Dollface

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𝟏𝟗: 𝓓𝓸𝓵𝓵𝓯𝓪𝓬𝓮.

OC y pedido de DamaEspinoza

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OC y pedido de DamaEspinoza



Sus dedos acariciaron mi pelo y se enredaron en mis mechones con delicadeza y de forma gentil. Sin embargo, yo estaba intranquila, asustada. Sus ojos me miraban fijamente y a mí me resultaba imposible apartar la mirada, como si me hubiera hipnotizado. Me tenía embobada, no podía escapar de él.

-Eres hermosa...

Me susurró, muy cerca de mi oído. Los nervios me atacaron, la piel se me puso de gallina y bajé la cabeza zarandeándome ligeramente para no oírle decir esas cosas de mí. Sabía que hablaba en serio, pero no quería que me lo dijera.

Sus manos, frías, me sujetaron el rostro y me lo giró lentamente y alzó un poco. Después, me soltó muy delicadamente, como si le costara hacerlo. Sus manos sujetaron con firmeza las mías y, después, me colocó algo sólido y bastante pesado en ellas. Bajé la mirada y me encontré una cajita de cristal de color azul, que brillaba en la oscuridad y nos alumbraba a ambos.

-Cuídala- me pidió, acariciando mi nuca por encima de mi pelo -, iré a buscarla cuando te encuentre.

Tú eres la indicada.

Abrí los ojos de golpe ahogando un grito. Me llevé la mano al pecho y me incorporé en la silla con el corazón muy acelerado, temblando y la respiración acelerada. El reloj de la habitación marcaba las cuatro y media pasadas de la madrugada y yo seguía encerrada en urgencias, atendiendo a las personas hasta las seis de la mañana.

Me giré en dirección a mi bolso y rebusqué en su interior hasta que una luz cían me confirmó que seguía teniendo la cajita. Esa cosa había aparecido de repente en mi habitación y me había estado provocando la misma pesadilla desde hace un mes. Cada vez me resultaba más difícil dormir.

Suspiré y me llevé las manos a la cabeza.

-Buenos días, princesa, ¿has dormido bien?- me preguntó Erin, apoyada en el marco de la puerta de mi consulta.

-No tanto como vos, majestad.

Ella rio.

-No es mi culpa- exclamó -, aquí no entra nadie desde las doce, estamos parados como unos idiotas. Cal se ha quedado frito sobre la camilla y todo.

No podía culparla, los tres estábamos deseando irnos a casa, yo la primera. Sin embargo, el trabajo era lo primero para mí.

El sonido de la puerta del recibidor abriéndose nos asustó a Erin y a mí, pero ella se cruzó de brazos y me miró con una sonrisa oscura y una ceja alzada.

𝐇𝐀𝐔𝐍𝐓 ❨Creepypastas' one-shots❩©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora