo preocupada.

Izuku apareció enfrente de ella, la mujer peliverde abrazo a su hijo, él solo puso la mano en su espalda.
—¿Te sientes mejor, hijo? — Pregunto Inko con cariño, el joven asintió sin ánimos. Ella suspiró con una sonrisa de esperanza, cosa que Izuku notó y abrió sus ojos asombrado, su madre le extendió una bolsa y dijo —Dale esto a Katsuki-kun por mí.

— Mamá... — Las lágrimas de Izuku amenazaron con salir al querer creer lo que su madre le estaba intentando decir.

—Masaru-kun me llamó diciendo que Katsuki despertó. Lo primero que dijo al levantarse fue preguntar por tí — Comentó con dulzura la mujer mientras secaba las lágrimas de su hijo, Izuku abrazo más fuerte a su madre antes de irse corriendo de la casa hacia el hospital —¡Ten cuidado, más tarde Yagi y yo iremos allá! — Exclamó al ver con ternura como su hijo torpemente se ponía sus zapatos y salía de casa como un rayo.

Llegó tan rápido como pudo, casi se cae al llegar a la habitación de la cual estaba cerrada. Su corazón se sintió muy feliz y emocionado como si nunca hubiera visto a Kacchan en años, se sentía tan contento. Tan aliviado, su alma volvió a su cuerpo. Seco sus lágrimas con la manga de su busco, no quería preocupar a Katsuki. Entró con cuidado notando nada más al padre del joven ahí, que le indicó que pasara a pesar que Katsuki se había dormido otra vez.

—Bueno días, tío Masaru... — Saludo Izuku.

—Bueno días, Izuku. Los dejaré a solas, cuídalo bien ¿Okey? — Comento el castaño parándose de la silla donde estaba, tocando el hombro del peliverde que asintió con entusiasmo. Masaru cumplió lo dijo, los dejo a los dos solos, Izuku se acercó a un lado de la camilla para tomar la mano de su amado entre las suyas y depositar un beso en esta.

—Kacchan, Kacchan — Llamó con cuidado Izuku al cenizo que se removió un poco antes de abrir sus ojos con pesadez. El rubio soltó un risita burlona al ver el perfil sonrojado de su tonto novio.

-—Te ves como la mierda, nerd ¿Me extrañaste? — Izuku no pudo evitar llorar otra vez, sonreír con alegría y abrazar a su novio con necesidad, Katsuki se quejó pero no rechazó el acto, simplemente acunó su rostro en el cuello de su novio aspirando su aroma —Deja de llorar como bebé, ya estoy aquí....

—¡Me preocupe mucho por ti, Kacchan!¡No sabes cuánto te extrañe! Lo siento, lo siento — Dijo pegando más el cuerpo del contrario contra el suyo, no podía explicar con palabras como era sentir al ser que más amaba en este mundo entre sus brazos otra vez sano y salvo. Se sentía tan bendecido de tenerlo, de abrazarlo, de tocarlo, de sentir su corazón y su calidez otra vez. Izuku no quiso despegarse de él en un buen rato hasta terminar de llorar. Era inexplicable el sentimiento de ver a Katsuki sonreír, pegaron sus frentes de manera cariñosa.

Para juntar sus labios en un pequeño y corto beso, que ambos disfrutaron con necesidad, Izuku comenzó acariciar la cara de Kacchan examinando si no le había pasado algo más, esto molesto al cenizo que le gritó que estaba bien que solo quedaron algunos moretones.

¡Vieja bruja! - [Dekubaku][FINALIZADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora