CAOITULO 26: KONOHA Y FUYU

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Tsunade se encontraba dando vueltas es su oficina, sus consejeros se encontraban ahí, presionandola con el tema de los hijos de Naruto.

-¡Hokage!- exclamó un Anbu- se registró ya la aldea pero no hay rastro de Hanna Inuzuka.

Con un simple golpe destruyó su segundo escritorio en la semana.

Luego de descubrir que Naruto tenía dos hijos, Tsunade envío un equipo en busca de su paradero, sin embargo, la líder del escuadrón, Tsume Inuzuka,  había desaparecido. Al principio se creyó que había muerto, pero dos días después de su desaparición, su hija mayor, Hanna Inuzuka, desapareció al igual que la mayoría de sus pertenencias y compañeros caninos.

-¡Envía un maldito escuadrón de Raíz!- exclamó y caminó a la puerta- ¡Ino o Lee deben saber dónde está ese lugar!. Llevenlos a ellos.

Naruto tragó grueso, un horrible escalofrío le había recorrido el cuerpo.

-¿Estás bien?- Preguntó Sakura quien entró con las herramientas para quitar el yeso.

-Si, solo un escalofrío.

-¡Naru!- escuchó en el pasillo.

-Ay no...

-¡Naru!- la pelirroja apareció en la puerta con su hija en brazos- ¿Puedes recordarme como se ponía esta cosa?, Iré con Kakuzu y Khonan por provisiones, y no recuerdo como cerrarlo.

La Uzumaki llevaba un cangurero en la otra mano, lo usaba solo cuando salía, muy rara vez lo hacía, era por eso que siempre necesitaba ayuda de Naruto para usarlo.

-Dame un segundo- dijo y Sakura comenzó a quitar el yeso.

-Karin, date prisa- habló el moreno llegando a su lado.

-Espera, Naruto me va a ayudar.

-¿Cuánto van a tardar?.

-Y el impaciente era Sasori- murmuró la pelichicle- ¿Pueden darme unos minutos?.

-Olvidalo, vamos a amarrar a esa niña con un mantel.

-Tu no vas a amarrar a mi hija con nada- dijo la Uzumaki y se alejó de él.

Sakura siguió cortando el yeso y cuando lo logró, lo retiró con cuidado de no lastimar a Naruto.

-Listo, ¿Lo ven?, No tardé tanto.

La pelichicle resopló y se dispuso a limpiar.
Naruto se levantó de la cama y se dirigió a su prima para abrochar el cangurero y dejar a su sobrina segura.

-Eres un ángel... Que Kami te lo pague con más hijos y mucha acción con tus hombres- dijo para luego irse con el moreno.

-¡Que no soy una máquina de bebés!.

-¿Máquina de bebés?- Preguntó la pelichicle.

-Kiba quiere un bebé.

-¿Enserio?... Supongo que le toca... Pero debería esperar, Sakumo recién tiene un año.

-Eso mismo digo yo.

-Vayamos afuera, tu querida cuñada no tarda en llegar.

Ambos salieron de la habitación y fueron a la sala, llevándose la sorpresa de que Hanna ya se encontraba ahí.

-¿No te siguió nadie?- Preguntó Kiba, quien recibía a los caninos.

-No... Por cierto, hay alguien afuera que te está esperando.

Al oír eso, el Inuzuka sintió su corazón golpetear su pecho y salió corriendo. Fue derribado y babeado por su buen amigo Akamaru.

-¡Akamaru! ¡No tienes idea de cuánto te extrañé!.

MI ÁNGELDonde viven las historias. Descúbrelo ahora