-𝕰𝖘𝖕𝖊𝖈𝖎𝖆𝖑 𝖉𝖊 𝕳𝖆𝖑𝖑𝖔𝖜𝖊𝖊𝖓-
𝟐𝟎𝟏𝟗
One-shots de creepypastas.
➨ Capítulos independientes con historias diferentes.
❝La oscuridad acecha en cada rincón. No te fíes de nadie. Confía en tu instinto. Escucha. Cuántas veces te habían...
Después de que mi madre condujera más de tres horas, finalmente llegamos a nuestro destino: la facultad lucía como un castillo de la épica victoriana, antiguo y construido de piedra oscura. Sin embargo, por muy alto que fuera el edificio, los enormes pinos del bosque, que estaban justo al lado del campo de fútbol, lo cubrían.
Bajamos del coche y mamá me ayudó a trasladar mis maletas desde el aparcamiento a lo que sería mi nuevo hogar durante los cuatro años que me duraría la carrera. Mi habitación estaba en el tercero de cuatro pisos.
-No me puedo creer que ya estés en la universidad, si hasta hace muy poco estabas entrando en el instituto y todavía tenías puesto el aparato...
-¡Mamá!- le llamé la atención, apenada y con las mejillas rojas. Mi compañera de habitación nos estaba escuchando y me daba mucha vergüenza que mi madre se pusiera a hablar sobre la mala pubertad que tuve cuando empecé el instituto.
-Perdona, cariño, es que no me gusta nada la idea de que te vayas durante tanto tiempo.
-Mi madre me dijo lo mismo a mí- me dijo mi compañera -. Soy Sasha.
Sonreí.
-Charlize.
Después de una larga despedida, mamá se fue con lágrimas en los ojos y con la promesa de que vendría a buscarme para pasar las Navidades en familia.
En menos de una hora, Sasha y yo ya estábamos en la presentación del nuevo año junto a nuestra clase. Después, fuimos a la cafetería del campus para tomar algo.
-¿Y tú por qué estás aquí?- me preguntó Sasha. Yo le di otro sorbo a mi café frío y me aclaré la garganta antes de hablar.
-Periodismo.
-Hala, eso es genial- exclamó ella -. Yo voy a hacer medicina.
-Eso es todavía más genial, Sasha- respondí.
-En realidad, no tanto- alegó -. Solo lo hago porque mi padre se niega a verme como la chica del tiempo.
Iba a decirle algo, consolarla, ofrecerle mi ayuda en lo que necesitara. Sin embargo, en ese preciso momento, un grupo de chicos que llevaban chaquetas a juego se acercaron a nuestra mesa. Uno de ellos la golpeó con la palma de la mano.
-Eh- nos llamó -Sois las nuevas de primer año, ¿no?
-¿A ti qué te pasa, gorila?- saltó Sasha.
-Eh, tranquila, niña- el chico alejó su mano de la mesa y se llevó las manos a los bolsillo, sonriendo -. Solo vengo a invitaros a una reunión de bienvenida a las doce de la noche, al lado del bosque.
