Uno.

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Creía que aquel verano iba a ser como cualquier otro: Piscina, playa y amigos. Para que iba a cambiar.
Iba a echar de menos, muchísimo debería de añadir, a mi amiga Ana. Ella había ido a estudiar teatro en Inglaterra y había entrado a trabajar en una compañía de teatro, de la cual era director uno de sus profesores. Me contaba que, desde que la vio actuando en las clases le encantó cómo lo hacía y le hizo una audición para su compañía. Y ahí estaba mi mejor amiga, estudiando y trabajando en lo que más le gustaba.
Me alegraba muchísimo por ella, pero la echaba mucho de menos. Nos habíamos criado juntas y siempre estábamos juntas hasta que ella se marchó hace unos años allí. Vivía en Londres, ciudad de la estaba enamorada y siempre había soñado conocerla. Mi amiga me había dicho mil veces que fuera, y aquí estaba yo, trabajando y ahorrando para poder ir. Ana se habia ofrecido a regalarme el billete, pero yo me había negado como unas mil veces, aunque estaba deseando de ir, contaba con la esperanza de ver a mi actor favorito alguna vez. Éramos como hermanas, pero no podía permitir aquello.
No me podía quejar en como me iba todo. Trabajaba de administrativo en una empresa de electricidad, tenía un buen horario y no estaba mal el sueldo. Aún vivía con mis padres a mis veintiséis años, pero tampoco veía el momento de independizarme. No tenía pareja desde hacía unos años, y la verdad, no lo buscaba. Estaba bien así, aunque la mayoría de mis amistades estaban empezando a casarse o independizarse. Pero yo no tenía prisa ninguna, sinceramente estaba muy bien con mis padres.

Una buena mañana de finales de junio, comenzó, lo que podía definirse, el principio del que sería el verano de mi vida.
Mi jefe, un buen hombre de unos cincuenta y tantos años, me llamó a su oficina después de la hora del desayuno.
- Mari, quería comunicarte unas cosillas. - yo asentí y él siguió hablando:- Como ya sabes, vamos hacer reformas en las oficinas y el arquitecto me acaba de decir que durarán como un mes y medio o dos. Vamos a comenzar a principios de julio, con lo cual, estarás de vacaciones todo el tiempo que duren las obras, si no te parece mal. De momento sería mes y medio, así descansas como te mereces, que no paras y eres una buena trabajadora.
- ¿Mes y medio de vacaciones?- pregunté sorprendida, siempre había tenido como mucho quince días en verano en cinco años que llevaba trabajando allí.
Mi jefe asintió sonriendo.
- ¡Uff! Me parece estupendo - la verdad es que me vendría de perlas para descansar y desconectar del trabajo. De repente, la idea de viajar a Londres a ver a mi amiga, apareció en mi cabeza.
Mi jefe, pareció leerme el pensamiento.
- Así podrías viajar a ver a esa amiga de la que tanto me has hablado. Además, recibirás tu paga extra de verano como todos los años. Así que animate, Mari.
Me quedé mirando a mi jefe.
- La verdad es que me encantaría ir a verla, hace ya mucho tiempo que no la veo.
- Pues ya sabes. - río y volvió hablar.- Bueno, ya sabes, a partir del lunes, estás libre. Ahora, cuando puedas, tráeme los informes del último arreglo de aquellas obras que tenemos que hacer, por favor.
-¡Enseguida!- exclamé y salí de la oficina.
Me dirigí hacia mi pequeña oficina, y empecé a terminar el último informe para entregarlo a mi jefe.
Terminé a la media hora y se los entregué. Al volver a mí oficina, cogí el móvil y llamé a mi madre para comentarle lo que me había dicho mi jefe.
- Mira por dónde puedes aprovechar para ir a visitar a Ana. Hija, llevas mucho tiempo ahorrando para ir a verla. Ya sabes que ella viene cuando puede, y ya toca que vayas tú. Ella por su trabajo y tú por el tuyo, apenas os veis. Ya es hora.
- La verdad es que si, mamá.
- Pues ya sabes, llama a Ana, y dicelo. Ella estará encantada.
- Eso he pensado. Después le mandaré un correo o un WhatsApp mejor. Vaya ser que la pille ensayando.
- Mari, te vendría bien cambiar un poco de aire. Que últimamente te veo cansada.  Bueno, hija, después te veo en casa.
- La verdad, es que si mamá. Vale, hasta luego.
Colgué y dejé el móvil en lo alto de la mesa, pensado en que le diría a mi amiga. Sé que se pondría muy contenta. Suspiré y volví a concentrarme en el trabajo.
Era miércoles, pero después de lo que me dijo mi jefe, tendría que llevarme mis cosas antes de la obra. La verdad, es que ese tiempo de vacaciones me iba a venir de lujo.

El sábado por la mañana, mientras terminaba de trasladar las dos cajas con mis documentos que me había traído de la oficina y las guardaba en el trastero de casa, sonó mi móvil. Mi jefe me había dicho el viernes a última hora, que no me preocupara por nada, que si había algo que arreglar, ya lo haría él.
Cogí la llamada y una voz alocada sonó al otro lado.
-¡Dime que te vienes para Londres yaaaa! Por favor dime qué tienes ya el billete.
-¡Ains, Ana! Que susto me has dado, tía. Si, si, tengo ya el billete.
Al otro lado de la línea, se oyó una risa acompañada de un gritito. Mi amiga podía tener veintiséis años como yo, pero seguía igual de loca que siempre.
- Sabes que tengo ya tu habitación preparada aquí en casa, ¿Verdad?
Reí.
-Lo sé, amiga. Te recuerdo que mi avión sale el martes a las diez de la mañana. Espero verte en el aeropuerto y te aniquilo después de todo lo que me estás diciendo.
-¡ No lo dudes, Mari! Estoy deseando de verte, tía. Verás que bien te lo pasas conmigo. Estoy deseando de tenerte aquí. Así verás por fin la cuidad que tanto te gusta. Por cierto, una amiga de la compañía me ha conseguido entradas para los estudios donde se grabó Harry Potter.
- ¿En serio?- me sorprendió aquello. Mi amiga y yo éramos unas fans enloquecidas de aquella serie.
Ana no quiso ir a verlo si no era conmigo. Y ahora por fin, nuestro sueño se iba a cumplir.
- ¡Digo! Ains, Mari te tengo que dejar, Richard quiere vernos ahora en el ensayo de la obra. Te quiero muchísimo, Mari. El martes nos vemos. Un beso, amiga.
- Vale, un beso, Ana.
Escuché como colgaba y yo me guarde el móvil en el bolsillo del pantalón. Si en ese momento me hubieran dicho todo lo que me esperaba a mi llegada a Londres, hubiese jurado que estaba soñando.
Deseaba con todas mis fuerzas que fuera unas buenas vacaciones y no tenía ni la más remota idea de que tantos sueños se iban a cumplir.

El verano de mi vida (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora