Amiguis!!!
Creo que este os va a gustar este capítulo. Sobre todo a las más sentimentales.
Os leo en comentarios!!!♥️♥️
El volver a España y dejar a mi novio y a mi mejor amiga atrás, era de lo más triste de todo.
Con Ana pude disfrutar un par de días antes de volver a la rutina de mi trabajo y mi vida aquí.
Pero la rutina volvió. Y aquí me encontraba, haciendo facturas e imprimiendolas, llevando informes de un lado a otro o haciendo contratos... No me quejaba de mi trabajo, la verdad, pero cada día hechaba más de menos todo en Londres.
Mi madre me comentó un día que porque no me iba a vivir allí. Ana o Daniel me encontrarían trabajo seguro, me decía. Pero no quería dejar mi vida aquí.
Aunque echaba de menos muchísimo todo aquello.
De momento, era una locura dejar todo.Los días pasaban y con ellos, enero. Mi cumpleaños fue, en cierta manera, algo triste. Aunque salí a cenar con unos amigos por ser sábado y estuvimos tomando algo, reconozco que me divertí, pero sabía que me faltaba algo. Ana me llamó por vídeo llamada y Daniel hizo lo mismo, pero me faltaban a mi lado. Daniel procuró que su regalo y el de mi amiga llegaran el mismo día de mi cumpleaños.
- Pronto lo celebraremos, pequeña- me dijo Dan en aquella video llamada.
- Yo solo me conformo con verte- le respondí.
- Yo también, mi vida. Pero la espera será corta. Ya lo verás
Sólo esperaba eso. Deseaba con todas mis fuerzas que el tiempo pasara rápido y verlos pronto.Febrero pasó sin penas ni glorias, marzo también llegó y yo no sabía cómo seguía cuerda. Llevaba casi tres meses sin ver a mi novio y a mi amiga. Sabía que Ana volvía a España por las vacaciones de semana santa, pero Daniel aún seguía trabajando.
Un día que llegué de trabajar, descubrí a mis padres algo nerviosos en la cocina en cuanto entré. Aquello me extrañó. Quise pasarlo por alto, pero la aptitud de mi madre me puso nerviosa hasta mí.
-¿Qué pasa?- pregunté.
- Nada, hija- dijo papá.
- ¿Seguro?- pregunté algo dudosa.
- Si, si...
- A ver, he entrado a casa y pareciais que habíais visto a un fantasma. Pasa algo y no me queréis decir nada.
- Ya lo descubrirás- dijo papá.
Miré a mi padre como si no entendiera nada, de echo es que no lo entendía. Me mataban los nervios cuando se ponían así. No dije nada y me fui a mí habitación.
Desde luego, no los entendía a veces.Los días pasaban, y llegó las vacaciones de semana santa. Y con ellas, Ana. Me encantó volver a verla y pasar días juntas. Al menos, la tenía conmigo.
Llevaría como tres días aquí, cuando aquella tarde, mientras paseábamos por el parque donde jugábamos de niñas, su móvil empezó a sonar. Lo cogió tan rápido que me sorprendió. Últimamente todos estaban muy nerviosos. Incluyendo a Daniel. Y no entendía por qué.
Definitivamente me estaba volviendo loca.
-Si, si. Todo está bien.... Claro... Nada, de nada.... Perfecto... Vale, nos vemos.... Si, si... Adiós, un beso- se despidió y colgó.
Mi amiga se percató que la miraba extrañada.
-Una compañera de trabajo me estaba preguntando por unas cosas de la obra.
Suspiré.
- ¿Sabes? Estoy harta. Sé que me estáis ocultando algo. Todos. Mis padres, Daniel, tú... Algo hay y no me decís nada.
Ana me miró sorprendida. Sabía que me olía algo.
- No hay nada, mujer. Créeme. Será coincidencia.
Rió, pero tanto yo como ella sabíamos que había algo.El sábado llegó y con él, el penúltimo día de vacaciones. Aquella tarde, fui con Ana a recoger no sé que en casa de no se quién. La verdad es que no le presté atención mientras me lo decía. Sinceramente ya estaba más que cansada de la aptitud de todos conmigo en esos días.
Lo único que me sacó de mis pensamientos, fue que no llegamos a ninguna casa, si no a una especie de jardín. Ana sacó una llave y abrió. Me miró sonriendo y me dijo:
- Amiga, este va ser el mejor día de tu vida.
Entramos y descubrí un precioso jardín lleno de flores. Había un muro recubierto de buganvillas y las demás paredes pintadas de blanco. Había unos preciosos muebles de jardín de forja blancos. Y en la mesa, un precioso centro de rosas blancas.
-¿Qué..?- empecé pero una voz me interrumpió.
Su voz.
- Quería hacer esto de la forma más bonita posible.
Me giré y allí estaba él, mirándome desde unas escaleras que llevaban hacia el interior de una casa.
-¡Daniel!- exclamé.
Noté mis ojos llenarse de lágrimas. Me abalancé hacia él justo cuando bajó las escaleras.
-¡Dios! Te hechaba tanto de menos...
- Yo también...
Se separó un poco de mí y vi como, por la puerta de la casa, aparecían mis padres y los de Daniel. Miré extrañada mi novio y después a mí amiga. ¿Qué pasaba aquí?
Vi como Daniel ponía una rodilla en el suelo y sacaba algo de su chaqueta. Me llevé las manos a la boca.
No podía ser cierto.
Daniel abrió la cajita, y en ella había un precioso anillo con una piedra preciosa en azul en el centro.
Extendió una mano hacia mí y, sin pensar, una de mis manos bajó hacia la suya.
- Mary, ya sabes todo lo que significas para mí. Eres lo mejor que me ha pasado en la vida. Sé que no llevamos juntos ni un año, pero sé de sobras que eres el amor de mi vida. No quiero pasar más de un minuto sin ti. Hoy quiero pedirte algo delante de las personas que nos vieron nacer y de esa persona que es como tu hermana. - respiró hondo y en mi garganta se formó un nudo- ¿Quieres casarte conmigo, Mary?
- Si... Si quiero. - admití y él me puso aquel precioso anillo en el dedo.
Acto seguido, se levantó y me cogió en volandas por la cintura. Dio un par de vueltas conmigo. Luego me soltó y me besó.
Nos separamos y noté como alguien me agarraba por la cintura por detrás. Ana.
Me giré hacia mi amiga y la descubrí llorando. Lloramos juntas como en otras ocasiones.
- Ahora lo entiendes todo, tonta. No podíamos revelarte nada- dijo limpiándose la nariz.
Sonreí. Era la mejor sorpresa que me habían dado.
Me acerqué a mis padres y me abracé a ellos.
- Mi niña se casa- dijo mamá llorando.
- El chaval que se la lleva es un buen hombre.- dijo mi padre mirando a Daniel.
Mi novio le sonrió.
Luego, me abracé a sus padres. Marcia me dio un gran beso en mejilla.
- Será un placer tenerte como hija. - dijo Alan.
- El orgullo será mío.- dije con una gran sonrisa.
Ahora entiendo toda aquella aptitud de mis seres queridos. Ana me explicó, más tarde, que Daniel lo organizó todo con ayuda de mis padres. También me dijo que ella le insistió a mi novio que la piedra del anillo fuera azul, como sus ojos. Ella sabía más que de sobras lo que me gustaban los ojos de Daniel.
Pero como dijo mi amiga, aquel día se convirtió en el mejor de mi vida.
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El verano de mi vida (Completa)
FanficMary no sabía todo lo que le podía suceder en Londres cuando fue a ver a su amiga. Conocer al que sería el amor de su vida era una de las pocas cosa que le podían suceder. ¿Y si añadimos que era su actor favorito?