En dos mitades

114 12 11
                                    

Akaashi Keiji
Te estaré esperando.

...

Una vez enviado este último mensaje, el de anteojos depositó su celular en un pequeño buró, en donde lo conectó al cargador, pues la batería era baja.

La habitación lucía limpia, Akaashi era un amante del orden y la perfección, adoraba ver su escritorio perfectamente ordenado, con sus lápices de color en una taza, al igual que con sus plumones y bolígrafos.

Decidió sentarse sobre su silla giratoria, sobre su escritorio estaba su laptop la cual decidió encender. Siendo sinceros, estaba algo nervioso por la visita de su pareja, hacía bastante tiempo que no le veía de forma presencial, pero algo dentro de él le decía que por fin podría hablar con él sobre el alejamiento que había tenido el contrario y arreglar sus problemas juntos.

El timbre de la habitación se hizo escuchar, el pelinegro se dió un último vistazo en el espejo del baño y caminó con tranquilidad hacia la puerta, en donde giró la perilla, dejando ver el rostro algo demacrado de Bokuto.

— Pasa. – dijo cerrando la puerta una vez estando ambos dentro. — ¿Cómo vas con la universidad? Por lo que veo, no muy bien.

— ¿Lo dices por esto? – preguntó tocando con la yema de sus dedos sus notables ojeras.

— Exacto. – rió en voz baja. — ¿Hay algo en lo que pueda ayudarte? – preguntó sirviendo una taza de té, la cual, Bokuto rechazó enseguida.

— No, gracias. – dijo apartando con su mano la taza. — Quiero ser directo e ir al grano, no tengo tiempo para tomar el té.

Keiji depositó la taza sobre la mesa, algo confundido por la expresión sombría de su novio.

— Dime, te escucho. – ajustó sus gafas, en espera de una respuesta a todas las dudas que circulaban en su mente.

— Quiero que terminemos, Akaashi.

El corazón del búho se sintió como si se partiera en mil pedazos, sin poder comprender el porque de esta decisión, simplemente sintiendo como si su mundo se viniera abajo completamente.

Él era su mundo, un mundo que ahora se dividía por la mitad, doliendo como mil cuchillos en una piel desnuda.

— ¿Qu-Qué? ¿Por qué? – susurró con los ojos abiertos como platos, observando todo y a la vez nada, intentando controlar su respiración.

— Encontré a alguien más, a alguien que realmente vale la pena.

Aquellas palabras fueron las últimas que terminaron por destrozarlo completamente, logrando dejar salir consigo las primeras lágrimas que hacían un largo recorrido desde sus glándulas lagrimales, pasando por sus mejillas hasta caer al suelo.

— Me enamoré de alguien más.

Akaashi ni siquiera podía articular alguna palabra, su voz se había quebrado al igual que su pobre corazón, sus sollozos se hacían escuchar por la habitación, con la palma de su mano cubrió su boca, intentando no caer en la desesperación.

Bokuto se acercó un poco más al contrario.

— Te amo, Keiji. – musitó cabizbajo.

Nuestro florecer Donde viven las historias. Descúbrelo ahora