-𝕰𝖘𝖕𝖊𝖈𝖎𝖆𝖑 𝖉𝖊 𝕳𝖆𝖑𝖑𝖔𝖜𝖊𝖊𝖓-
𝟐𝟎𝟏𝟗
One-shots de creepypastas.
➨ Capítulos independientes con historias diferentes.
❝La oscuridad acecha en cada rincón. No te fíes de nadie. Confía en tu instinto. Escucha. Cuántas veces te habían...
Ella intentó escapar, pero la agarré con fuerza del pelo para que no se moviera. La tumbé boca abajo en el suelo y saqué la cuchilla del bolsillo de mi chaqueta. Sus sollozos no me hicieron sentir nada. No tenía intenciones de soltarla.
-¡Por favor, déjame!
Alcé su cabeza para dejar su cuello al descubierto, acerqué la cuchilla y la deslicé en un movimiento rápido y de forma horizontal en su cuello. La sangre empezó a salir a borbotones del corte y un charco de sangre creció sobre la mujer, que gimoteaba y convulsionaba mientras se ahogaba con su propia sangre, arañándose e intentando taparse la herida del cuello con las manos sin ningún resultado.
Cuando por fin dejó de respirar, guardé la cuchilla y moví un poco su cuerpo con el pie para poder pasar, pero un foco de luz blanco me cegó por unos instantes y escuché un montón de armas de fuego apuntarme.
-¡No te muevas!- me gritó un hombre a través de un megáfono.
-¿Qué demonios...?- gruñí, con los ojos cubiertos por mis brazos para evitar quedarme ciega.
-¡Amy Beasley, ponga las manos sobre la cabeza y camine lentamente hacia aquí!- me ordenó -¡Si intenta escapar u oponer algún todo de resistencia, nos veremos obligados a disparar contra usted!
¿A qué venían tantas formalidades? Sabía perfectamente que a ninguno de sus hombres le importaría dispararme. Dormirían a pierna suelta como yo lo he hecho todo este tiempo. Sé que me desprecian casi tanto como yo a ellos.
Sin embargo, no intenté escapar. No tenía adónde ir y había contado, al menos, diez cañones de mágnum apuntándome. Así que puse las manos sobre la cabeza y empecé a caminar muy lentamente hacia ellos sin perder los nervios. Tranquila y sin mostrar ningún tipo de expresión.
Súbitamente, el foco que me alumbraba se apagó y escuché varios disparos en la oscuridad. Los gritos de algunos agentes de policía me desconcertaron. ¿Qué estaba pasando? ¿Quién había apagado el foco?
Una carcajada siniestra y escandalosa me provocó un escalofrío.
Miré de un lado a otro intentando, en medio de la oscuridad, orientarme para escapar y que no me atraparan. Fui hacia la derecha, pero tropecé con el cuerpo de la mujer a la que había matado. La sangre me manchó la ropa y salpicó parte de mi cara. Intenté levantarme, pero alguien me agarró del brazo y me forzó a darme la vuelta.
