Tenía el vuelo para Londres, la mañana del viernes veinte de diciembre. Le había pedido a mi jefe un par de días más de vacaciones en las fechas de Navidad. No tardó ni un solo segundo en decirme que si.
Lo tenía todo planeado con Ana. Ella me recogería en el aeropuerto de Londres, iríamos a su casa y me instalaría de nuevo allí esos días (su compañera de piso se había ido definitivamente). Ella llamaría a Daniel para que fuera a su casa para comentarle algo sobre un regalo que quería comprarme, pues mi cumpleaños era en enero y no estaba segura que regalarme (desde luego las ideas de mi amiga). Y ahí, aparecía yo.
- Se va a llevar la sorpresa de su vida- dijo Ana en cuanto nos subimos en su coche, cuando me recogió del aeropuerto.
- Eso espero. - respondí mirando por la ventana del coche.
Pese a encantarme el sol, echaba de menos el tiempo de Londres.
Llegamos a la casa de mi amiga. Subimos mi maleta y la dejamos en la que había sido mi habitación aquel verano. Sin duda, había sido el verano de mi vida.Sobre las 7 de la tarde de aquel viernes, llamaron a la puerta. Fui como una bala a esconderme a la habitación. Oí como Ana saludaba a mi novio. Los nervios se apoderaron de mi estómago. Me miré en el espejo del tocador. Había cortado mi cabello un poco desde la última vez que Daniel me vio. Mis ojos estaban iluminados por volver a ver a mi novio. Un jersey azul, unos vaqueros y unas convers negras eran mi atuendo. Respiré hondo y me dirigí al salón. Él estaba a espaldas a mí, así que no me vio llegar.
- Conociendo a Mary, como la conoces, no entiendo cómo no sabes lo que regalarle. - decía Daniel riéndose.
- ¿Y tú cuánto me conoces, Daniel Radcliffe?- pregunté con una amplia sonrisa en los labios.
Se giró rápidamente hacia donde yo estaba.
-¿Mary?
Asentí y él se levantó del sofá. Se dirigió hacia mí. Mis ganas pudieron más y me abalancé había él, quien me acogió en sus brazos. Me besó como tanto me gustaba. Oí reírse a Ana.
- ¡No me puedo creer que estés aquí!- se giró hacia mi amiga- ¡Tú lo sabías todo!
- Era una sorpresa- dijo mi amiga riéndose.
- Y bendita sorpresa.- se giró hacia mí- No sabes ni las ganas que tenía de verte de nuevo y ni te imaginas cómo ansiaba que te recuperaras. Ojalá hubiera podido acompañarte en este tiempo de recuperación.
- Has estado conmigo siempre, aunque no haya sido físicamente.
- Pero... - empezó a protestar.
- He venido para estar contigo. Deja de preocuparte, estoy perfectamente bien. Ahora lo único que quiero es disfrutar de unos días contigo.
-¡Por dios! Cuánta azúcar- exclamó Ana. - Yo me voy de aquí. Haced lo que queráis- Ana se levantó y empezó a dirigirse a su habitación.
Daniel y yo nos reímos.
- ¿Ana? - la llamó Daniel y mi amiga se giró- Esta noche, Mary no duerme aquí. Me la llevo, mañana es toda tuya.
Mi cuerpo se tensó y un cosquilleo recorrió mi estómago.
- Vale, vale. Llévatela, es toda tuya, lo único que quiero es que no me lleneis el piso de azúcar. Que sois muy empalagosos.
Tuve que reírme. En el momento que mi amiga cerró la puerta de su dormitorio, me giré hacia mi novio:
-¿Qué quieres decir con eso de que esta noche no duermo aquí?
- Estoy solo en casa hasta Nochebuena, pensé que te gustaría quedarte conmigo esta noche.- respondió con una sonrisa y yo sentí que me moría al verlo sonreír.
Asentí y me dio un beso rápido. Me dirigí a mi habitación para recoger el bolso y un pijama.
"Aunque poco vas a usar tú ese pijama", dijo esa vocesita en mi cabeza.
Tuve que reírme sola.
Cuando lo tuve todo, me despedí de Ana y me fui con Daniel.Al llegar a casa de mi novio, solté las cosas en su habitación y nos dispusimos a cenar. Había llamado por teléfono para encargar comida y nos la llevaron a su casa.
Nos sentamos en el sofá después de cenar. Ni siquiera pusimos la televisión, simplemente nos pusimos a hablar.
- Me encanta tenerte aquí conmigo- dijo Daniel acariciando mis piernas encima de las de él.
- Soñaba con este momento desde hacía mucho tiempo.- respondí acariciando su cuello.
Mi mano bajó hasta el primer botón de su camisa celeste y lo abrí. Él sonrió y su mano llegó a mi cintura.
- Llevas un jersey de mi color favorito y te queda genial, aunque no sé si te durará mucho tiempo puesto.
Levanté una ceja y reí. La timidez con él ya no existía desde hacía mucho tiempo. Me incorporé para sentarme a horcajadas sobre él.
- Me lo he puesto a propósito. Te conozco perfectamente y sé de sobras que el azul te encanta.
- ¿Provocándome, señorita?
- Solo un poco, caballero.- dije abriéndole varios botones más de la camisa.
Rió. Me encantaba cuando lo hacía.
Con un gesto rápido, me tumbó en el sofá, quedando sobre mí. Su boca quedo a pocos centímetros de la mía.
- Ahora no tendrás miedo de hacerme daño, ¿Verdad?- pregunté mientras terminaba de desabrocharle la camisa.
Mi respiración se agitaba cada vez más. Daniel se incorporó para quitarse la camisa, que cayó al suelo.
- Hoy no. - respondió acariciando mi pierna por encima del pantalón.
Su mano paró en mi cintura y se inclinó sobre mí para besarme. Mis manos volaron hacia su cuello. Deslicé una de ella por su espalda. Me incorporé un poco hasta volver a quedar sentada en el sofá. Daniel, con una pierna entre las mías y otra apoyada en el suelo, agarró mi jersey y me lo quitó, cayendo justo al lado de su camisa. Sus manos volvieron a mí, hacia mis pantalones, desabrochandome el cinturón. Mis manos fueron hacía el suyo.
- No sabes las ganas que tengo de estar contigo. Necesito hacerte el amor, Mary.
No contesté, simplemente volví a besarlo. Se separó de mí, levantándose del sofá. Extendió su mano para agarrarme la mía. Me levanté del sofá y mi pantalón cayó al suelo. Me lo quité del todo, y él hizo lo propio con el suyo, quedándonos así, en ropa interior los dos. Volvió a cogerme de la mano y se dirigió a su dormitorio. Al llegar, me cogió en volandas y me puso en la cama.
Me besó en los labios para seguir por el cuello. Su mano derecha bajó lentamente la tiranta de mi sujetador. Mis manos acariciaban su espalda. Nuestra ropa interior, cayó también al suelo.
- Dan... - supliqué.
- Tranquila, mi amor.
Me estaba volviendo loca con sus besos y sentía que la piel me ardía. Me retorci bajo él y conseguí lo que buscaba, tumbarlo y tomar el poder de la situación yo. Vi como sonrió cuando hice aquello.
Me subí encima de él y comencé así yo a besarlo. Suspiré cuando nos fundimos en uno. Me gustó la sensación de poder tenerlo así. Y más cuando colocó sus manos en mis caderas, ahí creí que me moría de amor. Siguió besándome cuando me bajé de encima suya. Las caricias siguieron también.
- Eres insaciable- dije mientras me besaba por el cuello.
- De ti. Quiero hacerte mía todo el tiempo posible.
Reí ahogando un gemido.
La verdad es que no quería que parara. Llevaba muchos meses esperando este momento.
Aquella noche pasó, entre besos y caricias, pero sobre todo de amor.
De mucho amor.
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El verano de mi vida (Completa)
FanfictionMary no sabía todo lo que le podía suceder en Londres cuando fue a ver a su amiga. Conocer al que sería el amor de su vida era una de las pocas cosa que le podían suceder. ¿Y si añadimos que era su actor favorito?