Días grices

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Las nubes en el cielo indicaban que una fuerte lluvia se avecinaba, el fuerte viento se llevaba consigo lo que alguna vez fue Kuroo Tetsurou, quien ahora era uno solo con el viento.

Kuroo Tetsurou de 18 años de edad falleció en el hospital médico de Japón por una enfermedad terminal.

Kozume Kenma sostenía su mano helada, sin poder procesar que ese fue el final que le había deparado a su querido novio.

— ¿Por qué él...? – articuló apretando su puño, logrando encajar un poco sus uñas sobre su palma, observando la caja frente a él.

Akaashi Keiji se encontraba sobando la espalda de su pareja, Bokuto Koutarou, el cual lloraba intensamente sin hacerse de la idea de que su mejor amigo ya no los acompañaba esa noche, ni en ninguna otra próxima.

Ambos visualizaron como el teñido salía de la habitación, dejando a los demás presentes llorar por el difunto.

— ¿Crees que deberíamos acompañarlo? – sollozó Bokuto, limpiando sus lágrimas.

— ¿No crees que deberíamos dejarlo solo?

— Tengo miedo de que cometa alguna locura...

— Muy bien, acompañémoslo. – dijo dando una leve palmada al bicolor, saliendo de la habitación juntos.

Kenma se encontraba recargado sobre el balcón del edificio, gimiendo con lágrimas en los ojos, observando el cielo nublado, murmurando algunas frías palabras.

— Estoy seguro de que a Kuroo-san no le gustaría verte en este estado. – Akaashi se acercó, ubicándose al lado del nombrado. — Respiremos hondo juntos ¿Sí?

Kenma los miró odioso, después soltó una leve risita y respiró a la par del pelinegro.

Bokuto hizo lo posible por hacer reír al menor, recordándole cada estupidez que llegaron a hacer él y Kuroo juntos.

Bokuto, Akaashi, Kuroo y Kenma fueron juntos a la preparatoria, recordar ahora con felicidad cada atesorado momento era el mejor consuelo que podían tener, recordar a Kuroo por lo que vivieron juntos y no por la forma en la que murió era lo mejor que podían hacer.

Hace casi un mes los chicos habían entrado a universidad, cosa que llegó a distanciarlos un poco ya que iban en distintas instituciones, sin embargo, seguían siendo el grupo de dos pares que todos amaban y recordaban con amor.

Todos reían recordando los bellos momentos de preparatoria, cada hazaña loca por parte de Kuroo.

Kou limpió sus lágrimas y aclaró un poco su garganta. — Lo lamento Kenma. – su voz volvió a quebrarse. — Con la universidad nos separamos un poco, pero, aunque nos hayamos distanciado, seguimos siendo amigos ¿No? Tú, yo, 'Kaashi y sobre todo Kuroo.

Kenma asintió.

— A Kuroo no le gustaría que por esto nos distanciemos aún más de lo que la universidad ya lo hace.

Akaashi recargó sus brazos sobre el barandal.

—Seguiremos siendo el grupo de dos pares que todos conocen, no importa si él ya no nos acompaña físicamente, sabemos que sigue aquí. – apoyó su mano sobre su pecho, en su corazón. — Y allá. – con su dedo índice, señaló el cielo, el cual levemente se despejaba, dejando ver los claros rayos de sol.

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