-𝕰𝖘𝖕𝖊𝖈𝖎𝖆𝖑 𝖉𝖊 𝕳𝖆𝖑𝖑𝖔𝖜𝖊𝖊𝖓-
𝟐𝟎𝟏𝟗
One-shots de creepypastas.
➨ Capítulos independientes con historias diferentes.
❝La oscuridad acecha en cada rincón. No te fíes de nadie. Confía en tu instinto. Escucha. Cuántas veces te habían...
Respiro profundamente, llenando mis pulmones de aire. Y luego inspiro relajando mis hombros.
Decidida a no fallar.
—Dalia, cariño, te toca salir— Luis apareció detrás de mí y yo no pude evitar soltar un pequeño respingo del susto. Pero no tardé en recuperarme. Me di la vuelta con una enorme sonrisa y corrí dando saltitos para ponerme los zapatos e ir a desfilar.
Los tacones se me ajustaron perfectamente a los pies. El vestido se ciñó a mis curvas de maravilla y ni siquiera notaba que llevaba puesto un maquillaje oscuro como el de Cisne Negro, pero más elegante. La chica que iba antes que yo vistió completamente de blanco, así que a mí me tocaba ir del contrario.
La felicidad me envolvió. El corazón me latía a mil por hora debido a la emoción que sentía en el interior de mi pecho. No fui capaz de permanecer seria como todas mis compañeras.
Nada más quedé expuesta ante el público, caminé con un pie delante de otro, la espalda recta y mirando en todas direcciones con una gran sonrisa. Fui incapaz de borrarla mientras la gente me miraba. Saludando, mandando besos con las manos. Las personas sonreían cuando me veían y eso me hacía feliz.
Muy feliz.
Aquello era lo que siempre había querido.
Uno, dos, tres, cuatro y cinco.
Saludé por última vez con entusiasmo, me di la vuelta y volví a recorrerme la pasarela hasta que salí del escenario a paso ligero.
—¡Has estado fantástica, Dalia!— Judy me felicitó con una sonrisa en el rostro al mismo tiempo que me cogía las manos y me las estrecha con cariño. Ambas sonreímos enseñando los dientes.
—¡Tu también!— chillé, con las mejillas rojas por la euforia. Era una sensación indescriptiblemente agradable. Ese era el lugar al que pertenecía y del que no quería marcharme por nada del mundo.
Las luces, los conjuntos, la música, los aplausos y la sonrisa del público al verte desafiar... me sentía orgullosa de mí misma, de mis compañeras, realizada al haber sido capaz de cumplir el sueño por el que tanto había luchado para conseguir. Aunque no era la primera vez que desfilaba, cada vez que lo hacía una parte de mí me pedía que me pellizcara para asegurarme de que no estaba soñando.
