—¿Quién es Adriano?
Voldemort lo miró boquiabierto, incapaz de creer lo que estaba viendo. Su cerebro dejó de funcionar. ¿Es...? ¿Está soñando?
Y los ojos... Oh, Merlín esos ojos...
No puede ser...
En efecto, Voldemort sabe que el niño es Harry. El niño hablaba como Harry. Huele como Harry. Su magia se siente como Harry. Es posible que haya cambiado sus rasgos para copiarlo, usando su habilidad de metamorfomago.
¿Es acaso alguna broma cruel?
¡Pero Harry no puede saber sobre él! Nadie sabe... ¡Nadie! Excepto...
Voldemort miró a Nagini, su rabia en aumento, acumulándose como una tormenta eléctrica. Nagini es la única que sabe de él. La observó con calma, manteniendo en control su ira mientras Nagini se deslizaba hacia Ad-Harry y hacia él con una sonrisa engreída y un júbilo pícaro.
—¡Nagini! —Voldemort gruñó, sus ojos brillando carmesíes, temblando de rabia—. ¡Estúpida y perversa mujer! ¿Te atreves a hacer una falsificación? ¿Intentas joderme?
—¿Soy estúpida y perversa? —Nagini espetó—. ¿Estás ciego o solo eres estúpido? Deja de estar en negación y tan sólo mira y siente su magia, y recuerda cómo su magia se sentía y compárala entre la de ellos dos.
Voldemort tragó saliva, su rostro tranquilo se había hecho añicos; su presión arterial estaba en constante aumento. Ni siquiera puede levantar los ojos para ver al niño. El niño lucía igual a él. Cómo se había visto cuando era un niño. Merlín... no. Él... no.
Era solo una alucinación. ¿No? Tenía que ser una alucinación. ¡No podía ser real! No podía... Lo buscó por todo el mundo...
—No me importa —Voldemort espetó, gruñendo—. No cruces la línea Nagini, o los mataré a los dos por tal atrevimiento sin sentido.
—Cierra la boca, Tom —dijo Nagini con un profundo suspiro cansado que hablaba de décadas de ser la razonable entre los dos—. Lo has buscado por todo el mundo. ¿Y ahora que está parado frente a ti, te niegas a aceptarlo?
—Mamá... —murmuró Harry, las lágrimas brotando de sus ojos—. Está bien. A padre no le gusta. Volveré a cambiar.
—No, ni te atrevas —espetó Nagini, mirando a su hijo; pero se detuvo cuando Harry se estremeció bajo su mirada.
Nagini suspiró y habló con calma.
—Tu padre sólo está siendo estúpido, mi pequeña cría, no le hagas caso. Entra y llama a Bailey; pídele que te traiga la cena.
—Sí, mamá —Harry se giró, le arrebató las gafas a Barty y se marchó.
La pareja que peleaba no notó cuando Harry, en lugar de ir a la mansión, corrió hacia el bosque.
De repente, algo hizo clic en la mente de Voldemort.
—Bailey... la cena... —susurró Voldemort y un recuerdo pasó por delante de sus ojos— ... Se suponía que Bailey me traería la cena...
El corazón de Voldemort casi se detuvo cuando todas las piezas cayeron en su lugar. ¿Qué acababa de decir Nagini? "...siente su magia, y recuerda cómo su magia se sentía y compárala entre la de ellos dos...".
Voldemort parpadeó, ahora comprendiendo por completo qué era lo que su magia y su corazón le habían estado susurrando. Ha sido él todo el tiempo, ¿no? Notó todas sus similitudes. La forma en que ambos hablan; su carácter alegre; su determinación y dedicación; su bondad y debilidad por los elfos domésticos; su tendencia a llamar a los magos "hechiceros". Y —en especial— su magia. La forma en que sus magias lo llaman, su inmenso poder innato que se parece mucho a la propia firma mágica de Voldemort, como si ambos fueran parte del mismísimo Señor Tenebroso. O tal vez sea por el horrocrux.
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La estrella más brillante de la noche
Hayran KurguHarry Potter, hermano gemelo olvidado del "Niño que sobrevivió", es asesinado a golpes por sus abusivos parientes muggles. Pero su magia no estuvo de acuerdo en morir tan temprano, por lo que cavó con profundidad en su alma y sangre y sacó a relucir...