Capítulo 4

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—¡No es divertido! — me quejo mientras Steven está por dejarse caer al suelo mientras continúa burlándose de mí

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—¡No es divertido! — me quejo mientras Steven está por dejarse caer al suelo mientras continúa burlándose de mí.

Te dije que estaba haciendo caras extrañas — sigue riéndose mientras me quita a Nathalie de los brazos.

Eres una niña mala Nat —le digo a mi hija mientras ella ve a Charles con una sonrisa en los labios.

Dile que es una tonta Nat — Charles le dice a Nathalie con una sonrisa en el rostro y Nathalie se ríe.

Charlie. ¿Quieres darme un beso? — le digo a Charles mientras aún tengo el sabor de los restos del vomito de Nathalie en mi boca y algunos trozos de pan en mi rostro. El olor me espanta, pero lo soporto un poco.

Charles me mira con disgusto mientras yo me acerco a él con la intención de juntar nuestros labios y que todo el disgustoso sabor quede en su boca. Charles se da cuenta de que no estoy bromeando y comienza a dar pasos hacia atrás mientras aún Nathalie está en sus brazos, él niega con la cabeza y yo le enseño una sonrisa. Charles se da la vuelta y comienza a correr en dirección a la cocina.

¡Charles si la sigues moviendo va a vomitar! — grito y él se detiene en seco. —Cámbiale la ropa y yo voy a lavarme los dientes — ordeno y él asiente con la cabeza, regresa en dirección al cuarto y cuando pasa por mi lado me aseguro de dejar algunas partes del vómito en su mano.

Andrea— dice en un tono de queja casi llorando.

En esta casa creemos en la equidad — le digo con una sonrisa en el rostro, le lanzo un beso y él hace un puchero antes de irse al cuarto de la nena.

Yo me voy al baño y lo más rápido que puedo me quito el vómito del rostro para después tomar mi cepillo de dientes y comenzar a lavarlos. Odio demasiado el vómito y puedo amar mucho a mi hija, pero siguen siendo residuos y es aún asqueroso.

Me doy un baño lo más rápido que puedo y luego salgo del cuarto con la toalla alrededor de mi pecho, me detengo unos segundos frente al espejo mientras observo mi rostro y mi cuerpo. Tras unos segundos mi mirada se detiene en las puntas moradas de mi cabello.

Decidí decolorarme el cabello casi que el mismo día que llegué a Canadá, por algún tiempo intenté convencerme de que lo había hecho como un índice de supervivencia, como el indicativo de todo lo que pasé y las cosas a las que pude sobrevivir. Pero mientras pienso eso que dije me doy cuenta que quizás no sea así, me doy cuenta que lo más probable es que me haya pintado el cabello en representación de las cosas que perdí y no de las cosas que superé. Porque el morado me recuerda a Kylian, no estoy segura de por qué, pero ese color me lo recuerda y aunque no he permitido que dicho color tome el control de mi vida, quiero decir que no tengo toda mi casa llena de morado, ni visto a mi hija de morado todo el tiempo, así que para mí tener el cabello morado es como ese pequeño secreto que tengo donde expresé desde el inicio que extrañaba al hombre que está en Francia.

Resistiendo《Kylian Mbappé》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora