MI ÁNGEL

CAPITULO 11: RESCATE Y EL TEMOR DE MADARA

-¿Naruto?- habló el Inuzuka al verlo salir con la distintiva ropa de Akatsuki.

-¿Qué?- Preguntó y se colocó una bandana rasgada en el cuello.

-¿Tienes alguna misión?.

-Si, pero no te incumbe- dijo y caminó a su lado.

-¿Crees estar en condiciones para ir?, Apenas te recuperaste- dijo y lo tomó de la mano.

Habían pasado dos semanas desde la aparición de akatsuki en Konoha y la deserción de seis de los mejores ninjas de la aldea.
Naruto había pasado una semana en cama por órdenes de sus padres al igual que Deidara quien aun seguía con marcas, los seis nuevos ninjas, aún estaban bajo vigilancia, pues nada aseguraba que les iban a ser leales.

-Voy a estar bien, pulgoso- dijo y acercó sus labios a los del otro- te lo prometo.

El rubio se despidió del castaño con un suave beso en los labios.

-Volveré pronto- dijo y salió de la guarida, dónde ya lo esperaban Itachi y Kisame.

El Inuzuka se quedó embobado mirando en la dirección en la que fue el menor, nunca lo había besado, y menos con aquella ternura. Ya que lo pensaba, desde que había vuelto con su familia, el rubio era más tierno, le gustaba la actitud atrevida que poseía cuando estaba en Konoha, pero aquella ternura que emanaba ahora, lo tenía más que loco.

-¿Te sientes bien?- Preguntó la pelichicle.

-Si... Por supuesto- dijo y se giró a verla- ¿Cocinas?.

-Estoy aprendiendo apenas, la mamá de Naru está ayudándome, Itachi dijo que participaría pero salió de misión- dijo y lo miró con los ojos entrecerrados- estoy acostumbrada a mirarte con las marcas de tu clan, pero... Creo que hoy están más rojas, ¿Pasó algo?.

Kiba solo atinó a enrojecerse aún más, en sus labios pudo sentir de nuevo los rosados labios del rubio, y aquella cálida imagen de sus azules ojos lo hizo sonreír.

-Me perdí de algo interesante, por lo visto- dijo y el castaño asintió- ¿Quién te trae así?.

-¿Quién más, Sakura?- dijo con obviedad- le dí mi primer beso... ¿O él me lo dió?, No estoy seguro, pero fue maravilloso.

La pelichicle lo miró con ternura, ella no gustaba de Naruto pero los había seguido hasta ahí por las palabras de Shikamaru.

-¿Unos criminales gastarían tiempo y dinero en darle una buena vida y familia a un niño huerfano?-

Lo medito algunos minutos, y cayó en cuenta de que no eran tan malos déspues de todo, y Madara tenía razón, si Naruto se hubiera quedado ahora mismo estaría siendo usado como arma, y quizá lo verían como una amenaza en la aldea, era mejor que se quedará con su familia.

-Sakura...- escuchó a lo lejos- ¡Sakura!.

-¿Quien?... ¿Qué pasa?- Preguntó.

-Te pregunté que si me ayudabas.

-¿A qué?.

-Quiero que me ayudes a conquistar a Naruto.

La pelichicle abrió y cerró la boca antes de chillar y abrazar al Inuzuka.

-¿Eso es un si?.

-¡Por supuesto que es un si!.

-¿Te sientes bien?- Preguntó el azabache.

-Me siento algo raro- murmuró él rubio y miró al suelo- supongo que son nervios, nadamás.

-¿Seguro?- Preguntó el peliazul- si quieres paramos.