Nuestro florecer

El reencontrar de dos búhos

Finalmente estaba ahí, Seinan Gakuin University.

El viento movía su cabello como las olas del mar, así como los pétalos que caían continuamente en bucle de los árboles de cerezos, hasta dar contra el suelo.

Tomó una larga bocanada de aire antes de poner un pie dentro de las instalaciones, su corazón comenzó a acelerarse un poco al leer las grandes letras en la entrada de la universidad a la cual había sido invitado por parte del rubio con anteojos, no tenía idea de lo que le depararía, cualquier cosa mientras no fuera encontrarse con cierta persona que había destrozado su corazón.

— Soy sujeto de prueba médica de uno de los estudiantes de aquí. – avisó al entrar por el gran portón, en donde un vigilante tomó una agenda.

— ¿Nombre del estudiante?

— Tsukishima Kei.

Aquel hombre siguió con su dedo índice la lista en busca del nombrado, hasta dar en el blanco.

— Akaashi Keiji ¿Verdad? Favor de dejar su identificación.

El ojiturquesa sacó de su bolsillo su cartera, de donde tomó su identificación y la dejó en la caseta, después de ser revisado pasó al salón en donde Tsukki lo había citado.

— Aún no llega el profesor.

Akaashi se sentó a un lado del rubio. — Creí que llegaría algo tarde, pero al parecer llegué a tiempo.

— Nuevamente te agradezco el que hayas venido, seguro tenías algunas otras cosas que hacer.

— Ya te dije que haría cualquier cosa por un viejo amigo.

En ese momento, llegó el profesor, quien depositó su mochila sobre el escritorio.

— ¿Todos trajeron sus sujetos de prueba?

La mayoría de los alumnos asintieron.

— Bien, como ya se los comenté ayer, solo estaré observando, ya les enseñé como hacerlo, deberían saber como sacar sangre a la perfección, es algo básico de la medicina. –  dijo tomando un largo sorbo de su termo de café. — Si tienen alguna duda o complicación favor de llamarme.

— Dime que sabes hacerlo. – susurró el de ojos turquesas al rubio, quien se encontraba poniéndose unos guantes blancos de látex.

— Lo sé hacer. – dijo ajustándose los anteojos, estirando el borde de los guantes. — Olvidé preguntarlo, ¿Eres alérgico al látex?

— No. – respondió estirando su brazo derecho, con la otra mano tomando su teléfono celular para tomar una fotografía.

— Borra eso, pareces una madre fotografiando a su hijo.

— Quiero mostrarle esto a Kenma. – rió.

— Me imagino que son buenos amigos. – expresó colocando el compresor un poco arriba de la flexura del codo, creando presión.

— Lo somos.

Con un algodón con alcohol Tsukki comenzó limpiar la zona en donde extraería la sangre. Después de unos segundos, ingresó la aguja, en donde después de extraer la sangre, retiró el compresor y al final retiró la aguja.

— ¿Qué tal? – preguntó el rubio, mostrando la jeringa con sangre, orgulloso.

— Tengo que decir que lo hiciste excelente, no me ha dolido nada.

Tsukishima sonrió sutilmente, se puso de pie, mostrando la jeringa con sangre al profesor, hablando unas cosas con el profesor que Akaashi no alcanzaba a escuchar.